Una muñeca de Lumidoll
EFE
Ayer leímos en distintos
medios una noticia que más bien parecía un publirreportaje: "Un local
que ofrece sexo con muñecas agota sus plazas en 24 horas".
En el cuerpo
de la noticia especifican después
que se refieren a septiembre y octubre, y dejan claro (por si están
ustedes interesados) que hay más oportunidades a partir de entonces para
que vayan.
Se trata de Lumidolls, la misma empresa que ya abrió un
burdel en Barcelona en el que ofrecían el cuerpo de una muñeca
hiperrealista para que los hombres la destrozaran a su antojo por el
módico precio de 80 euros la hora.
El Español y Código Nuevo corrieron a usar a Lily, cada uno a su manera. El primero
sólo se mofó de la brutalidad con el que otros habían tratado a la
muñeca, describiendo y fotografiando cómo la habían aplastado y
magullado hasta sacarle la silicona que contenía.
Como pueden ver en el
enlace, todo el artículo es una serie de burlas sobre la muñeca con
apariencia de mujer adulta.
El periodista asegura que no llegó a
acostarse con ella. No es el caso de Código Nuevo, donde el reportero no
sólo la usa con fines sexuales sino que hacen un reportaje llamado " Nos acostamos con una sex doll".
Lumidolls duró dos semanas abierto,
tal y como contaba (también con sorna) el periodista de El Español. Fue
todo muy divertido, como ven. Los chistes sobre el tema daban para
muchísimo. Muñecas que parecían mujeres destrozadas por las zarpas
de machos muy machos.
Empresarios tramposos que intentaban hacer el
agosto aun sin los permisos básicos para abrirlo. La picaresca española
en su máximo esplendor.
Ahora Lumidolls abre de
nuevo, esta vez en Turín, y los medios lo sacan como si fuera algo
nuevo, sin mencionar contexto ni antecedentes, sin explicar quiénes son y
qué ha hecho anteriormente esta marca en Barcelona. Es decir,
simplemente los publicitan.
En el caso de El Huffington Post, ni
siquiera comprueban que la información que les da el empresario sea
cierta, y aseguran que en Barcelona siguen teniendo sede, a pesar de que
lo último que se sabe de esta empresa que es la guardia urbana cerró el recinto.
También La Ser
se hace eco de la noticia sin contrastar nada. Hablan del color del
pelo de las muñecas, del precio, de su material resistente y de su
flexibilidad. Publirreportajes por todo sitios que se limitan a poner
por escrito lo que la empresa ha dicho que digan. Sea cierto o no.
No sé
cuántos medios han hecho exactamente lo mismo: coger la
noticia-publirreportaje de la agencia EFE y pegarla en sus webs, unas
extendiéndose más y otras cortando para no alargar.
Parece que a nadie se le ha ocurrido en estos medios (ni el año pasado
cuando abrió en España, ni ahora que ha reabierto en otro lugar) qué
papel están desempeñando en la violencia sexual contra las mujeres.
Parece que correr a hacer reportajes -con tono chistoso, claro- sobre la
violencia que un hombre puede descargar sobre una muñeca hiperrealista
es algo lícito y profesional. Es periodismo. También lo es darle
publicidad como si de cualquier actividad lúdica se refiriera.
Esas muñecas no sólo son hiperrealistas, no sólo pretenden imitar
nuestro cuerpo en tamaño, color y tacto, también están
hipersexualizadas: si además de parecerse a una mujer puede acercarse al
concepto de "mujer perfecta" que el patriarcado ha marcado en el
imaginario de los hombres, mejor.
Y no sólo se parece en lo material a
ese concepto, sino en lo intangible: la muñeca no habla, no se queja, no
dice nunca NO.
Pero de nada vale excusarse con que
son muñecas, con que no tienen sentimientos. Se trata de la
representación no ya de algo, sino de alguien: de la mitad de la
población. Justo esta mitad que ya sufre violencia sexual.
La
normalización del uso de nuestros cuerpos con noticias así alcanza cotas
estomagantes, no sólo no se detiene, sino que aumenta exponencialmente
con el beneplácito de los medios de comunicación. Esos que se dedican
supuestamente a formar e informar.
He llegado a leer
que es mejor que los puteros se "desfoguen" con muñecas que con mujeres
reales. Como si ambas opciones fueran excluyentes. Como si el putero no
tuviera disponible las dos.
Además, se contribuye con esta reflexión a
ver a los hombres como seres con un instinto que los hace necesitar,
biológicamente, la depredación sexual del sexo opuesto. Como si
se tratara de seres inconscientes que no pueden reeducarse, o como si la
misoginia no fuera algo combatible.
Si estas muñecas
excitan a los hombres es porque parecen mujeres. Si pagan 80 euros es
porque parecen mujeres. Si las destrozan y las machacan es porque
parecen mujeres.
Si dan rienda suelta a su machismo de esa forma y
previo pago es porque lo único que diferencia a esas muñecas de nosotras
es que no está penado destruirlas, pero si las destruyen es también
porque parecen mujeres.
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