La
repugnancia cortesana, el hedor a pleitesía ya se está propagando desde
las cloacas políticas hasta las mediáticas con motivo de la muerte del
capo de la mafia financiera española Emilio Botín,
personaje que representó lo peor de un régimen que ha estado y está al
servicio de los poderes financieros y del que fue su máximo tutor. Botín
gobernó este país en la sombra, eso es indubitable, como lo hacen,
también, instituciones delictivas internacionales como el FMI sobre los
gobiernos que les son dóciles o afines. Las brutales políticas
económicas y duros ajustes contra los trabajadores y las clases medias
españolas, en los últimos veinticinco años, han venido, en muy buena
medida, de la mano de este delincuente absuelto mil veces por una
justicia plagada también de delincuentes con toga.
El omnímodo poder
económico compra y vende voluntades, políticas y judiciales; se sabe de
siempre. Botín fue un ejemplo para otra mafia, la política, la del
bipartidismo del PPSOEGAL quien ejecutó los mandatos de su amo gran
capitalista para poner en práctica el terrorismo social en este país. La
cascada de laudatorios hacia el finado gángster no hacen sino confirmar
en manos de quien verdaderamente estamos.
Tratos
continuos de favor del Estado español hacia el delincuente Botín
convirtieron a éste en un personaje inexpugnable y con barra libre para
mover los hilos de la economía política del gobierno de turno. Botín
ordenaba y mandaba, las marionetas políticas en el poder ejecutaban. El
pueblo que les eligió, un convidado de cartón piedra. Lo demás….tráfico
de influencias, delitos fiscales por cesiones de crédito, apropiaciones
indebidas, administración desleal, delitos por entrega de acciones,
fraude fiscal penalizable con cárcel por cuentas delictivas en Suiza y
otras mamandurrias multimillonarias del clan Botín estaban a salvo en la
Moncloa, en la Audiencia Nacional, en la Zarzuela o en el CNI, por qué
no, puesto que esta organización tiene que disponer, necesariamente, de
mercenarios-colaboradores en las más altas instituciones
político-bancarias del país.
España vive un momento fantástico
decía hace un año el capo del Santander. Quien iba a llevarle la
contraria desde el pudridero político español…si entre ambos
“partenaires” habían urdido el saqueo y expolio público para beneficiar a
manos llenas al capital financiero privado. La
maquinaria de los desahucios seguía impune, la fuga y blanqueo de
capitales a paraísos fiscales estaba como nunca, las inyecciones
milmillonarias de capital público a la banca iban a todo vapor, los
despidos y contrataciones laborales bananeras el chollo inimaginable
para empresarios y el capitalismo financiero internacional…
Por eso, los dos cabecillas políticos del reino han sentido como suya la muerte de Botín: Rajoy
hablando del compromiso del mafioso con su país (¿se refería a Suiza
por un casual?) y el nuevo muñequito de la CIA y la OTAN en el Psoe, el
socialgaloso Pedro Sánchez, decía que la muerte del capo le había ocasionado nada menos que “tristeza”.
Tristeza de amor que diría Hilario Camacho…ya que fue un amor
compartido hasta el fin.
Los dos partidos políticos, máximos
representantes de la oligarquía bancaria, perdían al tercer hombre de la
Moncloa, mientras que sus comilitones tertulianos asentían en favor del
fallecido, algo lógico si tenemos en cuenta que sus medios de
desinformación y propaganda están financiados por la banca y el Opus Dei. No se puede criticar al amo que te da de comer.
Mientras la
gran bazofia institucional y mediática sigue coreando las fantásticas
bondades (defraudatorias) del Padrone Botín, ocultando asquerosamente
sus delitos, el resto miramos con desprecio la figura de un sátrapa que
tuvo el poder inmenso y totalitario de poner contra las cuerdas a todo
un pueblo para salvaguardar los intereses propios y del complejo
financiero internacional.
Gana siempre
la Banca, por si alguien no lo sabía. Hoy ganó el pueblo, aunque sea
una victoria pírrica, puesto que seguirán mandando los de siempre.
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