“Público”,
el boletín de prensa digital de la Iglesia Podemista, ha condenado en
sus páginas al actor Willy Toledo, por haber este manifestado su
alejamiento y desconfianza con las líneas programáticas y de fe que se
les exige a los fieles de la citada congregación.
Toledo, en su último comunicado, revela
que se leyó de arriba a abajo los mandamientos de la Ley Alba
(reproducidos en un lapidario artículo titulado “Por qué yo no puedo”
MONSEÑOR ERREJÓN, ASESOR ESPIRITUAL DE “PÚBLICO” REZARÁ POR WILLY TOLEDO EN SU RESIDENCIA DE BRUSELAS
El escrito, en el que se describen las intrigas de los cardenales y obispos de la curia podemista, así como los tejemanejes que utilizarán en el futuro para la elección de su Papa, es lo suficientemente riguroso como para que el Boletín citado arremeta contra Toledo y anatematice sus declaraciones.
El Arzobispo Pastor, encargado del
departamento inquisitorial, aconseja además prohibir los programas,
películas y series en las que Willy haya trabajado desde que comenzó su
carrera en el teatro, el cine y la TV.
Por su parte, el Cardenal Errejón, que
cita textualmente la declaración del cónclave celebrado esta tarde,
confirmó la repulsa más firme contra el actor y le condena de por vida,
incluso comparándole con Esperanza Aguirre.
El ataque de risa que padezco todavía
por esta polémica, montada en base a un simple comentario del gran
actor, militante y ser humano, acerca del colectivo
mediático-religioso, me obliga a escribir estas últimas líneas,
lamentando el tono utilizado en el Boletín de la Iglesia Podemista,
pero reconociendo su espléndida comicidad .
Lo que los altos cargos de la comunidad
no han resistido, es que se les recuerde que ya el santón Felipe
González inició la captación de fieles en 1982, usando textos
similares, con un resultado patético.
Ese nombre fue el que originó la
marimorena. Se mentó a la bicha. Ese denuesto logró que las túnicas se
rasgaran y la ira divina cayera sobre Toledo. Una comparación tan
odiosa no podía perdonarse. Y al dar en la diana, los fariseos
gritaron: “¡Blasfemooooooooooooooo¡”.
Como decía la canción: “No es amarga la verdad; lo que no tiene es remedio”.
Escrito por Carlos Tena
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