La alternativa también se da cita en Bilbo
2014/03/02
Pocas veces acogerá una ciudad como Bilbo a un colectivo tan
poderoso como el que a partir de está mañana se va a encastillar entre
las curvilíneas paredes del Guggenheim. Convidados por el PP y con las
autoridades autonómicas ejerciendo de senescales, por la célebre
pinacoteca de Frank Gehry desfilarán dirigentes de instituciones
internacionales como el FMI y el Eurogrupo, comisarios de la UE, los
jefes de Estado y de Gobierno españoles y líderes empresariales, en una
cita que es un quién es quién del capitalismo global. Los principales
responsables de las políticas que han conducido a la economía mundial a
la peor recesión en décadas fijan hoy su cuartel general en la capital
vizcaina.
Sin embargo, en estas primeras fechas de marzo Bilbo no va a ser solo escenario de un saturnal del neoliberalismo. Varias fuerzas políticas representativas de la izquierda europea –la izquierda real, no la que el sábado confirmó a Martin Schulz como candidato– compartieron ayer reflexiones con el objetivo común de conformar una alternativa al modelo que está empujando a millones de personas a la pobreza, esbozar una propuesta que permita cambiar las tornas en la batalla histórica entre opresores y oprimidos. Esa alternativa también la representan quienes durante toda la jornada se movilizarán en contra de la troika y recordarán a esa élite reunida en conciliábulo que no es bienvenida.
Bilbo amanece blindada. Policías de todos los colores, más de un millar, según algunas fuentes, permanecen apostados en torno al Ibaizabal –de hecho, también en la ría–, en un despliegue que tiene como razón de ser la respuesta social que ha generado el foro convocado por los emisarios del capital en la misma explanada que hace años, no tantos, miles de obreros lucharon por sus derechos. La clase trabajadora vasca, los estudiantes y pensionistas de este país, no tienen vocación de permanecer callados y una vez más, un 3 de marzo, han decidido echarse a la calle para protestar, por supuesto, pero también para reivindicar y construir un nuevo futuro, donde nadie pase hambre mientras unos pocos toman ponche a la sombra de un perro gigante.
Sin embargo, en estas primeras fechas de marzo Bilbo no va a ser solo escenario de un saturnal del neoliberalismo. Varias fuerzas políticas representativas de la izquierda europea –la izquierda real, no la que el sábado confirmó a Martin Schulz como candidato– compartieron ayer reflexiones con el objetivo común de conformar una alternativa al modelo que está empujando a millones de personas a la pobreza, esbozar una propuesta que permita cambiar las tornas en la batalla histórica entre opresores y oprimidos. Esa alternativa también la representan quienes durante toda la jornada se movilizarán en contra de la troika y recordarán a esa élite reunida en conciliábulo que no es bienvenida.
Bilbo amanece blindada. Policías de todos los colores, más de un millar, según algunas fuentes, permanecen apostados en torno al Ibaizabal –de hecho, también en la ría–, en un despliegue que tiene como razón de ser la respuesta social que ha generado el foro convocado por los emisarios del capital en la misma explanada que hace años, no tantos, miles de obreros lucharon por sus derechos. La clase trabajadora vasca, los estudiantes y pensionistas de este país, no tienen vocación de permanecer callados y una vez más, un 3 de marzo, han decidido echarse a la calle para protestar, por supuesto, pero también para reivindicar y construir un nuevo futuro, donde nadie pase hambre mientras unos pocos toman ponche a la sombra de un perro gigante.
Editoriala
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