A la boda del jugador del Athletic asistieron cerca de 300 invitados, entre los que se encontraban varios integrantes de la plantilla rojiblanca

El futbolista Gaizka Toquero y Maddi Sánchez se dieron ayer el sí quiero en la iglesia de Santa María de los Reyes de Laguardia en una ceremonia a la que asistieron cerca de trescientos invitados y en la que no faltaron las emociones. El jugador del Athletic de Bilbao no ha estado acompañado por la suerte durante esta última temporada, pero ayer seguro que le cambió por completo el sabor de boca al oficializar el compromiso con la que es su novia desde hace varios años.

La pareja, ambos alaveses, buscaban un rincón encantador y discreto dentro de la provincia para celebrar el enlace y se decantaron por la villa riojano alavesa, que entre sus murallas encierra cientos de puntos especiales en los que inmortalizar la ocasión y unas calles con un aura muy particular.

Como no podía ser de otra forma, la lista de invitados estuvo repleta de caras conocidas procedentes del terreno empresarial, miembros de la sociedad alavesa y del plano futbolístico, con jugadores del actual club del novio y de amigos de otros tantos equipos en los que ha militado el joven de Ariznabarra. En esta terna de invitados, seguro que Óscar De Marcos fue el que más presión tuvo sobre sus hombros, con la obligación de abrir las puertas de su pueblo natal a su compañero.

Entorno floral

Toquero y Maddi Sánchez se dan el sí quiero en Laguardia

Todos ellos esperaron a la feliz pareja bajo el pórtico del siglo XIV, tallado en piedra, que preside la entrada de la iglesia, y junto al que dieron la primera ovación a los recién casados, que se mostraron emocionados y muy contentos. Algunos curiosos que se acercaron a la zona incluso se atrevieron a entonar el conocido cántico de «Toquero lehendakari» que tantos buenos ratos ha hecho pasar al novio, aunque no consiguieron que la tonadilla tuviera ayer excesivo éxito.

Tras un breve paso por las estrechas calles de la villa, la recepción se celebró en los jardines del Hotel Villa de Laguardia, un espacio amplio y acogedor que respondía a la petición de los novios de contar con un entorno floral en el que poder dar cabida a todos los convocados. Con una temperatura excepcional y un ambiente muy agradable, la cena resultó un éxito y como no podía ser de otra forma, la noche se alargó hasta altas horas de la madrugada aunque, a diferencia de muchos otros enlaces, en algunas mesas proliferaron más las bebidas isotónicas que el cava, el champán y, tratándose de la Rioja Alavesa, el apreciado vino.