Ucrania nos ilumina: ¡a por Rajoy!
Hago, en un intento de ser honesto, una
advertencia de entrada: rompo con mi deseo de análisis y me lanzo por el
tobogán de la ira y el adoctrinamiento. Traigo mi desbocada alma
poética a la parte racional de este blog bifronte.
Yo, José Juan Hernández Lemes, mayor de
edad (demasiado para mi gusto), residente en la ciudad de Las Palmas de
Gran Canaria, hago un llamamiento público a todos aquellos que están en
contra de la política restrictiva de derechos sociales del gobierno de
Rajoy a salir a las calles y formar grupos paramilitarizados que,
haciendo acopio de armas, tomen las plazas y ocupen los edificios
oficiales.
A los compañeros madrileños les pido que no cedan hasta que
Rajoy se refugie en ese territorio de nadie que es la mítica isla de San
Borondón y el Borbón se vaya a esquiar (prótesis incluida) a Suiza con
su querida hija.
Cuando estén en la Moncloa, compañeros, disputen un
hermoso partido de pádel. En la Zarzuela aprovechen para (en la mejor
tradición borbónica) cazar alguna pieza. Si es caza mayor (a buen
entendedor pocas palabras bastan) mejor. A los compañeros catalanes les
animo a tomar las instituciones del opresor poder español y los
cuarteles. El parlamento procederá, empujado por las milicias armadas
catalanas, a proclamar la independencia. No es necesario que sean
demasiados.
Lo más importante es la organización y el padrinazgo
adecuado.
Basta ya de agitar manitas volanderas al aire, de insulsas y
festivas mareas que en el mejor de los casos otorgan victorias pírricas.
Ucrania (y Venezuela) es el camino. Aquí tenemos incluso más
legitimidad para asaltar violentamente el poder que en esos países. En
2010 Yanukóvich venció en las elecciones a Timoshenko por 49 a 45 por
ciento (900.000 votos de diferencia). En abril de 2013 Maduro ganó con
el 50,7% frente al 49,1 de Capriles (poco más de 200.000 votos) .
En las
municipales venezolanas de diciembre, planteadas como un plebiscito
sobre la gestión gubernamental por la oposición, la diferencia se amplió
a un 6,5% y 700.000 votos. En España, en noviembre de 2011, el
recortador Rajoy sacó el 44,5% de los votos. Es obvio que un 55,5 no le
votó. O sea, en Ucrania y en Venezuela es lícito cargarse, con acciones
violentas, a gobernantes con mayor apoyo popular que el nuestro.
Un
inciso. Idea para la lucha armada recogida del manual de los
"estudiantes" venezolanos: coger un cable de metal, atarlo a media
altura a un poste, y estirarlo hasta el otro lado de la
calle.
Resultado: un trabajador de 29 años que iba en moto degollado.
A
nivel internacional podemos estar tranquilos, tenemos asegurado el
reconocimiento de los Estados Unidos de Norteamérica (la de los también
norteamericanos Estados Unidos Mexicanos nos importa menos) y de la
Unión Europea que se han apresurado a celebrar la caída del dictador
ucraniano.
Como entendemos que estos vigías democráticos del mundo son
gente coherente y racional, no dudamos que nos apoyarán en nuestra
justa, y violenta, sublevación. ¿A qué estamos esperando carajo?


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