La escritora y periodista Rebeca Quintans
"Para hablar del libro, salíamos de la redacción y le quitábamos la batería a los teléfonos móviles"
Catorce años después de la publicación de la biografía no autorizada de Juan Carlos I 'Un rey golpe a golpe', su autora revela su identidad y cuenta todas las dificultades que tuvo que sortear
UNAI ARANZADI
En el año 2000 la editorial vasca Ardi Beltza (cerrada un año más tarde por orden del juez Baltasar Garzón) publicó Un rey golpe a golpe,
una biografía no autorizada sobre Juan Carlos I. El libro, a pesar del
marcaje policial que sufría la editorial y su director, Pepe Rei, pudo
salir a la luz y ser exitosamente distribuido, aunque por motivos de
seguridad hubo de ser firmado con un seudónimo, el de "Patricia Sverlo".
Hoy, catorce años después, su verdadera autora, Rebeca Quintans, ha
decidido romper su silencio y reconocer su autoría en Público.es.
El tema es largo. Sigue habiendo muchos casos, demasiados, que llegan directamente a la Audiencia Nacional por injurias al rey. Algunos, notorios, como el caso Otegi. Precisamente voy a ir ahora en julio a participar en Yokohama en un congreso, con una comunicación sobre ese tema: "Monarquía y libertad de expresión: pragmática de la injuria"; y no me remonto a casos lejanos. Pero estoy de acuerdo con que la libertad hay que ganarla, dando pasos adelante, y en eso sí está cambiando la situación: cada vez son más los que se atreven.
Yo creo
que ahora mismo no hay periodismo de investigación propiamente dicho. En
los grandes medios lo que hay es periodismo de "filtración", que es muy
diferente. Para el periodismo libre lo que pasa es que todo ha cambiado
muchísimo, está pasando por una evolución que todavía no ha terminado.
Internet, las redes sociales, las publicaciones digitales, están
abriendo muchas posibilidades. Están muchas cosas en marcha muy
interesantes. Pero hay un problema por resolver: ¿Cómo se financia? El
trabajo del periodista es cada vez más precario. Se comparte mucha
información gratuitamente y nadie parece dispuesto a pagar.
Ni los lectores ni los empresarios de toda la vida. Y la publicidad no es una opción para la información libre, porque los anunciantes controlan los contenidos, y los anunciantes son el sistema, el verdadero poder. El periodista no puede vivir del aire, ni asumir solo los gastos de su trabajo (luz, teléfono, viajes, invitar aunque solo sea a un café al entrevistado...). Y el resultado es que casi todo se vuelve opinión, porque es lo único que no cuesta dinero hacer. La gente tiene que asumir que la información libre hay que pagarla, porque con voluntarismo no vamos a llegar muy lejos. Pero tiene que haber relevo. ¿Cómo no va a haberlo?
Muchas,
claro que sí. El accidente de Pepe Rei, y el cierre de Kale Gorria poco
después, tiró al traste con un montón de proyectos que estaban ya
iniciados. Como una segunda parte, centrada en la figura de Felipe; o un
documental, para el que ya teníamos un borrador de guion y un plan de
trabajo. Y el libro había que actualizarlo. La necesidad se vio
enseguida. Este rey y su familia no dejaban de ofrecernos temas nuevos.
Siempre dieron mucho juego, periodísticamente hablando. Se podía uno
dedicar prácticamente en exclusiva a hacerles un seguimiento y nunca te
quedabas parado. Saqué algunos reportajes en Kale Gorria y, después del
cierre, en publicaciones alternativas como Diagonal y El otro país.
Pero dejé el periodismo -profesionalmente- hace años, y la falta de tiempo y circunstancias personales no me han permito todavía terminar ni siquiera la actualización del libro.
En eso estoy, dedicándole todas mis vacaciones, y espero terminarlo de forma bastante inmediata. Alguna editorial ya mostró en alguna ocasión su interés por publicarlo, y vamos a ver qué pasa. Sí, se quedaron muchas cosas en el tintero, y la espina de no poder firmarlo con mi nombre. No por no poder presumir alguna que otra vez con los amigos... Cuando detuvieron a Pepe y cerraron la editorial fue una situación muy difícil; pero oficialmente no decían ni una palabra del libro. Fue muy duro. En fin, me gustaría ver si es cierto eso de que ya no hay censura, como hablábamos al principio, y lo puedo publicar con mi nombre, en libertad. Ya os lo contaré.
En
el libro se dice que el seudónimo de Patricia Sverlo, más que a una
persona, representa un "estado de situación" el cual "se espera que
cambie en el futuro". ¿Ha cambiado la situación o todavía es demasiado
pronto para decir que se puede criticar con plena libertad a la
monarquía española?
En comparación con el año 2000, ha cambiado un
poco, pero muy poco. Y desde luego no tanto como algunos dicen. Se han
publicado algunos libros críticos sobre el rey y no ha pasado nada. Es
cierto. Y sus autores (Iñaki Anasagasti, Iñaki Errazkin... ) han hablado
de que ya no hay censura. Pero que algunos libros no hayan tenido
problemas no quiere decir mucho.El tema es largo. Sigue habiendo muchos casos, demasiados, que llegan directamente a la Audiencia Nacional por injurias al rey. Algunos, notorios, como el caso Otegi. Precisamente voy a ir ahora en julio a participar en Yokohama en un congreso, con una comunicación sobre ese tema: "Monarquía y libertad de expresión: pragmática de la injuria"; y no me remonto a casos lejanos. Pero estoy de acuerdo con que la libertad hay que ganarla, dando pasos adelante, y en eso sí está cambiando la situación: cada vez son más los que se atreven.
Este libro rupturista, nacido
de una editorial censurada, con un director regularmente encarcelado y
jóvenes periodistas de investigación asumiendo riesgos, recoge otro
enigma, el de su impresión. ¿Se puede decir ya dónde o cómo fue impreso?
En el libro se dice que Ardi Beltza fue la editorial y usted, con su
seudónimo, la autora, pero el espacio en que dice "Impresión" permanece
vacío en un inquietante blanco...
"Todo era muy clandestino. Tomábamos muchísimas medidas de seguridad. Yo sólo hablaba con Pepe Rei"La
verdad es que de ese punto en particular puedo decir muy poco... Todo
era muy clandestino. Tomábamos muchísimas medidas de seguridad. Yo sólo
hablaba con Pepe Rei. Cuando iba a la redacción de Orereta, nadie sabía
quién era y qué estaba haciendo allí exactamente.
Era Rebeca, colaboradora de Madrid. Para hablar del libro, salíamos de la redacción Pepe y yo, le quitábamos la batería a los teléfonos móviles, y charlábamos paseando por la Concha, Hondarribia, o nos íbamos al Jaizkibel, que era un sitio favorito de Pepe. No sé quién estaba al corriente en la redacción de que era yo la que estaba trabajando en el libro del rey. Yo tampoco sabía quién estaba en el ajo y quién no. Todo estaba compartimentado. Un proyecto, ya digo, muy clandestino, sobre el que no había que preguntar demasiado. Yo no preguntaba nada que no creyera que tenía que saber. Pero si hago memoria, de estas cosas que oyes sin querer, aunque hace mucho tiempo y no puedo estar segura del todo, creo que se imprimían en Portugal, a muy buen precio, por cierto.
Era Rebeca, colaboradora de Madrid. Para hablar del libro, salíamos de la redacción Pepe y yo, le quitábamos la batería a los teléfonos móviles, y charlábamos paseando por la Concha, Hondarribia, o nos íbamos al Jaizkibel, que era un sitio favorito de Pepe. No sé quién estaba al corriente en la redacción de que era yo la que estaba trabajando en el libro del rey. Yo tampoco sabía quién estaba en el ajo y quién no. Todo estaba compartimentado. Un proyecto, ya digo, muy clandestino, sobre el que no había que preguntar demasiado. Yo no preguntaba nada que no creyera que tenía que saber. Pero si hago memoria, de estas cosas que oyes sin querer, aunque hace mucho tiempo y no puedo estar segura del todo, creo que se imprimían en Portugal, a muy buen precio, por cierto.
Veteranos
periodistas de investigación como Rafael Gómez Parra, aseguran que
personajes como Mario Conde, Pedro Jota Ramírez, Juan Luís Cebrián o
José Bono compraron el libro a través de amigos. ¿Cómo fue la
distribución de este?
