La
sátira literaria que existe por lo menos desde Aristófanes, suele ser
un instrumento de lucha contra la estupidez. Especialmente la sátira
iconoclasta como la practicó desde hace decenios Charlie Hebdo, primero
con el nombre de Hara Kiri.
Iconoclasta
de todos los poderes: religiosos, políticos, económicos y sociales,
para tratar de sacudir las neuronas de la gente cómodamente instalada en
sus creencias y certidumbres y en la reverencia de sus íconos,
religiosos o seculares.
No es exacto que Charlie Hebdo se haya dedicado especialmente a ridiculizar a la religión musulmana.
Mucho
antes de arremeter contra ésta, 'Charlie-Hebdo', que entonces se
llamaba 'Hebdo hara-kiri', lo hizo contra los poderes públicos y las
personalidades francesas. Fue incluso prohibido, en 1970, por haber
anunciado en portada, en 1970, la muerte del general Charles de Gaulle
(el principal ícono de los franceses) con el siguiente titular: "Baile
trágico en Colombey: un muerto".
Y
lo siguió haciendo hasta ahora, con ilustraciones totalmente
irreverentes referidas a los sucesivos presidentes franceses, a las
autoridades de otros países, a la religión católica y a la judía. La
gente mal informada cree que se dedicó solamente a la religión musulmana
porque las sátiras sobre ésta suscitaron reacciones virulentas de los
fundamentalistas (denuncias ante la justicia, amenazas y atentados
anteriores a la matanza del siete de enero) que tuvieron trascendencia
pública que por cierto llegó también a los quizás nunca tuvieron en sus
manos un ejemplar de la revista.
La
variedad de los objetivos de la sátira de Charlie Hebdo se puede
comprobar si se busca en Internet las 1000 “tapas” de Charlie Hebdo
entre 1992 y 2011 : “images correspondant à les 1000 une de charlie
hebdo”
Uno
de los miembros de la redacción asesinados es Bernard Maris, economista
también iconoclasta que se burló siempre de los economistas al servicio
del sistema que nunca aciertan en sus previsiones y dan doctas (y
falsas) explicaciones después que se produjeron los acontecimientos.
Escribió numerosos libros con esa orientación, entre ellos:
-Economistas por encima de toda sospecha o la gran mascarada de las predicciones;
-Los siete pecados capitales de los universitarios;
-Carta abierta a los gurus de la economía que nos toman por imbéciles.
La
libertad de expresión ha sido bastardeada por el sistema dominante. Eso
no quiere decir que no haya que defenderla con uñas y dientes porque,
la experiencia lo demuestra, es indispensable para conquistar una
sociedad sin clases y también para que ésta sea sustentable y no
fracase, como ha ocurrido con el “socialismo real”.
De
modo que el equipo de Charlie Hebdo merece el respeto y el homenaje sin
reservas de todos los que, sin telarañas en la cabeza, aspiran a que no
prospere el giro a la derecha de una parte de la población que se
advierte en muchas regiones del mundo y que los pueblos emprendan
decididamente el camino de la liberación de las ideologías (seculares y
religiosas) dominantes y del yugo capitalista.
Alejandro Teritelbaum - ARGENPRESS.info
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