Que el sucesor de Franco abdique es una mala noticia:
tendríamos que haberle derrocado hace muchos años. ¿Por qué hemos
aguantado a un rey impuesto por Francisco Franco, Caudillo de España por
la gracia de Dios?
No he visto en el baboso
telediario (ni tampoco en este periódico) ninguna imagen del Caudillo y
el futuro rey juntos en el balcón de la plaza de Oriente, ambos
haciéndose ovacionar tras cinco sentencias de muerte. Una auténtica joya
este Borbón educado por el dictador.
Este nefasto,
triste y frívolo rey era una de las herencias más infames del
franquismo, sobran las razones para alegrarse mucho de que abdique por
fin. Cobardes y timoratos, hemos permitido que este individuo juerguista
y proclive a los negocios sucios sea jefe del Estado por designación de
Francisco Franco, pero ¿vamos a permitir que su hijo sea rey sin
someter a referéndum la monarquía?
Sólo el hecho de que El País
y el PSOE hayan declarado de inmediato su apoyo a Felipe debería
hacernos sospechar que no podemos consentir que llegue al trono sin
pasar por las urnas
A su padre nos
lo impuso el dictador y al igual que Franco ha aguantado cuarenta años
en el poder. Fue un rey ilegítimo, que llegó al trono como resultado de
la arbitrariedad de un dictador sanguinario.
Su hijo carece de toda
legitimidad, salvo que se la den las urnas, puesto que su padre, Juan
Carlos, designado por Franco no está en condiciones de proporcionar
legitimidad alguna. Sin un referéndum que decida entre monarquía y
república (o entre monarquía y democracia, como ha dicho Cayo Lara con
toda la razón del mundo) no podemos consentir que la herencia de la
dictadura se perpetúe.
No someter a referéndum la
forma del Estado, sino imponerla como un trágala de matute en la
Constitución fue algo que no debíamos haber consentido. Hecho está, pero
ya es hora de enmendarlo.
No se ve por qué tenemos que resignarnos a
los borbones, con sus yates y sus cacerías, sus devaneos, sus salidas de
tono (como mandar callar a un presidente electo) y sus negocios (¿hay
que recordar que durante décadas el administrador del rey fue un tal
Manuel Prado, condenado por varias causas, todas apestosas? ¿Hay que
recordar que el golpista Armada fue jefe de la Casa Real? ¿Hay que
mencionar a Urdangarín).
Que hayamos aguantado, tras
cuarenta años de dictadura, al sucesor elegido por el dictador durante
otros cuarenta años da vergüenza y miedo.
Vergüenza por lo tan para poco que hemos sido.
Miedo porque igual decidimos seguir siendo súbditos en lugar de ciudadanos.
Pero al menos exijamos que podamos decidirlo nosotros.
No Franco ni Juan Carlos, que fue su ahijado político.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION