Iñaki García Arrizabalaga, cuyo padre fue asesinado por los
Comandos Autónomos Anticapitalistas, asegura que las víctimas del
terrorismo tienen derecho a la reparación y la justicia, pero no a
condicionar la política del Gobierno.
"Alguien quiere meternos en
el terreno político y lo único que va a lograr es que nuestra causa
pierda aceptación, que perdamos empatía social".
"Todos tienen derecho a una segunda oportunidad y la cárcel debe ayudar a recuperar a los terroristas para la democracia".
Cuando apenas tenía 19 años, Iñaki García Arrizabalaga, descubrió junto
a sus hermanos el cuerpo de su padre encadenado a un árbol y con un
tiro en la nuca. En un bosquecillo a apenas un kilómetro de su casa. Los
Comandos Autónomos Anticapitalistas (CAA), integrados por los comandos
Bereziak de ETA, le secuestraron y le asesinaron. El único 'delito' de
Juan Manuel García Cordero era ser delegado de Telefónica en el País
Vasco. La imagen del padre encadenado y asesinado nunca se borrará de la
cabeza de Iñaki, pero ese mismo recuerdo es el que le impulsa a ser un
firme defensor de la reconciliación y de dar una segunda oportunidad a
los terroristas arrepentidos. Ese es el mensaje que ha transmitido
durante su intervención en el XI Seminario Fernando Buesa, celebrado en
Vitoria para tratar de arrojar luz sobre el qué, cómo y para qué
recordar.
"Los cuatro o cinco años siguientes a la muerte de mi padre", rememora
Iñaki, "solo viví para odiar. El odio es un sentimiento tan fuerte que
te obliga a odiar las 24 horas del día, siete días a la semana....Todo
lo distorsiona. Durante aquellos años yo fui un militante del odio.
Hasta que me di cuenta de que además de asesinar a mi padre, estaban
arruinando mi vida. Me di cuenta de que yo era el primer perjudicado por
odiar de esa manera. Estaba arruinando mi vida". Iñaki logró salir de
esa espiral a base enrolarse en grupos pacifistas y sembrar la semilla
de la reconciliación. "Soy firme partidario de conceder una segunda
oportunidad a las personas. La cárcel debe ayudar a recuperar a los
terroristas para la sociedad. Es una victoria para la democracia y como
yo soy un firme creyente de esa idea trato de ponerla en práctica".
Iñaki ha mantenido encuentros con presos arrepentidos e incluso ha dado
su testimonio en los colegios del País Vasco como víctima de ETA.
Siempre con la misma idea: "Es imprescindible conocer las múltiples
verdades que existen en este país. Fuera de Euskadi no se creen que hubo
muertos en los controles de carretera o en las manifestaciones. Creen
que es un gran invento de la izquierda abertzale para justificar a ETA.
Al final, la verdad es la perdedora. Por eso, se debe conocer todo lo
que pasó en profundidad. Y conocerlo no significa en modo alguno
equiparar las cosas, los diferentes tipos de violencia. Nadie tiene el
monopolio del sufrimiento".
Según Iñaki, las víctimas del terrorismo tienen derecho a la
reparación y la justicia, pero no a condicionar la política
penitenciaria del Gobierno. "Alguien quiere meternos en el terreno
político y lo único que va a lograr es que nuestra causa pierda
aceptación, que perdamos empatía social. Las víctimas tienen un plus de
legitimación, pero a la hora de la reparación. Fuera de esa esfera
jugamos el mismo papel que cualquier otro ciudadano".
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