Nos masacran, dice María José. Nos masacran, pero la sociedad se ha acostumbrado.
Como cuando
se espera que por el puente en accidentes de carretera acaben muertas,
digamos, veinte personas. Accidentes como sinónimos de lotería. Te ha
tocado y basta, no le busques más explicación, es una desgracia.
Los
asesinatos machistas tienen explicación, como los accidentes de tráfico,
pero de momento es un mal aceptado. Habrá pico de asesinatos como habrá
pico de calor prontamente. Y llegará el otoño y hablaremos de otra
cosa.
Tres
asesinatos hoy y uno frustrado, o sea, cuatro en diferentes grados.
Imaginen que cuatro hombres tuvieran un sentimiento común y las víctimas
no fueran sus parejas o exparejas, que todo coincidiera en un día.
Daría miedo, daría para que todos los anteriormente vaticanistas,
después ingenieros aeronáuticos y más tarde psiquiatras se convirtieran
en criminalistas.
Huestes de tertulianos y columnistas ocasionales,
expertos traídos de la Conchinchina para iluminarnos. El autor, el
imitador, ya saben, toda esa literatura que casi nada tiene que ver con
la realidad de las ciencias forenses.
Las tres
mujeres muertas no pararán el congreso, no darán alas a ningún ministro
para que decida endurecer nada, no habrá partida extraordinaria, ni
efectivos desplazados, ni siquiera una dosis de la vulgar leña al mono,
que a ratos parece que se va a poner otra vez de moda.
Digamos que el
maltratador encuentra material para alimentarse en las teles,
comprensión social y nadie le respira en el cogote. Al machista se le
engorda con la impunidad y con el adelgazamiento de los medios de
prevención, de seguridad, educativos, asistenciales.
Pero sólo son tres
mujeres. Cualquier otro colectivo habría puesto en pie al país. Que
alguien le tosa a nuestros futbolistas, a nuestros clérigos, a nuestros
banqueros...
En Águilas
han detenido a un energúmeno que arengaba en sus tuits a los que
decidieran maltratar a las mujeres. Hay quien le favoriteó y quien le
retuiteó, hay quien debiera estar siendo investigado, por si acaso le
parece buena idea convertirse en asesino.
Deseando ver
al ministro del Interior, al de Justicia, al presidente declarar su
consternación.
Las caras van a ser proporcionalmente largas a la
estimación de sus encuestas. Estamos en hora de pedir y prometer.
Lo de tomar medidas, ya tal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION