Ilusiones de victoria y cambio. Poco que celebrar.
La abdicación no es la rendición o cese soñado por generaciones de españolitos, sino la perfecta conquista de una larga etapa dorada e impune que precede a la siguiente.
Es la parábola de España. Aquí no se derroca o juzga a nadie del dogma, sino que las cosas se transforman o caen por sí solas para dar paso a las que el establecimiento a programado como siguientes con una cínica naturalidad.
El "eterno" modelo de España es una perpetua continuidad de regímenes fiel a su génesis autoritaria: El nacionalcatolicismo, que no es otra cosa que la criminalización de la imaginación.
Por tanto, y de momento, mi champagne sigue esperando a cambios, no reformas.
La abdicación no es la rendición o cese soñado por generaciones de españolitos, sino la perfecta conquista de una larga etapa dorada e impune que precede a la siguiente.
Es la parábola de España. Aquí no se derroca o juzga a nadie del dogma, sino que las cosas se transforman o caen por sí solas para dar paso a las que el establecimiento a programado como siguientes con una cínica naturalidad.
El "eterno" modelo de España es una perpetua continuidad de regímenes fiel a su génesis autoritaria: El nacionalcatolicismo, que no es otra cosa que la criminalización de la imaginación.
Por tanto, y de momento, mi champagne sigue esperando a cambios, no reformas.
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