Una
parodia de la portada del Daily Mail está actualmente circulando en
internet, gritando que arañas gigantes islámicas están propagando el
virus del Ébola en Gran Bretaña y, lo que es más, a expensas de los
contribuyentes. No pasará mucho tiempo antes de que veamos la vida
imitando al arte.
La
cadena de televisión estadounidense CNN ya está comparando la amenaza
del Ébola con el ISIS (Estado Islámico de Irak y el Levante). Es sólo
cuestión de tiempo antes de que periódicos británicos de derechas
comiencen a incrementar aún más la histeria sobre el Ébola. Pero no va a
ser divertido; estará dirigido de manera habitual con saña racista
contra los africanos del oeste en particular y todos los africanos en
general. El comentario vergonzoso de Nigel Farage sobre la restricción
de visitantes seropositivos en el Reino Unido es sólo el comienzo.
El gobierno británico ya ha introducido
el escaneo de los pasajeros procedentes de África en aeropuertos
importantes, pero esto es más una respuesta a la presión política que
una medida para limitar la grave enfermedad. Porque el período de
incubación de la enfermedad es de 2 a 21 días después de la exposición,
tomar la temperatura de los pasajeros que salen de los aviones
procedentes desde el extranjero tendría un efecto mínimo en prevenir su
propagación.
Escala y propagación exponencial
La actual epidemia de Ébola es la más
grave conocida desde que la enfermedad fuera descubierta en Zaire en
1976. En el momento de escribir esto, el número de fallecimientos
conocido en Africa occidental está llegando ya a 4.400 y se ha estimado
que la enfermedad ahora está extendiéndose exponencialmente. Teniendo en
cuenta la clara posibilidad de que muchas muertes no se notifican, la
cifra real podría ser mucho mayor.
Los brotes anteriores fueron
relativamente limitados, principalmente porque se produjeron en
comunidades aisladas, así que aunque las tasas de mortalidad eran
extremadamente altas, murieron después de un período de tiempo
abandonados a su suerte. Pero este brote es diferente ya que ha afectado
a áreas de alta densidad de población, con mucha mejor comunicación y
transporte público, por lo que ahora se extiende prácticamente fuera de
control. Además, esta cepa del virus es diferente a las cepas
encontradas en África Central y es más virulenta, con una tasa de
mortalidad de hasta el 70 por ciento.
La epidemia tiene ahora un impulso y
escala que tiene el potencial para matar a millones de personas en
África. Además, el virus, más que limitarse a los brotes relativamente
pequeños y aislados como en el pasado, podría entonces hacerse endémica
dentro de la población humana, de manera que los brotes se conviertan en
más frecuentes y peligrosos. Dada la variedad y escala del transporte
moderno y la movilidad, también tiene el potencial de causar brotes
graves fuera de África.
Lo que más preocupa a los representantes del capitalismo
La tasa de propagación de la enfermedad
ha comenzado a ejercitar la mente de los augustos representantes del
capitalismo estadounidense y europeo. El Ébola está empezando a
preocupar claramente a los representantes políticos del capitalismo.
Ahora, los dirigentes del Banco Mundial y
del FMI han pedido a los Estados miembros que envíen ayuda
significativa –ahora están hablando de miles de millones de dólares en
lugar de millones –para África occidental. Y han expresado sus
preocupaciones sobre las amenazas de pérdidas de miles de millones de
dólares para el comercio y el crecimiento económico en África. Estos
representantes del 1% piensan sólo en términos de billetes de dólar, por
supuesto.
No tenían ninguna observación que hacer cuándo el Ébola
estaba confinado a unos pocos cientos africanos. Pero dejando eso a un
lado, debe decirse que la extensión de la enfermedad en cualquier número
significativo fuera de África, tiene el potencial de crear daños
económicos, sociales y políticos a escala incalculable. Incluso el ex
líder del ejército británico ha declarado claramente en la televisión
que cree que Ébola es un problema más serio que el ISIS.
