No se trata de justificar a nadie. El acusado, un joven de 26 años, ya había sido condenado en 2012 por un delito de ‘robo con fuerza‘
(romper un candado o descubrir una clave secreta, por ejemplo, ya
convierte el delito de hurto en ‘robo con fuerza’).
El mismo delito: el
robo ‘con fuerza’ (que se le aplica por haber escalado una valla para
acceder al objeto a hurtar) del que se le ha acusado en esta ocasión por
robar una bicicleta infantil.
Así, un juzgado de lo penal de Palma tuvo
en cuenta el agravante de reincidencia a la hora de dictar su sentencia
y la Audiencia Provincial de la isla ha fallado contra el recurso
presentado por el joven y ha ratificado la condena de tres años y medio
de privación de libertad.
Tampoco se trata de justificar a nadie
si menciono que la bicicleta robada (que fue recuperada por la policía
menos de una hora después) se puede encontrar de segunda mano
por 16 euros, pues la cuantía económica de lo sustraído no es el
factor fundamental de lo que se juzga en estos casos, aunque sí se tiene
en cuenta.
Y mucho menos se trata de cargar contra un juzgado que ha
aplicado el castigo ajustándose moderadamente a lo que dicta la Ley.
Pero sí se trata de cuestionar la propia Ley y a los legisladores.
¿Tres años y medio de cárcel por robar
una bicicleta saltando una valla no es una pena desproporcionada? ¿Y si
no lo es, por qué están en la calle tantísimas personas que también han
‘forzado’ el sistema para robarnos millones, o cientos de millones, o
miles de millones de euros?
Es una pregunta retórica, y la respuesta
viene dada: porque la ley la redactan los que suelen cometer delitos de
este último tipo (o sus mecenas).
Insisto: no justifico a este chaval;
creo que este tipo de comportamientos no pueden quedar sin reprobación
(aunque nunca con esta ‘contundencia’). Pero es terrible comprobar en
qué tipo de país vivimos y qué tipo de código penal han elaborado los
legisladores (los políticos del régimen) para que la justicia sea
implacable, severa y ágil (menos de dos años para pasar por dos
instancias) con un ‘robagallinas’, y asquerosamente ineficiente con los
auténticos delincuentes; con verdaderos hijos de puta que no solo
expolian directamente el erario público sino que provocan la corrosión
de todo el sistema.
Tres años y medio de vida ‘a la sombra’
por saltar una valla y robar una bicicleta infantil, y Blesa, Rato,
Cristina de Borbón y esposo (esos mismos que se gastaban en menaje del
hogar el dinero donado a niños con cáncer), Bárcenas, Griñán, Chaves, Pujol, y el sursum corda en la calle (o en el yate) disfrutando de la vida.
Y aún hay quien no se ruboriza, buceando en su océano de cinismo, y presumiendo de la democracia y de la justicia en España.
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