El día 2 de
noviembre del año 1975, el entonces príncipe y jefe de Estado en
funciones, Juan Carlos de Borbón, posterior rey hasta hace pocas semanas
y padre de Felipe VI, visitó el Sáhara Occidental, entonces provincia
española. Frente a las guarniciones españolas aseguró: "España mantendrá
sus compromisos".
Unos compromisos que incluían un referéndum para la población saharaui, para la elección entre la creación de un Sáhara independiente o incluido en Marruecos. Según el Tribunal de La Haya había fallado dos semanas antes, ante una solicitud del monarca marroquí Hassan II, el Sáhara no tenía lazos de soberanía con Marruecos ni con Mauritania. Definitivamente, por tanto, el Sáhara Occidental no era marroquí.
Unos compromisos que incluían un referéndum para la población saharaui, para la elección entre la creación de un Sáhara independiente o incluido en Marruecos. Según el Tribunal de La Haya había fallado dos semanas antes, ante una solicitud del monarca marroquí Hassan II, el Sáhara no tenía lazos de soberanía con Marruecos ni con Mauritania. Definitivamente, por tanto, el Sáhara Occidental no era marroquí.
Ya sabemos lo que sucedió después: la Marcha Verde. El entonces monarca
alauí, Hassan II, organizó una manifestación de 350.000 marroquíes que
el día 6 de noviembre pisaba terreno español, el Sáhara Occidental,
invadiéndolo ilegalmente y truncando un proceso de descolonización que
todavía hoy sigue sin finalizar y del que el Estado español sigue siendo
responsable: continúa siendo la potencia administradora, según
reconocen hoy las Naciones Unidas. Es decir, es responsabilidad del
Estado español el cerrar un proceso de descolonización al igual que
hicieron el resto de potencias europeas en periodos anteriores.
Sin embargo, según pudimos conocer tras las revelaciones de los cables
de WikiLeaks, el trabajo diplomático español de los días próximos a la
Marcha Verde fue muy intenso. Y, por lo tanto, la labor de Juan Carlos
de Borbón, muy premeditada, pues era él el jefe de Estado en funciones
en aquel momento, debido a la ausencia por enfermedad del dictador
Franco. Solamente una semana después de que el entonces príncipe
estuviera en territorio sahariano, el 9 de noviembre de 1975, Hassan II
suspendía la Marcha Verde anunciando que se había encontrado otra
solución y que sus aspiraciones de anexionarse el Sáhara Occidental
estaban aseguradas. ¿Cuál sería aquella solución? El día 13 de noviembre
se firmaban los Acuerdos Tripartitos de Madrid, por los cuales se
entregaba ilegalmente a Marruecos y Mauritania el Sáhara Occidental, sin
cerrar el proceso de descolonización mediante el referéndum que
promovían las Naciones Unidas y al que el Estado español se había
comprometido el año anterior. Las tropas españolas debían abandonar la
colonia antes de que finalizara el mes de febrero de 1976.
Los días fueron intensos, y las negociaciones más. El 23 de octubre de
1975, cuando ya se conocía el fallo de La Haya hostil a las aspiraciones
de Hassan II, se envió un cable desde la embajada estadounidense en
Marruecos que desvelaba que el día anterior (22 de octubre) el embajador
estadounidense en Rabat, Robert G. Neumann, se había reunido con el
monarca alauí, su primer ministro y el ministro de Información. El
Departamento de Estado de Kissinger estaba perfectamente informado de la
voluntad marroquí de invadir el Sáhara saltándose los planes de
Naciones Unidas. Además, en dicho cable también se describe cómo el
entonces ministro español del Movimiento, José Solis, se había reunido
dos días antes (21 de octubre) con la contraparte marroquí y estaba al
tanto de la voluntad del rey de organizar la Marcha Verde. Hasta tal
punto tenía complacencia el rey marroquí con el Gobierno español y el
jefe de Estado, Juan Carlos de Borbón, que el rey Hassán II se animó a
declarar sobre la Marcha Verde: "el concepto es mío, la organización es
mía, daré la orden de cruzar la frontera, sólo el pueblo (marroquí)
puede impedirlo; si el pueblo no cumple mis órdenes haré las maletas y
me mudaré a la Villa de Madrid."
El resto ya es conocido. El Sáhara Occidental fue entregado a sus
vecinos, Marruecos y Mauritania, sin consultar a la población saharaui
sobre su futuro. El Frente Polisario proclamaría en 1976 la República
Árabe Saharaui Democrática (RASD).
De este modo, se inició una guerra entre los ocupantes y el legítimo
defensor del pueblo saharaui (hay que recordar que el Frente Polisario
es el único interlocutor reconocido por Naciones Unidas del pueblo
saharaui) hasta 1991, año en el que se firmó un alto el fuego auspiciado
por la ONU, en el que se reconocía que el proceso debía finalizar
mediante la celebración de un referéndum en el que la población saharaui
decidiera su futuro político. Esta consulta no se ha celebrado, aunque
ningún estado del planeta reconozca al Sáhara Occidental como parte de
Marruecos y muchos sí que reconozcan a la RASD como un estado
independiente. Sin embargo, los poderes fácticos y las principales
potencias, con Francia y España a la cabeza, siempre se han situado muy
próximos a los deseos de la monarquía marroquí.