Algunos de los que nombras recibieron el
libro por correo, por cortesía de la editorial, directamente. Así que te
puedo asegurar que esos sí lo tenían. Hicimos una lista bastante amplia
que incluía un montón de personajes "relevantes" en aquel momento. Nos
llegaron muchos comentarios off the record. En los mentideros de la
corte se hablaba de él. Alguno que otro hasta había presumido en
pequeños círculos de haber colaborado y de conocer a su autora. Y era
verdad. Me entrevisté incluso con alguno de los que nombras. Pero nunca
revelaron nada que no se pudiera saber.
"Toda la estrategia editorial de Ardi Beltza había estado pensada para preparar el lanzamiento del libro del rey"Comprarlo
tampoco era complicado. Toda la estrategia editorial de Ardi Beltza
había estado pensada para preparar el lanzamiento del libro del rey.
Hubo que sacar otros antes, bastante inocuos (Gran Hermano, por
ejemplo), para que la distribuidora pudiera introducir la editorial en
los grandes mercados, hasta en las grandes superficies.
Funcionó bastante bien. Después, cuando lo creíamos todo resuelto, aún nos encontramos con bastantes problemas. El Corte Inglés, que había vendido miles de ejemplares de Gran Hermano, se negaba en rotundo a distribuir este título. Pero sí funcionó en otras librerías más pequeñas y algunas grandes. No estaba en los escaparates, desde luego, pero estaba. En Madrid lo tenían hasta en La Casa del Libro (una de las librerías más grandes); debajo de la mesa, pero lo tenían. Y como no se vendía mal, hacían pedidos frecuentes a la distribuidora. Algunos libreros nos contaron que había quien lo pedía en voz baja, como con miedo o vergüenza. Y había anécdotas en la línea de lo que cuenta Gómez Parra.
Funcionó bastante bien. Después, cuando lo creíamos todo resuelto, aún nos encontramos con bastantes problemas. El Corte Inglés, que había vendido miles de ejemplares de Gran Hermano, se negaba en rotundo a distribuir este título. Pero sí funcionó en otras librerías más pequeñas y algunas grandes. No estaba en los escaparates, desde luego, pero estaba. En Madrid lo tenían hasta en La Casa del Libro (una de las librerías más grandes); debajo de la mesa, pero lo tenían. Y como no se vendía mal, hacían pedidos frecuentes a la distribuidora. Algunos libreros nos contaron que había quien lo pedía en voz baja, como con miedo o vergüenza. Y había anécdotas en la línea de lo que cuenta Gómez Parra.
El
final del siglo pasado, fecha en la que Pepe Rei le propuso escribir el
libro, fueron, quizás, los días dorados del régimen del 78, en los
cuales el sector privado, las fuerzas de seguridad del Estado, la
ilusión de la prosperidad, así como la propia monarquía estaban en lo
más alto, creyéndose invencibles. ¿Cómo era ejercer el periodismo de
investigación en un Madrid donde el poder lo tenía prácticamente todo?
"Las revistas tenían las neveras llenas de reportajes que no se podían publicar, que no eran oportunos..."Complicado, muy complicado. Yo era freelance,
y no pocas veces pactaba un tema con una revista, hacía el reportaje, y
luego no querían publicarlo. Me daban largas... Tenían las neveras
llenas de reportajes que no se podían publicar, que no eran oportunos...
Solo una vez me dijeron claramente: "No lo vamos a publicar. Te lo
pagamos, pero lo guardamos en un cajón". No quise y me lo llevé. Luego
conseguí publicarlo en una revista que se llamaba Artículo 20 y que duró
muy poco. Eran años en los que cerraban publicaciones constantemente,
pero se abrían otras... Los momentos de lanzamiento de una publicación
siempre eran mejores para publicar. Se podían "colar" más temas. En las
redacciones de la prensa convencional, como Interviu, el periodismo daba
sus últimos coletazos.
A los periodistas de toda la vida (como Gómez Parra y Andrés Sánchez) no les dejaban apenas trabajar, no podían hacer temas serios, estaban deseando librarse de ellos... Cuando Pepe Rei montó Ardi Beltza fue como una bocanada de aire fresco. Nos pidió a los que estábamos en Madrid que le pasásemos temas que no nos hubieran querido publicar por cuestiones políticas o político-económicas. Y había un montón. Yo misma tenía tres o cuatro listos. Y muchos otros periodistas, con seudónimo para que no les echaran de su curro, también le enviaron cosas.