Ningún dinero para gastar en la salud de los pobres
El virus del Ébola ha sido estudiado
durante cuarenta años desde su primer descubrimiento y, de hecho, ha
sido preparada una vacuna que actualmente se encuentra en fase de
desarrollo con 'ensayos clínicos'. Pero las preguntas que hay que
hacerse son en relación a la preparación e incluso a la voluntad que
tienen las grandes compañías farmacéuticas internacionales en términos
de su investigación y desarrollo. Las enfermedades que afectan a los
países de bajos ingresos han sido siempre los que tienen la prioridad
más baja para las corporaciones farmacéuticas porque no hay ningún
beneficio en ellos. Por lo tanto, han tenido la menor cantidad de
investigación y desarrollo.
Mientras que miles de millones de
dólares son arrojados en la investigación y producción de vacunas para
las cepas relativamente leves de gripe –porque afectan a las poblaciones
de los países capitalistas avanzados– enfermedades como la malaria, el
dengue, la fiebre de Lassa y el Ébola tienen relativamente pocos
recursos comprometidos en ellas, por lo que el desarrollo de las vacunas
es lento, en el mejor de los casos. Pero ahora que hay una posibilidad
seria de que esta enfermedad se extienda fuera de África, y dada su muy
alta mortalidad, ahora podemos esperar que los gobiernos occidentales
exhorten a las grandes farmacéuticas a que comprometan recursos mucho
más significativos para el desarrollo de las vacunas.
¿Epidemia "natural" o síntoma de la decadencia capitalista?
El movimiento obrero debe dejar claro,
sin embargo, que el problema del Ébola no es y nunca ha sido médico o
científico. Es un problema de subdesarrollo y explotación. Es una
epidemia fabricada en las capitales de Europa y de América del norte. No
es un accidente que en cualquier medida sobre la salud, la mortalidad
infantil, el número de médicos per cápita de la población, la esperanza
de vida, etc.– los datos para África en su conjunto están mucho peores
que los de Europa, Norteamérica y el resto del mundo.
Tres de los países más afectados por la
enfermedad han sufrido guerras civiles, corrupción, subdesarrollo y
explotación flagrante por las compañías mineras occidentales y otras
corporaciones, con pocos beneficios para la población local.
Guinea, donde comenzó el brote, es un
país rico en yacimientos minerales, incluyendo hierro, uranio, oro,
diamantes y lo que se estima como un cuarto de las reservas probadas del
mundo de bauxita, de donde se extrae el aluminio. No es de extrañar
entonces que el FMI haya estado fuertemente involucrado en la 'gestión'
de la economía y promover políticas de "negocios" para maximizar la
inversión extranjera; en otras palabras: para maximizar el flujo de
beneficios.
La minería representa un 90 por ciento del valor de las
exportaciones de Guinea, y el gobierno se ha "animado" a reducir los
impuestos. En abril del año pasado, por ejemplo, el Consejo Nacional de
Transición (el gobierno) redujo los impuestos a las corporaciones y
recortó el impuesto sobre la producción de bauxita a sólo el 0,15 por
ciento del precio del mercado internacional.
Explotación por el imperialismo
Para la masa de la población, por lo
tanto, esta riqueza mineral ha producido muy poco beneficio. Incluso
después de su caída recientemente, la tasa de inflación es todavía cerca
del 100 por ciento; y recientemente, en 2009, se informó que el salario
promedio era de unos 45 centavos de dólar la hora. En Guinea, la
atención sanitaria es un privilegio concedido sólo a aquellos que pueden
permitírselo. El gasto sanitario privado representa un 89% del gasto
total en salud y el gasto total en salud por persona al año es sólo 23
dólares.
La situación en Liberia es algo
diferente. Aquí, el año pasado la economía creció en más del 8 por
ciento, pero se basa en las exportaciones de minerales y las ganancias.
Poco ha vuelto a la masa de la población. Alrededor del 85 por ciento de
la población sigue viviendo por debajo del umbral de la pobreza y aquí
también el gobierno ha reducido las tasas al impuesto de sociedades a
instancias de las compañías occidentales que explotan los recursos
locales.