Entre estos poderes fácticos cabe destacar a la monarquía española.
Durante el reinado de Juan Carlos I siempre imperó una gran amistad
entre las dos casas reales. Y todos los gobiernos, socialistas y
populares, que han llegado a la Moncloa han dejado atrás sus promesas en
la oposición y en campañas electorales de favorecer a los legítimos
derechos de los saharauis, es decir, de cumplir con la legalidad
internacional. Numerosas son las muestras en público de afecto entre
Juan Carlos I y Hassan II o su heredero, Mohamed VI. Cabe recordar cómo
el anterior monarca español se hizo llamar hermano mayor de Mohamed VI
tras el fallecimiento de Hassan II. También podemos encontrar en la
hemeroteca numerosos encuentros en los que ambos monarcas se deshacen en
halagos y cumbres en las que los distintos gobiernos españoles nunca
han dudado en capitanear iniciativas favorables a los intereses
marroquíes aunque estos supusieran, incluso, un deterioro de sectores
estratégicos de la economía española.
¿Recuerdan cómo José Luis
Rodríguez Zapatero fue el mayor valedor para que la Unión Europea
otorgara a Marruecos un estatuto avanzado por el cual se le considera
socio preferente de Bruselas? En una cumbre, engalanada con la mayor
pompa posible, celebrada en Granada en el año 2010, la Unión Europea
escenificó un trato preferente a Marruecos, un país donde la democracia
brilla por su ausencia, saltándose todos sus principios y declaraciones a
favor de los derechos humanos. ¿Cómo olvidar las múltiples acusaciones
públicas que organizaciones de todo tipo y partidos políticos han hecho
sobre el enriquecimiento personal y familiar que Juan Carlos I y otros
dirigentes políticos han obtenido a través de las buenas relaciones con
la monarquía alauí?
Mientras tanto, la población saharaui ha sobrevivido casi cuarenta años
dividida por un muro de cerca de 2.700 kilómetros de largo rodeado de
minas antipersona. A un lado, en el sur de Argelia, miles de familias
saharauis sobreviven en campos de población refugiada gracias a la ayuda
internacional, combatiendo el hambre, las temperaturas extremas y la
imposibilidad de ser ciudadanos de ningún estado. Al otro lado del muro,
en los territorios ocupados por Marruecos, otras miles de familias
saharauis llevan sufriendo, durante todo este periodo, las violaciones
de sus derechos más elementales por parte de las fuerzas de ocupación
mediante torturas, desapariciones, detenciones arbitrarias, privación
del derecho a la libre expresión..., tal y como han denunciado multitud
de organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch,
relatores de las Naciones Unidas, delegaciones de distintos parlamentos
europeos y de otras democracias.
Felipe VI: ¿transparencia?
Ente lunes que nuestro nuevo monarca, Felipe VI, se abraza a su homólogo
marroquí, si no se inclina ante él en forma de genuflexión, cabe
recordar que ese saludo de la "más alta representación de nuestro
Estado" vuelve a enterrar bajo la arena del desierto más olvidado a una
población entera, la saharaui. Ese saludo significa un golpe a los
derechos humanos y a la legalidad internacional. Y una gran parte de la
sociedad española lo considera una traición, y un sonoro "no nos
representa".
Una visita real que simboliza algo más que unas buenas relaciones
bilaterales entre ambos estados. Según sabemos por diferentes agentes y
observadores internacionales, el régimen marroquí no sólo condena a la
miseria a la población saharaui, sino a su propia población, a la que
priva, en muchas ocasiones, de sus más elementales derechos y de un
sistema democrático. Y, por supuesto, no hace falta recordar el trato
vejatorio que el régimen marroquí proporciona a las personas migrantes
que desde allí pretenden llegar a Europa.
Felipe VI, el día que fue proclamado rey, abogó por una monarquía
"íntegra y transparente". Sin lugar a dudas, un buen ejercicio de
transparencia sería el hacer públicas todas las decisiones tomadas por
su antecesor en reuniones con los homólogos marroquíes y otros jefes de
estados autoritarios. De igual modo, debe ser una exigencia, para que
dicha transparencia no se convierta más que en palabras, el que la
opinión pública española pueda conocer qué sucedió en los días previos a
la Marcha Verde, cuando el Estado español decidió frustrar el futuro de
un pueblo y de un territorio que, en aquel entonces, era una provincia
española más.
¿Qué tuvo que ver Juan Carlos de Borbón en aquel abandono al pueblo
saharaui? ¿Por qué se tomó aquella decisión? ¿Va a continuar Felipe VI
priorizando las buenas relaciones entre las dos casas reales a los
derechos humanos y la legalidad internacional?
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