A los periodistas de toda la vida (como Gómez Parra y Andrés Sánchez) no les dejaban apenas trabajar, no podían hacer temas serios, estaban deseando librarse de ellos... Cuando Pepe Rei montó Ardi Beltza fue como una bocanada de aire fresco. Nos pidió a los que estábamos en Madrid que le pasásemos temas que no nos hubieran querido publicar por cuestiones políticas o político-económicas. Y había un montón. Yo misma tenía tres o cuatro listos. Y muchos otros periodistas, con seudónimo para que no les echaran de su curro, también le enviaron cosas.
Pepe Rei se
inició como periodista de investigación destapando el llamado "caso
Redondela" en su Galicia natal. Más tarde, dada la etapa, pasaría a
trabajar en la prensa del movimiento, a colaborar con el equipo de
investigación de Interviú e incluso quiso ser reclutado personalmente
por Pedro Jota Ramírez para El Mundo, terminando en Egin con la
consecuencias que todos sabemos. En una etapa álgida del conflicto
vasco, en el que prácticamente todo el soberanísmo era criminalizado,
¿cómo se veía desde la capital del Estado la colaboración con medios,
editoriales o profesionales vascos tan perseguidos y señalados?
"No se podía colaborar abiertamente con ningún medio vasco. Había muchísima presión"Eso
era terrible. Te criminalizaban y te quedabas sin poder trabajar. No se
podía colaborar abiertamente con ningún medio vasco. Había muchísima
presión. Si yo hubiera firmado, no ya el libro, sino cualquier
colaboración en la publicación de Pepe Rei, no habría vuelto a publicar
en Madrid. Y también hubieran puesto en la calle a mi compañero, Andrés
Sánchez, que estaba en Inteviu (y que también colaboraba con seudónimo
en Ardi Beltza). En las redacciones el aire estaba enrarecido, incluso
entre los compañeros. Por momentos, aquello parecía el nazismo.
No se podía hablar. Cuando venía Pepe Rei evitaba pasearse por la calle con nadie. Madrid no era seguro. Hubo unas campañas muy agresivas. Muchos periodistas lo sufrieron, porque se les ocurrió publicar algo en Gara, o porque sacaron un tema de presos políticos, o porque salieron en la tele en algún acto por la libertad de expresión... Otro peligro era que entregaras un tema y que el redactor jefe te cambiara los titulares y lo que le diera la gana, sin decirte nada, dejándote con el culo al aire delante de tus fuentes. Quedabas como un fascista y no podías hacer nada. Con eso había grandes broncas también. Fue una etapa muy fea.
No se podía hablar. Cuando venía Pepe Rei evitaba pasearse por la calle con nadie. Madrid no era seguro. Hubo unas campañas muy agresivas. Muchos periodistas lo sufrieron, porque se les ocurrió publicar algo en Gara, o porque sacaron un tema de presos políticos, o porque salieron en la tele en algún acto por la libertad de expresión... Otro peligro era que entregaras un tema y que el redactor jefe te cambiara los titulares y lo que le diera la gana, sin decirte nada, dejándote con el culo al aire delante de tus fuentes. Quedabas como un fascista y no podías hacer nada. Con eso había grandes broncas también. Fue una etapa muy fea.
El
jefe del Estado era una figura blindada que se revelaba y revela
inaccesible para el común de los ciudadanos. ¿Cómo hizo usted para
acceder a tantos valiosos datos?
"Yo
acababa de terminar una tesis doctoral sobre los discursos del rey en la
prensa y tenía mucha documentación que no había podido utilizar"Es muy cierto que Un rey golpe a golpe
es sobre todo un trabajo de documentación, pero no sólo. Yo acababa de
terminar una tesis doctoral sobre los discursos del rey en la prensa.
Tenía mucha documentación que no había podido utilizar. Mucho trabajo de
hemeroteca y bibliográfico, y eso fue el punto de partida del libro.
