No hay que dar nada por perdido solo por
lo que digan los que tienen el altavoz más potente, y por más que
declaren que ya está todo el pescado vendido. Los grandes medios de
comunicación no son otra cosa que medios de propaganda y una herramienta
de creación de opinión en manos de unas pocas grandes corporaciones que
comparten ideología. La de la máxima codicia. Y para ella trabajan.
Esto no quiere decir que el resultado de
las próximas elecciones vaya a ser diametralmente opuesto al que
pronostican los medios de masas, pero tampoco que esté todo decidido.
Así, por utilizar un símil deportivo: todavía hay partido. Y este sí es
el partido del año.
Si solo vemos televisión, radio o prensa
de los denominados ‘tradicionales’, habremos llegado a la conclusión de
que el PP ganará las elecciones y que con el concurso del partido de
Albert Rivera hay gobierno ultraneoliberal asegurado. Pero eso solo nos
puede ocurrir si se da la condición antes mencionada. De hecho, si
simplemente añades a la propaganda mediática haber ojeado por encima el
informe del CIS, ya no lo tendrás tan claro.
Cuando hablamos de ‘cocinar’ encuestas, o
bien nos referimos a que el director de un medio ha pedido una encuesta
a la medida de su línea editorial (y basta con ser selectivo en el
‘target’ de localización para lograr resultados muy diferentes), o bien a
la aplicación de las diferentes fórmulas estadísticas que se utilizan
para proyectar estimaciones desde los datos que han obtenido de los
encuestados.
Y en el primer caso no hay nada que decir, porque es lo que
es: un fraude.
En el segundo caso sí habría mucho que decir, porque
cada empresa o institución elige las fórmulas que considera apropiadas o
convenientes, pero habría que destacar que todas ellas se basan
fundamentalmente en un ‘histórico’ de datos inexistente para una buena
parte de este nuevo panorama político, y que por tanto las invalida en
buena medida.
Por otro lado sí hay datos objetivos que
mostrar, pero parece que no interesan: intención directa de voto, y
simpatía (y la suma de ambos).
En Intención Directa de Voto, el CIS dice lo siguiente:
De cada 1000 personas, han declarado en esta encuesta:
Tener decidido votar al PP 162, al PSOE
149, a Podemos* 118, a Ciudadanos 116, a IU 26, a ERC 17, a DiL 12, al
resto de partidos 34, y se abstendrán o votarán blanco o nulo 114, y 252
todavía no saben a quién lo harán o si lo harán, o simplemente no
contestan.
Sumando el voto directo y la simpatía mostrada por los diferentes partidos, se puede aproximar que de cada 1000 personas:
Votarán al PSOE 189, al PP 186, a
Podemos* 138, a Ciudadanos 136, a IU 34, a ERC 20, a DiL 15 y al resto
de partidos 47. No votarán o lo harán en blanco o nulo 236.
Estimar con estos datos (utilizando las
fórmulas estadísticas usuales) el número de escaños previstos para cada
uno de los partidos, máxime con el particular reparto por
circunscripciones provinciales establecido en nuestra LOREG, es poco
menos que un absurdo.
No se puede asegurar que esté todo por
decidir, pero mucho menos que ya está todo decidido, empezando por lo
que sigue siendo una incógnita: quién va a gobernar España los próximos
cuatro años. De todas formas esperemos que en los próximos días algún
viento infunda una mínima conciencia de clase a la sociedad de un país
como este, en el que, aunque ella misma no se identifique con el
término, el 80% de la población es clase subalterna o trabajadora.
Dicho esto, y más allá de lo que pueda
variar la tendencia desde hoy hasta el próximo día 20 y de futuribles
pactos postelectorales, lo que sí parece claro es que la configuración
del Parlamento nos va a ofrecer en la próxima legislatura jornadas mucho
más interesantes de lo que acostumbrábamos a sufrir.
Esperemos también que las fricciones
(que se harán mucho más evidentes según avance) la conviertan en una
legislatura de transición. Y que aparte del reto que se presenta en los
partidos de izquierdas para parecer que lo son al menos un poco (y para
lograr que parecerlo un poco más sea advertido como algo positivo por
las mayorías), también se presenta ese mismo reto en una sociedad que
debe darse cuenta de que no se le puede exigir a los demás aquello que
tú mismo no haces, y que como tal tiene mucho trabajo introspectivo por
delante (si es que queremos salir de este inmenso pozo en el que entre
todos nos hemos metido).
* Podemos se presenta en coalición en tres CCAA. En Catalunya como En Comú Podem, en la CCAA Valenciana como Compromís-Podemos-És el Moment y en Galicia como En Marea.
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