Hola ¿nos ayudas?
¿Cómo puedo ayudaros?
Por favor, cuenta lo
que está sucediendo en Úbeda con 200 familias.
¿Y qué sucede?
Les han cortado el agua
porque no pueden pagarla, hay niños y ancianos, y las fuentes de la zona donde
viven han sido bloqueadas pa que no hagan uso de ellas.
Esta fue la
conversación que tuve con Rosa.
El objetivo de los poderosos es que el sistema no funcione.
Cortar el flujo de monedas para que, poco a poco, las familias, sean incapaces de asumir el
coste de la vida.
Cortar el flujo de trabajo para que las deudas aumenten y
estar subyugados a empleos a destajo, a veces de balde, a veces, pagados.
Cortar el flujo de prestaciones.
Cortar la lengua pa que nadie se queje de tanta mierda.
Y después, sobre toda esta tierra arrasada, clavar el miedo
en el tuétano y construir una sociedad eficaz donde nadie alce la voz, donde sólo se trabaje y se vea la tele.
Los desarrapados ya no cuentan, de esos que se encarguen los
solidarios.
SI hurgan en la basura, ¡candados para los contenedores!
Si usan el agua que es de todos. ¡Anuladas las fuentes públicas!
Si duermen en los portales, mano dura y que les quemen.
Si son extranjeros, a su país de origen.
Si son nacionales ¡amenazadlos!
Si están enfermos, negadles la medicación y que se mueran.
Si son jóvenes, que emigren o se queden pa ser carne de
andamios en precario y bien callados.
Si son viejos, no
sirven.
Si están desempleados, no
sirven.
Si están embarazadas, no
sirven.
Si carecen de salud, no
sirven.
Si están empobrecidos, no
sirven.
La democracia nos ha
declarado la guerra, va dejando millones de muertos en las cunetas de la
opulencia.
Los gobernantes, siniestra soldadesca de los mercados, se
tapan los oídos pa disparar a bocajarro
contra los emputecidos, son
francotiradores en esta tierra hostil y acribillada.
Pero ¡tenemos
libertad! (pa elegir a nuestros tiranos).
La sociedad en la que sobrevivimos convierte en animales de
carga a los trabajadores.
A las mujeres en incubadoras.
A los empobrecidos en invisibles.
A los que hacen ruido en criminales.
Pero lo cierto es que mientras escribo estas letras, en Úbeda,
en Santander, en Hospitalet o en Cuenca hay quienes no pueden apenas ponerse de
pie por el enorme peso de sus deudas, no pueden pagar la luz y el agua aparece sólo
en los sueños de los niños.
Lo cierto es que son delirantes las filas del hambre, son terroríficas
las desesperaciones que se suman, los suicidios diarios, los desahucios
diarios, la gente aceptando, humillados, empleos de esclavos y la rueda gira y
gira, tritura y tritura.
La zanahoria no se alcanza, es imposible alcanzarla.
Y se deshidratan los pueblos, se mueren de sed y
desesperanza.
Sólo nosotros, esta inmensa mayoría podrá frenar
estas democracias impostoras y suicidas.
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