Ante el preocupante
envejecimiento de la plantilla de jueces especializados en encarcelar a
marionetistas, el Ministerio de Justicia acaba de convocar
ochocientas nuevas plazas para cubrir las necesidades de los juzgados de
las principales ciudades españolas. “Ahora mismo estamos teniendo que
recurrir a magistrados expertos en Twitter para resolver casos de
guiñol”, se lamenta el Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. “Y
no es lo mismo descubrir proclamas comunistas entre las líneas de un
tuit que hallar explosivos en las bambalinas de un guiñol”, añade.
El
Ministerio cree que podrían presentarse a las oposiciones más de diez
mil policías franquistas especializados en dramaturgia contemporánea.
Los aspirantes a juez de
titiriteros se enfrentan a un temario muy denso que incluye asuntos
extremadamente complejos, como “La bruja Piruja, teoría, gestos y
manifiestos”, “Monjas, reyes y princesas, anatomía de la manipulación” o
“La mirada ciega del títere, claves para su lectura”.
El juez especializado en
marionetas, según explican desde el ministerio de Justicia, “ha de tener
una habilidad especial para no caer en la abstracción, y entender que
dentro de un títere hay una mano, y que detrás de esa mano hay un brazo,
detrás de ese brazo un enaltecedor del terrorismo, y aún detrás de él,
Venezuela”.
Todos los títeres residentes
en España deberán, a partir del próximo uno de marzo, pasar revista
semestral en su cuartel de la Guardia Civil más próximo. El títere
deberá viajar siempre dentro de una bolsa adaptada para su transporte en
la vía pública, opaca y sin aristas, y solo podrá ser custodiada por su
propio titiritero.
Los títeres que se muevan y hablen solos serán
arrestados. Los titiriteros que se muevan y hablen sin su títere, también.
Trabajarán junto a la Fiscalía de Twitter
historias de la frivolidad
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