Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


viernes, 10 de abril de 2015

¡Matilde, Matilde, que he comprado telefónicas!

 

¡Matilde, Matilde, que he comprado telefónicas! 

 

Qué tiempos aquellos del eslogan que titulariza esta entrada... Entonces Telefónica tenía más de 60.000 trabajadores en plantilla (llegó a superar los 70.000), eso sin contar los de las empresas auxiliares. Hoy apenas supera los 20.000 y decreciendo. Su plan es quedarse con 10.000 en todo el país, y si no se le opone resistencia por los medios que sean, lo conseguirá.

Contratos de dos horas que se convierten en diez, pero no sobre el papel. Trabajadores y autónomos que ponen sus coches, herramientas, ordenadores y teléfonos para hacer su trabajo. Salarios de apenas mil euros, a los que muchos tienen que descontar impuestos y Seguridad Social. Miles de trabajadores de contratas y subcontratas de Telefónica –muchos, autónomos– mantienen una huelga indefinida para protestar por sus condiciones laborales y pedir la derogación del convenio marco que la multinacional acaba de renovar y que abarata el precio de los servicios que prestan estas empresas externas.

Telefónica lleva años subcontratando buena parte del trabajo de instalación y mantenimiento de líneas. Sus contratas son diez grandes empresas, entre las que se encuentran, por ejemplo, Cobra (filial de ACS), Elecnor, Cotronic o Dominion. Estas, a su vez, subcontratan muchos servicios a empresas que acaban recurriendo a otras o bien directamente a autónomos.

En esta maraña de subcontrataciones, las condiciones laborales se resienten. "Todo es precario y hay una gran falta de legalidad. Es alucinante que una empresa como Telefónica, con los beneficios que tiene, haga y permita esto", dice Isabel Rodríguez, secretaria general de Alternativa Sindical de Trabajadores (AST), la central que amparó las primeras concentraciones y convocó la primera huelga, que se celebró en Madrid.

Desde esa primera jornada, el 28 de marzo, los trabajadores se declararon en huelga indefinida, y fue el 7 de abril cuando se sumaron las plantillas de todo el país. Este miércoles, CCOO y UGT, que cuestionaron la forma en la que AST convocó los paros, han anunciado huelga durante seis días de este mes.

Lo que ha colmado la paciencia de los trabajadores es la reciente renovación del convenio marco que fija las condiciones bajo las que las contratas prestan sus servicios a Telefónica, el llamado 'Contrato de Bucle'. Esta renovación por tres años incluye una rebaja de los baremos con los que se retribuyen los servicios: todos los trabajadores –autónomos y contratados– cobran en función del número y el tipo de instalaciones o servicios que presten. "Las contratas y subcontratas repercuten esta bajada a sus trabajadores. Telefónica delega totalmente en ellas, pero el núcleo del problema es ella", asegura Carlos Henao, miembro del comité de huelga.

Según este trabajador, el 90% de los empleados que prestan estos servicios no llegan a cobrar mil euros al mes, una cifra que bajaría aún más al aplicar el nuevo contrato. "La situación va a ser aún peor. La cantidad de instalaciones que vamos a tener que hacer al mes para ganar mil euros es muchísima. En nuestros contratos ponen que trabajamos dos o cuatro horas pero hacemos jornadas que las triplican, muchas veces hasta altas horas de la noche", explica Henao, que va más allá y asegura que la precariedad se agrava porque son ellos los que ponen al servicio de las empresas todo el material: "No solo tenemos que tener el conocimiento, también poner los medios: el coche, el ordenador, un teléfono, herramientas... A lo que ganamos hay que quitarle nuestra factura de teléfono o los tiques de aparcamiento".
 

El diario.es





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