Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


lunes, 31 de agosto de 2015


GUIOMAR GONZALEZ ©
Fotografía por la magnífica Guiomar Gonzalez Photography. 


Esta foto que veis aquí ha creado controversia en Instagram. Parece ser que ha sido el desencadenante de que un machirulín anónimo saliera a la luz. Esta fotografía se llevó un comentario como el de “Guarra (y el icono de un micrófono falocéntrico)”. Veamos, según la RAE “Guarra” es la hembra del guarro (ni siquiera ella es un todo, es parte de algo, como si fuera un hongo que brota de otro ser), es una palabra usada coloquialmente para denominar a una mujer sucia y desaliñada, a una mujer grosera y sin modales y a una mujer ruin y despreciable. Estas últimas se pueden aplicar al sexo masculino.


Para esta persona, soy todos estos calificativos, calificativos que pueden tener connotaciones semánticas despectivas que se impregnan en la piel de un cuerpo sexuado en femenino, como se viene haciendo con otros tantos: Zorra, Puta… Sabemos que el lenguaje discrimina y oprime gracias a investigaciones realizadas por Eulàlia Lledó Cunill o María Estela Vargas Muñoz (y muchas otras), y que con ello crea jerarquías de poder y dominación.



Este hombre ha crecido sabiendo qué lugar ocupa en esa jerarquía, educado en un sistema patriarcal donde él puede tomarse la libertad de ofender mi cuerpo y silenciarlo a base de ofensivos calificativos que yo, gracias a que he aprendido a querer mi cuerpo tal y como es, gracias a que he comprendido por donde hay que romper las cadenas de la opresión y el etiquetaje, y gracias a que he trabajado los estigmas y los tabús que envuelven el cuerpo de una mujer, gracias a todo ello, lo único que me provoca este comentario es querer apropiarme de la palabra “Guarra”.



“Guarra” como calificativo o acto de rebeldía, “Guarra” como acto de reapropiación del cuerpo, de mis huesos, mi carne, mi sangre, mis sueños, mis deseos, mis metas, mi libertad sexual, mi libertad decidir cuánto de todo ello quiero que asome por mi escote o por debajo de mi falda, o cuánto de ello quiero que no…


Quiero que el mundo esté lleno de Guarras maravillosas de todas las formas posibles. Guarras que huelan a sexo en su cama a solas, Guarras que lean poesía mirando el mar de madrugada, Guarras solteras, Guarras mamás, Guarras que se quieran, Guarras, al fin y al cabo.




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