Han pasado solo unas horas desde
que conocemos los resultados de las elecciones autonómicas y
municipales. Y luce un sol espléndido.
Aún no ha comenzado el saqueo y
la quema de iglesias, sigue siendo posible encontrar comida y papel
higiénico en los supermercados, la inevitable epidemia de inversores
lanzándose al vacío tras el crac del sistema bancario no se termina de
producir y, por último, los piquetes de bolcheviques sedientos de sangre
que deambulan por Madrid todavía no han arrancado a Hermann Tertsch de la barra del piano bar Toni 2 para lincharle en plena calle.
Le diré más: todo parece indicar que,en contra de las más negras previsiones de Esperanza Aguirre, dentro de unos meses podremos volver a votar libremente.
La democracia funciona. Basta con ver las caras de Esperanza Aguirre, María Dolores de Cospedal o Rita Barberá tras conocer los resultados electorales. Y con no ver la cara de Mariano Rajoy,
el increíble presidente invisible. En esos rostros a punto de estallar,
abotargados por la soberbia contenida, hinchados por la rabia
acumulada, tumefactos por una chulería congénita, está la esencia de la
democracia.
La prueba fehaciente de que, como explicó Abraham Lincoln,
se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero
no se puede engañar a todos todo el tiempo. Salvo excepciones como la de
Monago, rapero extremeño de alma canaria incapaz de engañar a nadie un solo segundo. “A todo cerdo le llega su San Martín”, escribió en TwiterOlga María Henao,
la exnovia del todavía presidente extremeño, nada más conocer los
resultados electorales. Y es que el populismo y la demagogia, como muy
bien advirtió Esperanza Aguirre, no sacan a los países de las crisis.
“Los antisistema deberían presentarse a las elecciones”, dijo la exlideresa en un momento de brutal lucidez democrática. El Partido Popular insistió en esa línea maestra, y en su día exigió a los antisistema del 15-M que se manifestasen “con votos y no con pancartas”.
Ni cortos ni perezosos los perroflautas les tomaron la palabra, se
despiojaron ligeramente y se presentaron a las elecciones para ganar.
¿Asistimos al comienzo del fin? Me gustaría pensar en positivo, es decir, creer que vivimos el comienzo del principio. Que el PPSOE
es historia. Que arranca el tiempo de una política creativa, con
diferentes protagonistas, capaces de valorar la educación, la reflexión y
las ideas. El pasado domingo anunciamos un tiempo nuevo. El de la
decencia.
“Los días memorables de la vida tienen una luminosidad más intensa que los normales”. Stefan Zweig
(El mundo de ayer)
Fuente: http://www.cuartopoder.es/telematon/el-comienzo-del-principio/7187
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