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Casa Pepe - Despeñaperros
28.11.2013
Bar situado en Despeñaperros, llamado Casa Pepe, con simbolos de Franco, José Antonio y España en general.
Situado en el kilómetro 243 de la N-IV, justo antes del paso de Despeñaperros, Casa Pepe pasa por ser uno de los restaurantes de carretera más conocidos de España debido a la abrumadora parafernalia franquista que decora sus paredes. El singular local, entrañable para algunos y para otros no tanto, se ha vestido de luto esta semana debido al fallecimiento de su propietario, Juan Navarro Muñoz, a los 67 años de edad.
El conocido hostelero falleció el pasado lunes después de “varios meses de achaques”, según ha contado a El Confidencial su hijo Juan José, que gestiona el negocio en compañía de su hermano Manuel. “Llevaba varios meses muy mal: problemas con el azúcar, insuficiencia cardíaca… y después un cáncer de páncreas. La quimioterapia le dejó muy debilitado y finalmente sufrió una neumonía de la que no pudo recuperarse”, explica.
La noticia, que no tuvo ningún tipo de anuncio oficial (“nos pilló de sorpresa”), se ha ido difundiendo a lo largo de estos días por las redes sociales, y Juan José asegura estar “alucinado” por todas las muestras de cariño de desconocidos que está recibiendo a través de la red.
Y es que son muchos los que alguna vez visitaron este pintoresco museo vivo del franquismo, y muchos más los que han oído hablar de él o lo han conocido por sus numerosas apariciones en los medios de comunicación. Banderas franquistas y de Falange y retratos de Franco y José Antonio decoran sin complejos cada rincón del local. “Yo soy franquista desde que me acuerdo, desde niño”, afirmaba con naturalidad Navarro en el restaurante que fundó su padre, José, en 1923.
La memorabilia militar y el folclore franquista desbordan un local donde se puede adquirir prácticamente cualquier objeto con simbología preconstitucional y cuyas paredes rebosan orgullo español. O, como reza un letrero, orgullo de “este país, antes llamado España y ahora de las 17 tribus”.
Juan José, representante de la tercera generación al frente del local, asegura que el establecimiento cuenta con una “clientela fiel, de toda la vida" y por él "han ido pasando clientes de padres a hijos”. Respecto a la polémica que suscita su despliegue ideológico, afirma con sencillez que seguirán manteniendo su "forma de pensar, sin molestar a nadie, hasta que Dios quiera”.
Lo cierto es que, pese al fallecimiento de su referente, el negocio sigue funcionando y puede mirar al futuro con optimismo después de noventa años de historia. “El objetivo es el centenario”, asegura Juan José.
http://www.elconfidencial.com/60307/
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