Antonio Turiel, para
algunos, un visionario, para otros, un catastrofista, se presenta como
lo que es, un científico del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC). Y en calidad de hombre de ciencias, con datos en una
mano y una ardua investigación labrada durante quince años en la otra,
interviene en la ponencia de energía del Parlamento vasco. Está
convencido, y así se lo trasladará a los parlamentarios, de que “es
físicamente imposible continuar con el actual ritmo de consumo”. Pese a
la delicada situación que dibuja, Turiel es optimista. Cree el nivel de
conocimiento adquirido y la técnica desarrollada por la sociedad actual
servirá para dotar a la civilización de un modelo diferente con una
calidad de vida que no tiene por qué ser inferior a la actual. “El fin
del capitalismo no es el fin del mundo” advierte.
Participa
en la ponencia de energía en el Parlamento vasco. La mayoría de los
parlamentarios, a juzgar por las premisas que defienden, relacionan la
recuperación económica con el crecimiento. Ese crecimiento conlleva
incremento del consumo que a su vez lleva aparejado el incremento del
consumo energético y usted -contrario a esos postulados- pretende
desmontarles su discurso. No se va a tomar muy bien que les diga que hay
que dejar de crecer, ¿no cree?
Ja, ja. Bueno, realmente lo
que les voy a decir es bastante peor que eso. Yo soy científico y mis
posiciones sobre estos temas son de tipo lógico, no ideológico. No
quiero convencer a nadie desde ese punto de vista. Les mostraré los
datos para que sean conscientes de una clara evidencia: que hay una
imposibilidad física de continuar con el actual consumo de energía.
No
existe ninguna evidencia de que se pueda conseguir crecimiento económico
sin aumentar el consumo energético. Nuestra disponibilidad de energía
por fuerza va a disminuir -cosa que ya está pasando- y para conseguir el
crecimiento hace falta aumentar el consumo de energía y al revés; si
disminuimos el consumo de energía vamos a entrar en una situación de
decrecimiento forzado. Mi conclusión es que en esa situación de
decrecimiento forzado no podemos seguir de manera permanente. Puede
haber fases de pequeña de recuperación como parece que es en la que
estamos entrando ahora pero siempre serán seguidas por fases de
decrecimiento muchos más fuertes. En realidad el tema del ahorro y la
eficiencia no conducen a nada en un sistema productivista. La solución
al problema pasa por rediseñar el modelo económico. Nadie piensa en
salirse del paradigma económico, en salirse en un sistema de crecimiento
del capital , que tiene derecho a una retribución por el hecho de
existir. Pero insisto, eso es físicamente imposible. No hay energía para
propulsar esto. Debemos adaptarnos a esta realidad física que puede
volverse bastante dura en unos años.
Mal lo pinta, ¿estamos rozando el límite de las fuentes de energía?
Sí. La situación del sector
petrolero es bastante inquietante, por ejemplo. Las empresas, para
mantener proyectos ruinosos como las arenas bituminosas del Canadá o como la extracción de gas mediante fracking en EEUU, básicamente se están arruinando. Esto, más pronto que tarde va a explotar, es una burbuja
de dimensiones globales y va a causar muchos problemas. Yo soy
científico, no predicador. Trabajo con datos. Pero todos bebemos de las
mismas fuentes de datos. Luego es cuestión de interpretarlos. Si el
resto entiende al analizarlos que no es correcto lo que expongo, me
pueden rebatir. El primer paso es el diagnóstico correcto de lo que está
pasando y yo creo, después de 15 años de investigaciones, que el mío es
certero.
Ante
esta situación y con el objetivo de esquivar esa dependencia energética
del exterior, son muchos en Euskadi los que tienen los ojos puestos en
el fracking. Pero el rechazo social hacia esta técnica de extracción de
gas ha llegado al Parlamento. Las plataformas contrarias a la factura
hidráulica han recogido mas de 100.000 firmas
para que se prohíba. El Gobierno vasco defiende que se investigue su
uso. ¿Aquí se pueden dar unas condiciones diferentes que hagan rentable e
inocuo el fracking?