Sierra Leona, el tercer país más
gravemente afectado, quedó – como la mayor parte de África occidental –
en la miseria después de su supuesta independencia en 1961. Supuesta,
porque la independencia ha sido nominal: corporaciones internacionales
han tenido la última palabra durante los últimos cincuenta años,
hábilmente asistidas por burócratas, funcionarios y políticos corruptos.
La guerra civil ha afectado a todos estos países en las últimas dos
décadas y en Sierra Leona resultó en más de 50.000 muertes y un número
incalculable de lesiones y trauma.
Gran parte de la infraestructura del
país fue destruida y más de 2 millones de personas fueron desplazadas,
muchas terminando como refugiadas en países vecinos.
Diamantes de sangre y guerra civil
Las armas que mantienen estas guerras
civiles fueron pagadas por los diamantes extraídos ilegalmente y luego
exportados. Los llamados 'diamantes de sangre' se canalizaron a través
del mercado negro de Medio Oriente y europeo mientras los gobiernos
occidentales y las grandes corporaciones miraban para otro lado.
Desde el final de la guerra civil,
Sierra Leona ha continuado dominada por las grandes corporaciones
multinacionales y sigue siendo uno de los Estados más corruptos del
mundo. En teoría, como sus vecinos, debería ser un país rico, con
enormes depósitos de diamantes, bauxita, mineral de hierro y Rutilo
(mineral de titanio). Pero de hecho, es uno de los países más pobres de
África. Eso podría tener algo que ver con el hecho de que el gobierno ha
hecho una serie de acuerdos generosísimos con las compañías mineras y
de la agroindustria para "incentivar" la explotación de los recursos de
Sierra Leona.
Un informe publicado por un grupo de
organizaciones benéficas en abril del año pasado destacó las enormes
exenciones de impuestos que habían sido concedidas a un número de
grandes empresas, casi en todos los casos a discreción por un pequeño
número de Ministros y funcionarios, con escasa participación del
Parlamento y sin ninguna consulta pública.
En 2011, señala el informe, Sierra Leona
dedicó más a las exenciones de impuestos que a sus propias prioridades
de desarrollo, con las empresas mineras los mayores beneficiarios. En
2012, estas exenciones de impuestos ascendieron al presupuesto de salud
de Sierra Leona, más de ocho veces, y siete veces a su presupuesto de
educación.
En el sector minero, dice el informe, el
gobierno abolió todos los derechos de aduana sobre bienes de capital,
hizo que las empresas quedaran exentas del pago de un impuesto sobre
bienes y servicios y ofreció importantes reducciones en el impuesto
sobre sociedades a dos recientes inversionistas británicos, Londres
Mining y African Minerals.
Londres Mining se benefició de una tasa
de impuestos sobre los beneficios del 6 por ciento para los tres
primeros años de operación, en comparación con el 30% legal. African
Minerals tuvo que pagar un 25 por ciento.
En el sector agroindustrial, el gobierno
da ahora a todos los inversores unas vacaciones de 10 años en los pagos
de impuestos sobre la renta corporativa y reducciones de aranceles
aduaneros. La compañía suiza Addax Bioenergy, sin embargo, recibió una
exención del impuesto sobre la renta de 13 años.
Escepticismo y escasez
El legado de la 'independencia', por lo
tanto, para la masa de la población de estos tres países ha sido la
guerra civil, la corrupción, la pobreza y el desempleo. Las Naciones
Unidas estimaron hace dos años que había 800.000 jóvenes en Sierra Leona
– más del 60% - desempleados o subempleados. El 50% de la población en
este grupo de edad también es analfabeto.
No es sorprendente, que cuando estalló
la epidemia, la población local en muchas áreas era profundamente
desconfiada. Estaban tan acostumbrados a fraudes, corrupciones y fraudes
del gobierno a todos los niveles que muchos de ellos incluso dudaron de
que hubo algo así como el 'Ébola' – pensaban que era más que otra
estafa para abusar de la gente, echarlas de sus hogares y arrebatarles
sys medios de subsistencia.