Casi toda la información estaba ahí, solo había que cogerla. Y leer
entre líneas, ir a las fuentes (sentencias, documentos oficiales...)
para tener una información más veraz, confirmar con los testigos
directos... Periodistas que habían investigado algunos episodios y que
no habían podido publicar todo lo que sabían me pasaron información.
Y Pepe Rei, cuando me encomendó la tarea, me facilitó todos los contactos de que disponía... y tenía muchos. Pepe Rei era un genio convenciendo a los juguetes rotos de la Santa Transición de que lo mejor que podían hacer en la vida era contárselo todo a él. Los abducía. Y me puso en bandeja muchísimas entrevistas. Había que cribar, eso sí: algunos contaban historias muy peregrinas, otras que era imposible contrastar o confirmar... Pero las fuentes más fructíferas sirvieron sobre todo para distinguir el grano de la paja e ir quedándome con lo importante, con la información buena. Estuve meses trabajando en exclusiva para el libro, gracias al apoyo de mi compañero, Andrés Sánchez, en todos los sentidos (en el económico también). Y al final de todo el proceso, aparte de lo ya conocido, pudimos ofrecer en el libro muchas informaciones nuevas, inéditas; aunque no quise destacarlas para no poner de relieve las partes más vulnerables del libro, a efectos de una querella.
Y Pepe Rei, cuando me encomendó la tarea, me facilitó todos los contactos de que disponía... y tenía muchos. Pepe Rei era un genio convenciendo a los juguetes rotos de la Santa Transición de que lo mejor que podían hacer en la vida era contárselo todo a él. Los abducía. Y me puso en bandeja muchísimas entrevistas. Había que cribar, eso sí: algunos contaban historias muy peregrinas, otras que era imposible contrastar o confirmar... Pero las fuentes más fructíferas sirvieron sobre todo para distinguir el grano de la paja e ir quedándome con lo importante, con la información buena. Estuve meses trabajando en exclusiva para el libro, gracias al apoyo de mi compañero, Andrés Sánchez, en todos los sentidos (en el económico también). Y al final de todo el proceso, aparte de lo ya conocido, pudimos ofrecer en el libro muchas informaciones nuevas, inéditas; aunque no quise destacarlas para no poner de relieve las partes más vulnerables del libro, a efectos de una querella.
Y
respecto al panorama actual del periodismo de investigación en el
Estado, ¿le parece que hay relevo al trabajo que desarrolló en su día
EGIN, Ardi beltza, Interviú o usted misma?
"Ahora
mismo no hay periodismo de investigación propiamente dicho, en los
grandes medios lo que hay es periodismo de "filtración"
Ni los lectores ni los empresarios de toda la vida. Y la publicidad no es una opción para la información libre, porque los anunciantes controlan los contenidos, y los anunciantes son el sistema, el verdadero poder. El periodista no puede vivir del aire, ni asumir solo los gastos de su trabajo (luz, teléfono, viajes, invitar aunque solo sea a un café al entrevistado...). Y el resultado es que casi todo se vuelve opinión, porque es lo único que no cuesta dinero hacer. La gente tiene que asumir que la información libre hay que pagarla, porque con voluntarismo no vamos a llegar muy lejos. Pero tiene que haber relevo. ¿Cómo no va a haberlo?
Por un motivo u otro del momento, ¿se le quedaron cosas en el tintero?
"Se quedaron muchas cosas en el tintero, como una segunda parte, centrada en la figura de Felipe; o un documental"
Pero dejé el periodismo -profesionalmente- hace años, y la falta de tiempo y circunstancias personales no me han permito todavía terminar ni siquiera la actualización del libro.
En eso estoy, dedicándole todas mis vacaciones, y espero terminarlo de forma bastante inmediata. Alguna editorial ya mostró en alguna ocasión su interés por publicarlo, y vamos a ver qué pasa. Sí, se quedaron muchas cosas en el tintero, y la espina de no poder firmarlo con mi nombre. No por no poder presumir alguna que otra vez con los amigos... Cuando detuvieron a Pepe y cerraron la editorial fue una situación muy difícil; pero oficialmente no decían ni una palabra del libro. Fue muy duro. En fin, me gustaría ver si es cierto eso de que ya no hay censura, como hablábamos al principio, y lo puedo publicar con mi nombre, en libertad. Ya os lo contaré.
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