Las mentiras que te cuentan y la realidad que se aproxima
La situación económica
de la UE ha llevado a Paul Krugman (premio Nóbel de Economía 2008) a
decir que “Europa huele a desesperación” y que sus condiciones son
peores que en la Depresión de 1930. Lo que nunca dirá como buen burgués,
es que solo hay un salida posible: el socialismo.
En 2013, el PIB de la UE
tuvo un valor negativo del 0,2%. En 2014 tras un leve aumento del 0,2%
en el primer trimestre cayó al 0% el segundo. El pronóstico era de un
crecimiento del 1,2% para este año.
Los resultados de las principales economías de la zona euro son aún más demoledores:
Para Alemania, la
“locomotora europea” los cálculos hablaban de un crecimiento en 2014 del
1,8%. La realidad es que creció un 0,8% en el primer trimestre y cayó a
menos 0,2% en el segundo.
Francia tuvo un
crecimiento 0 en los primeros trimestres de 2014. El Gobierno ha
rebajado a la mitad sus perspectivas de crecimiento (del 1 al 0,5%) y ha
anunciado que no cumplirá los objetivos de déficit en 2014, a pesar de
mantener unos recortes del gasto público de 50.000 millones de euros.
Italia, que contrajo su
crecimiento en 2013 en un 1,9%, cayó un 0,1% en el primer trimestre de
2014 y un 0,2% en el segundo, entrando en franca recesión. Los
vaticinios de un crecimiento para 2014 de un 0,6% se han esfumado, así
como el cumplimiento del objetivo de déficit del 2,6%, que se calcula
que llegue al 3%. Las presiones de la Comisión Europea sobre el Gobierno
Renzi arrecian señalando la urgencia de que acometa “reformas
estructurales”, es decir, nuevas contrarreformas laborales y aún más
drásticas reducciones del gasto público.
En conjunto, el
desempleo en la Eurozona crece de forma continuada desde hace dos años y
alcanza la cifra récord de 19,2 millones de personas, de las que casi
la tercera parte son aportadas por el Estado español.
Fuera de la Eurozona, el
crecimiento de Gran Bretaña empieza a tener signos de estancamiento
tras registrar aumentos del 3,2% en tasa interanual. No obstante es la
economía europea con mayores aumentos del PIB. Las cifras
macroeconómicas, que -por ahora – preservan al Reino Unido de la caída
en la recesión, ocultan el brutal aumento de las desigualdades sociales
que, por cierto, es uno de los principales pilares del auge del
independentismo en Escocia. Efectivamente, datos recientes dan cuenta de
que cinco familias acumulan más riqueza que 12,6 millones de personas,
mientras el 95% de la población ha visto reducidos sus ingresos en el
12% desde 2003 y millones se hunden en la miseria. De ahí que el
crecimiento espectacular en los últimos dos años de las personas
partidarias de la independencia – pese a no ser mayoría en el referéndum
- esté directamente relacionado con la crisis y con la oposición a las
políticas británicas de recortes y privatizaciones, especialmente en lo
referente a la sanidad
El PIB de EE.UU. creció
en 2013 un tímido 1,9% y mientras se pronosticaba un aumento para 2014
del 2,9%, lo que hizo fue retroceder en esa misma cantidad en el primer
trimestre, mientras en el segundo avanzó un 1%.
El PIB de Japón, que
preveía un crecimiento del 1,2% para este año, se ha desplomado cayendo
un 7,1% en tasa interanual, mayor que el sufrido en 2011 con ocasión del
terremoto y el tsunami. La producción industrial sufre el mayor
retroceso desde hace tres años y, sobre todo, se desploma el consumo
privado (menos 19,2%) tras un aumento en abril del IVA para intentar
reducir su voluminosa deuda pública que alcanza los 7,29 billones de
euros (el 245% de su PIB).
Así mismo el crecimiento
económico de los BRICS se debilita a pesar de seguir en cifras
positivas – excepto Brasil - reflejando el retroceso en la economía
mundial. Destaca el crecimiento de China superior al 7% y el de India,
más de un 4%. El crecimiento de Rusia se frena con aumentos del PIB
entorno al 2%, mientras que Brasil acaba de entrar en recesión, tras dos
caídas sucesivas en el primer y segundo trimestre de 2014 (-0,2 y
-0,6%).
No obstante, lo más
destacado en relación con estos países en el plano económico es la
decisión de coordinar sus economías e independizarlas de los grandes
centros de poder imperial como el Banco Mundial o el FMI. La reciente
decisión de crear un Nuevo Banco de Desarrollo con una dotación de
100.000 millones de dólares es la última expresión de la pérdida de
influencia económica del imperialismo estadounidense – y del europeo - y
de la progresiva debilidad del dólar, así como de la decidida voluntad
de los “países emergentes” de construir nuevos espacios de soberanía. El
comienzo de las obras del gigantesco gasoducto ruso-chino “Fuerza de
Siberia”, así como los recientes acuerdos entre ambas potencias para
incrementar los intercambios en materia de telecomunicaciones y de alta
tecnología y así disminuir su dependencia tecnológica de EE.UU., caminan
en el mismo sentido.
En síntesis, las mayores
economías mundiales, excepto China, tienen un crecimiento mínimo o
están ya en franca depresión. Todo ello, insistimos, cuando hasta hace
pocos meses se prometía el principio del fin de la crisis económica.
Ver análisis completo (magnífico) y el apartado que concierne a España aquí
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