Además de la falta de educación y
saneamiento, Sierra Leona, Guinea y Liberia se hayan mal equipadas para
enfrentar cualquier emergencia médica grave. La apabullante pobreza se
ha expresado en términos de prestación médica como lo hace en todo lo
demás. Hay un médico por cada 350 personas en Gran Bretaña, pero Sierra
Leona, con una población de 6 millones, tiene sólo unos 120 médicos, es
decir de uno por cada 50.000. En Liberia, es de uno cada 70.000.
La escasez de personal médico es
igualada por la escasez de suministros, agujas, equipos de
esterilización, aislamiento adecuado, goteos intravenosos, antibióticos
para las infecciones secundarias y así sucesivamente. La alta tasa de
mortalidad del Ébola ha llevado a la muerte a 240 médicos, dificultando
mucho más los problemas de tratar la enfermedad. Existe un riesgo muy
grave de que el personal médico se sienta abrumado con nuevos casos, que
se espera que aumenten a más de 10 mil a la semana.
El gobierno británico ha enviado un
hospital militar de campo a Sierra Leona, así como un buque hospital.
Menos de una docena de médicos de EEUU se han ofrecido ir, comparado con
los 400 que viajaron a Haití después del terremoto, y en contraste con
Cuba que ha enviado cientos de médicos y personal médico a África
occidental. La respuesta de los principales Estados capitalistas ha sido
demasiado poco y demasiado tarde y no es más que un reembolso mínimo
por la explotación y el saqueo de África durante siglos. Un cínico
podría ser perdonado por agregar que incluso esta escasa ayuda no
hubiera sido concedida si la enfermedad no amenazara con emigrar fuera
de África.
El sistema de capitalismo está enfermo
La pregunta que debe hacerse es ¿cuál
sería la relación de un gobierno socialista con ex colonias como Sierra
Leona? Un gobierno socialista tendría una relación completamente
diferente con las antiguas colonias de África, a diferencia de lo que
hacen hoy los chupasangres de las corporaciones multinacionales, sino
que haría esfuerzos serios y concienzudos para promover el desarrollo,
la modernización de la sociedad y el bienestar general.
En la lucha contra una epidemia como el
Ébola, un gobierno socialista estaría en disposición de proporcionar
grandes cantidades de suministros y equipos médicos especializados.
Podría adiestrar y equipar a personal médico para enviarlo a los países
africanos y al personal que ya está allí. Sería parte de un programa
global de ayuda para promover el desarrollo económico para hacer frente a
la falta de vivienda, saneamientos, servicios médicos, educación y
empleo.
Un gobierno socialista no tendría
ninguna confianza en las grandes compañías farmacéuticas ni en las
empresas privadas con equipos médicos y suministros, que operan sólo
para fines de lucro, sino que se haría cargo de ellas y las convertiría
en propiedad pública, para ser puestan a funcionar en interés de toda la
sociedad. Trabajando con organizaciones académicas y laboratorios de
Ciencias, la industria farmacéutica podría dirigir sus investigaciones
hacia una amplia gama de problemas médicos y según las necesidades y no
se basaría ni tendría como objetivo conseguir ningún tipo de ganancia.
Desafortunadamente, la epidemia del
Ébola parece probable que tenga un largo camino por recorrer antes de
que eventualmente sea contenida y eliminada. Sería un grave error
sugerir que el tema es de alguna manera ‘sobreseído’ o 'eliminado' de
otras cuestiones políticas generales. En cuanto al Ébola es una amenaza
para las vidas de millones de personas – y es una amenaza – es tanto un
síntoma de la decadencia y estancamiento del capitalismo, como cientos
de otras cosas.
La lucha contra esta terrible enfermedad no debe hacer
una pausa, limitarse a tomar la ayuda internacional o hacer del Ébola un
tema 'especial', sino que debería darnos una razón más para deshacernos
de un sistema que tiene la pobreza, la ignorancia, la guerra y la
enfermedad incorporadas en su estructura.
Escrito por John Pickard
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION