Proceso 1001, el franquismo contra CC.OO.
Hoy se
han cumplido 40 años del proceso 1001 por el que fueron enjuiciados 10
dirigentes de CC.OO., cuando aún era un movimiento sindical y no se
había transformado en sindicato. No fue un juicio a unas personas, a
unos dirigentes de ese movimiento sindical, fue un juicio al único
movimiento de oposición real a la dictadura franquista.
El
24 de junio d 1072 diez dirigentes de la Coordinadora General de
Comisiones Obreras fueron detenidos en el convento de los Oblatos de
Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde se encontraban reunidos, iniciándose,
con ello, el denominado proceso 1001.
Pero
no fue un juicio a esos dirigentes, fueron esos pero pudieron ser
otros. Se juzgó a un movimiento sindical que estaba trayendo en jaque a
la dictadura franquista. Un movimiento con una gran espíritu de lucha y a
la vez realista. Realista porque supo utilizar la instituciones
legales para, desde dentro de ellas, dinamitar un sindicalismo que solo
servia a los intereses de la dictadura. CC.OO. a través de las
elecciones sindicales, en el sindicalismo vertical, obtuvo importantes
cuotas de poder que sirvieron como punta de lanza para desencadenar
movilizaciones que socavaron las estructuras de la dictadura. El régimen
franquista pretendió juzgar a CC.OO. a través de esos dirigente.
Un
juicio represivo contra la libertad sindical que tuvo una gran
repercusión nacional internacional y que generó amplios movimientos de
solidaridad, con los que serían conocidos como los 10 de Carabanchel. La
prueba de ello fue las enormes penas de cárcel que se pidieron para los
dirigentes de CC.OO., muy superiores las que eran habituales para esos
"tipos de delitos". Aunque al inicio del juicio, el fiscal estaba
dispuesto a rebajar sustancialmente las penas solicitadas, un hecho
sucedido ese mismo día hizo que la situación se recondujera de una
manera vengativa. Ese día ETA asesinaba al entonces Presidente del
Gobierno, Carrero Blanco.
A
partir de ese momento la vista se transformó en violencia hacia los
encausados. Hubo amenazas de los fascistas presentes en la sala y hasta
algún intento de linchamiento, por lo que tuvieron que se protegidos por
la entonces Policía Armada. Ante la petición de aplazamiento por parte
de los abogados defensores, la respuesta del presidente del TOP fue que
no habría aplazamiento y que si de él fuera fusilaría allí mismo a los
detenidos.
El
juicio se convirtió en un ajuste de cuentas de la dictadura franquista
contra el movimiento sindical español representado en los 10 dirigentes
de CC.OO. que sirvieron de chivos expiatorios por el asesinato de
Carrero Blanco. En conjunto fueron condenados a 169 años de cárcel, por
la acusación de ejercer lo que en el mundo democrático eran derechos
fundamentales como el derecho a la reunión y a la libertad sindical. El
15/02/75 el Tribunal Supremo redujo sustancialmente las condenas del
Tribunal de Orden Público, con los que algunos salieron de inmediato de
la cárcel. El resto no lo hizo hasta final de 1975 como consecuencia el
indulto por la muerte del dictador.
La inicial condena fue la siguiente: Marcelino Camacho y Eduardo Saborido, 20 años; Nicolás Sartorius y Francisco García Salve, 19 años; Juan Muñoz Zapico, 18 años; Fernando Soto, 18 años, 4 meses y un día; y Francisco Costa, Miguel Ángel Zamora, Pedro Santiesteban y Luís Fernández, 12 años y un día.
Al
final el pretendido proceso al movimiento sindical español se convirtió
en un proceso a la dictadura, La solidaridad con los detenidos tanto a
nivel nacional como internacional fue contundente. Abogados de prestigio
y de todas las ideologías se ofrecieron para defenderlos. Desde Gil
Roble, exdirigente del franquismo, hasta Paquita Sauquillo, dirigente
de la ORT, lo que evidenció el rechazo generalizado que la dictadura
franquista provocaba entre la sociedad española. Desde el exterior la
solidaridad también se hizo sentir.
Lo principales sindicatos y partidos
de izquierda de Europa, América y Asutralia expresaron su solidaridad
mediante declaraciones y movilizaciones en sus respectivo países, así
como múltiples organismos internacionales, dirigentes políticos y
personalidades internacionales de la cultura y el deporte que reclamaban
para los sindicalistas españoles lo que era algo habitual en sus
países, el derecho a la libertad sindical y política. Todo esto hizo que
el proceso 1001 se convirtiera en un proceso internacional contra la
dictadura franquista.
Ayer el mundo sindical, las CC.OO. de hoy, rindieron homenaje a los
diez de Carabanchel en un emotivo acto en Madrid. Algunos de ellos, como
Marcelino Camacho ya no está con nosotros. Pero su espíritu de lucha y
los ideales que defendieron continúan vigentes e inalterables. El
sindicalismo de hoy tiene que adaptase a las nueva situaciones sociales,
pero sin olvidarse de las actitudes de un movimiento sindical que fue
capaz de ser el principal protagonista del cambio político en España.
Las
movilizaciones promovidas por el movimiento sindical representado
principalmente por CC.OO. durante los últimos años del franquismo y los
siguientes fueron fundamentales para consecución de las libertades
democráticas y sindicales y los derechos sociales que hoy no quiere
arrebatar el Partido Popular. La situación actual del movimiento obrero y
sindical es otra historia, que, en todo caso, nos debe llevar a seguir
reivindicando el espíritu de lucha de las CC.OO. de los 10 de
Carabanchel.
Salud, República y Socialismo.
Publicado por
Antonio Rodriguez
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