En medio del lucerío pascuero europeo, salen al baile esos economistas
sirvientes del sistema neoliberal, avivando la cueca conservadora. La
infesta crisis financiera, dicen, la que se arrastra desde el 2008, ya
se aleja. Todavía hay riesgos, aunque nunca tantos.
El discurso
falaz se adorna con cifras alegres. La palabrería se escucha y lee
mientras en las instituciones bancarias y empresas opulentas se
multiplican, opíparas, las comilonas navideñas o los pantagruélicos
almuerzos diciéndole adiós al 2013. Ejecutivos y corifeos de alto copete
se hartan.
Como antiguos romanos que ayer fueron dueños de
este continente (desde el cual escribo), a los paniaguados de hoy,
gozosos y gesticulantes, les falta solamente exclamar “¡vomitemos para
comer más!”.
Pero la realidad es porfiada. Rabia y cólera
corren por doquier: en las calles de Turín, Milán, Lisboa o Atenas se
grita contra políticos y banqueros corruptos, contra el Fondo Monetario,
el Banco Europeo y la Unión en Bruselas, autores de la fatídica troika
vigilante, la que aprieta el cuello de los indefensos.
Y a río
revuelto, en medio de las trifulcas, surgen ultras de derecha e
izquierda manoteando, buscando sucios beneficios. Neonazis empecinados
en hundir al Viejo Mundo, aleteando donde sea: París, Londres o La Haya,
no se les escapan puebluchos ni capitales.
Entretanto en los
bordes del continente recrudecen otras manifestaciones: la enorme
Ucrania dividida. Mientras unos anhelan integrarse al centro europeo
civilizado, otros se afanan por abrazarse a la oscura Rusia de Putin
atenazada de: 1) popes hinchados de vodka, 2) mercaderes diestros en
venenos, 3) misiles a destajo, y 4) homofobia recalcitrante, entre otras
perlas.
Sí. La extrema derecha se abre paso en Francia,
Italia, Hungría y hasta en los tranquilos países escandinavos. En
España, desde el Gobierno de Rajoy para abajo, esos retrógrados nadan a
sus anchas en una mayonesa de escándalos y bajo el palio de una iglesia
local con hedor a Opus Dei. Curas que se permiten ¡Dios mediante!
ignorar hasta a la autoridad papal.
¿Y la corrupción? Calculan
los responsables de la Unión en Bruselas que sube a los 120.000 millones
de euros anuales. La cifra, sin embargo, es apenas el 1,1 por ciento de
la riqueza europea que suman los veintiocho estados miembros. La
monstruosidad anida a sus anchas mejor que nunca en el sector público y
bancario. Todos los controles son ineficientes. La acción policial no
basta. Unas 3.600 organizaciones criminales hacen hoy su agosto, sea
lavando dinero, traficando con drogas o manejando las redes de
prostitución.
No obstante, en la percepción ciudadana es la
cesantía lo que más preocupa. Ya Europa cuenta con una generación
perdida: ocho millones de jóvenes sin trabajo, sin horizontes.
Así va la Navidad con el niño de Belén como telón de fondo. Y enormes
avances (que los hay) e importantes hechos valiosos se ocultan, se
olvidan, no interesan.
Sin ir más lejos, el último Nobel de
Literatura otorgado en Estocolmo a la canadiense Alice Munro, maestra
mundial del relato, pasó en puntillas.
Otro ejemplo: la puesta
en marcha del Proyecto del Cerebro Humano donde participan 135
instituciones científicas, la mayoría europeas, con un plan de diez años
de trabajo y 1.600 millones de dólares de presupuesto, no llama la
atención. Investigar ¡por fin! todo el cerebro: cien mil millones de
neuronas y cien billones de conexiones sinápticas, qué maravilla. Pero
el tema se anula entre la barahúnda, gritería futbolera, hambrunas,
caridad de a chauchas, indigentes durmiendo en la vía pública bajo
temperaturas de hielo y aburridas monsergas religiosas.
Crónicas de la actualidad europea cuyo autor, Oscar Vega, reside en
Portugal. Periodista y escritor, se inició en 1956 en el vespertino
Crónica de Concepción. Ha trabajado, entre otros medios, en los diarios
La Discusión, Clarín, La Nación, Fortín Mapocho, La Época y en revistas
como “Hechos Mundiales” y “Cauce” de Chile y “Límite Sur”, de México.
Igualmente, entre otras emisoras, Magallanes, Minería, Cooperativa
(1960-1970) y radio Berlín Internacional (1980-1990)
Su último libro,
“Música para dos”, fue publicado el 2012 por editorial Lom.
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