No soy geólogo pero no
parece que haya nada en el subsuelo del País vasco particularmente
óptimo en las formaciones geológicas de aquí. De hecho existen
condicionantes sobre el terreno que indican que es peor , ya que estamos
hablando de zonas que están más habitadas que los lugares que se están
explotando en EEUU. Allí se hace en Dakota del Norte, Montana, Tejas …
zonas ampliamente despobladas. Luego hay problemas logísticos. Como las
extracciones de fracking duran muy poco tiempo, no se construyen
gaseoductos para transportarlo. Los pozos tiene una vida media muy
corta.
En el primer año de explotación produce entre el 75 y 80% de todo
lo que producirá en su vida.
En el caso de EEUU muchos estudios
oficiales, no de sectores mas críticos, muestran que el fenómeno no va a
durar más de dos o cinco años más. No se hace inversión en
infraestructura porque no se rentabilizaría y se transporta todo con
camiones con una impacto sobre el territorio muy fuerte. Es maquinaria
pesada, con productos químicos y riesgos de accidente. En cuanto al
impacto ambiental. No está suficientemente estudiado porque no tenemos
un registro muy largo de este tipo de actividades, No tenemos décadas de
experiencia para ver cuál es el impacto a largo plazo por el escape de
tóxicos. Sin embargo por lo ocurrido en explotaciones más
convencionales, el el 50% de los encofrados de un pozo típico de gas
pierde su integridad estructural en un periodo de unos cinco años, las
filtraciones pueden se significativas. Por el principio de precaución
uno no debería lanzarse a perforar sin estar seguro del impacto
ambiental.
¿Algún otro inconveniente que apuntar sobre la fractura hidraúlica?
La cuestión ambiental no es
un aspecto del que yo me ocupo, sí me preocupa pero no es de la que más
me ocupo porque ya desde el punto de vista económico y financiero no
está nada claro que este sea un negocio económico y de rentabilidad.
Informe del pasado julio del Departamento de energía de EEUU que
demuestra que las 127 empresas más grandes del mundo dedicadas a extraer
petróleo y gas tiene un desfase contable nada más y nada menos 110.000
millones de dólares. El petróleo y gas que venden no compensa con lo que
esos gastan. Ese agujero lo compensan vendiendo a activos a empresas
más pequeñas o endeudánose más. Es una burbuja de deuda monstruosa que
va a acabar reventando. Es un tema muy serio.
Yo expongo los datos y los que tiene que construir un modelo alternativo no somos los científicos sino los que han asumido la responsabilidad de representar y servir al ciudadano, los políticos.
¿Nos salvaran entonces las energías renovables?
El problema de las
renovables, y es algo que muchas veces no se tiene en cuenta, es que
también tiene límites.,La energía puede ser renovable pero los sistemas
que usamos para su captación no lo son. Pongamos como ejemplo un molino
de viento. Los más pequeños tiene mástiles de ochenta metros y aspas de
cuarenta metros de largo. Todo esto se sostiene con hormigón que se hace
con cemento, obtenido en las fábricas cementeras quemando gas natural;
para reforzar el acero se utiliza carbón de coque; los minerales se
extraen de minas utilizan compresores que funcionan con diésel, se
transportan con camiones que funcionan con diésel, grúas para
levantarlos que van con diésel…hay un consumo muy elevado de energías
fósiles sin el cual sería muy difícil montar estas estructuras. Por otra
parte ni su rendimiento económico ni energético es bueno especialmente
en el caso de la fotovoltaica- en la eólica es mejor-. No es que no
proporcione más energía que la que tú consumes pero tiene que
proporcionar una cantidad muchos mayor para poder abastecer a una
sociedad que se alimentase solo de ellas.
Además estos sistemas están
planteados para producir electricidad y en España la electricidad es
solo el 20% de toda la energía que se consume. No puedes utilizarlo para
poner en marcha una acería, cómo se eleva su temperatura a esos niveles
tanaltos solo con electricidad o cómo vamos a conseguir hacer
maquinaria pesada eléctrica. La mayoría de los usos energéticos de
nuestra sociedad no son electrificables o no son fácilmente
electrificables. Estamos en un sistema que impone más y más energía y
esto no puede continuar por siempre jamás. Ya hemos llegado o estamos
muy cerca de los límites de lo máximo que podemos consumir. No queda más
remedio que dar marcha atrás porque el planeta no da para más, no nos
puede proporcionar más recursos para seguir en la dirección en la que
vamos y tampoco puede absorber todo el impacto ambiental que creamos.
¿Es en
este punto del discurso cuando le empiezan a tachar de catastrofista y
le reprochan que quiera remontarse al mundo de las cavernas?
Es muy difícil convencer a
la gente que no se quiere dejar convencer y el discurso de la
descalificación es muy habitual y la falacia de las cavernas es la
respuesta típica a mi exposición. Pero yo no propongo eso. Este sistema
existe desde hace 200 años. Si volvemos al año 1.800 recordaremos que no
vivían en las cavernas. Tenemos que aprovechar el conocimiento y la
técnica que hemos desarrollado para dotarnos de un modelo diferente que
nos proporcione una calidad de vida que no tiene porque ser inferior a
la actual. Sí requiere cambios de estructuras importantes como por
ejemplo, todos no podremos tener coche; tendríamos que compartir
servicios simples pero no es necesario hacer un retroceso mucho más
atrás porque tenemos mucho conocimiento y mucha técnica adquirida. Las
renovables nos van a dar energía pero hay que pensar en sistemas
diferentes de su aprovechamiento que se podían conseguir si dejásemos de
estar obsesionados con el crecimiento económico. Lo que es triste es
que hemos llegado a un punto que de tanto llegar a repetirlo a la gente
le cuesta mucho más concebir el fin del capitalismo, que el fin del
mundo e incluso hay gente que lo identifica. Pero el capitalismo no es
el fin del mundo. Se pueden hacer adaptaciones y llegar a un modelo
diferente.
¿Hay sectores que ya están en ello?
Mucha gente está trabajando
ya en estos modelos económicos alternativos, la economía ecológica o los
modelos de económicos de estado estacionario. Su concepción es
completamente diferente. No están orientados hacia la producción y el
consumo sino que están orientado a satisfacer unas necesidades básicas y
garantizar unos mínimos a las personas. Pero no está en compromiso con
las propiedad privada ni con aquel que tenga más capacidad de medrar. Es
simple. Se trata de no favorecer el consumo por el consumo porque
además de que es insostenible crea muchas desigualdades de distribución
de renta que son crecientes.
Hay a que hacer pedagogía y
explicar que simplemente es inevitable. Y no nos queda otra que
aceptarlo. Darnos cuenta de que ésto es así. Pongámonos ya de acuerdo en
el diagnóstico. Discutimos sobre ello y encontramos una solución de
consenso. Y déjenme de tachar de catastrofista porque es al contrario.
Soy optimista. Si me tomo la molestia de explicar todo esto es porque
creo que discutiendo, encontrando los errores de mi razonamiento y
evidenciando los errores de la parte contraria podemos entre todos
construir la alternativa que necesitamos.
¿Ve
maduro al ciudadano para afrontar esa reflexión cuando, por ejemplo,
aquí en España, la primera preocupación es el empleo y no las
necesidades que usted apunta?
Esto es perfectamente
comprensible. Pero da igual cómo nos pongamos que ese empeño en mantener
lo que llevamos haciendo 200 años no se va a dar, no va a pasar porque
hay una imposibilidad física de que suceda. Negarnos a comprender las
raíces del problema nos aboca a agravarlo y crear más desigualdades
sociales, a degradar más la clase media. Si no hacemos nada tendremos
una gran masa social destruida y el sistema se parecerá cada vez más a
un sistema feudal. Unos grandes señores con grandes privilegios y una
gran masa desposeída. Hay que reaccionar y el primer paso, insisto, es
ponernos todos de acuerdo. Pero por un principio de precaución hay que
empezar a tomar medidas adaptativas a una situación que no tiene ningún
viso de mejorar.
Llevo siguiendo este problema quince años y lo que está
pasando es lo que yo intuía que iba a pasar y llevo escribiendo más de
cinco sobre la imposibilidad de salir de esta crisis con los mismo
métodos. Pero el problema no se arregla a nivel de gente de la calle. Es
transversal y es importante que las instituciones escuchen, como en
este caso el Parlamento vasco, que siendo conocedor de mi trayectoria
quiere, como mínimo, que mi voz se a escuchada. En Cataluña asesoro a
varios partidos políticos en temas relacionados con la energía y de todo
espectro e ideología. Yo expongo los datos y los que tiene que
construir un modelo alternativo no somos los científicos sino los que
han asumido la responsabilidad de representar y servir al ciudadano, los
políticos.
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