El Partido Popular y Ciudadanos se han arrodillado a las idea de Vox para vaciar el contenido del término “violencia de género”, ignorando el hecho de que existe una cultura machista que agrede y asesina a las mujeres cada día en Andalucía.
“Yo
no podía respirar, yo no podía hablar porque yo no sabía hablar, porque
yo era una analfabeta, porque yo era un bulto, porque yo no valía un
duro. Así han sido 40 años”. Mujer, tú que vas a saber…
A la sombra de la violencia de género se sumó en Andalucía otros estigmas que sufrieron las mujeres populares.
Ana señaló muchos en su relato. El analfabetismo histórico de su
familia, la dependencia económica y el servilismo al que la abocó la
propia familia del agresor, que provenía de una clase alta.
Lo primero
que hizo la madre del asesino cuando Orantes fue a vivir con su familia,
fue despedir a la trabajadora doméstica que entonces ejercía sus
labores allí para que Ana Orantes asumiera ese rol.
Una joven andaluza
de orígenes pobres ocupaba ese lugar, aunque se convirtiera en su nuera.
Ese era su sitio. En el relato de Ana sería absurdo obviar que
el origen de la violencia que sufrió era su condición de mujer a la que
se sumaba sus orígenes pobres y andaluces.
Debido
al terrible desenlace que tuvo pero, sobre todo, gracias a su valentía,
a la palabra y a su relato, Ana Orantes consiguió que lo ocurrido no
cayera en saco roto. Todo el mundo sintió la pérdida como suya.
La sociedad asumió su responsabilidad frente a lo ocurrido. Andalucía lloró su asesinato como un duelo propio.
Todo el pueblo andaluz sintió vergüenza y pidió justicia. Se rompió un
silencio histórico que se había ocultado bajo la alfombra del
parricidio.
Antes de Ana, los homicidios cometidos contra un familiar en
primer grado se aglutinaban bajo este término, a pesar de que a Ana se
le mandó a callar por ser mujer, se la dejó que no creyera en las
instituciones por ser mujer y se la violentó y asesinó por ser mujer.
Así, se reformó el Código Penal y en diciembre de 2004 salió a la luz la
Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medias de Protección
Integral contra la Violencia de Género. La ley se votó por unanimidad
por todos los partidos políticos, incluido el Partido Popular.
Hoy, quince años después de esa aprobación, la sensibilidad a la que parte de la sociedad se acerca a casos como los de Ana ha cambiado,
pero las mismas dinámicas machistas de antaño se repiten en el
imaginario y en la representación política llegando, actualmente, al
Parlamento Andaluz con mayor fuerza.
Al “tú que vas a saber mujer” ahora
se le llama “denuncias falsas” y al término “parricidio”, “violencia
intrafamiliar”.
A
pesar de que -según los datos oficiales- son más de mil las mujeres
asesinadas desde 2003 en el estado español, partidos como Vox y sus
huestes: Ciudadanos y el Partido Popular; se ponen del lado del asesino
de Ara Orantes.
El PP deja atrás, por tanto, aquel compromiso que selló
en en su día aprobando la Ley de violencia de género. Junto a
Ciudadanos, la cara social de estos partidos queda, más sin cabe, en
evidencia.
Arrodillándose a la petición “petición intrafamiliar” de
Vox, tanto PP como Cs consiguen, con su nuevo planteamiento,
trasladar a Ana al lugar al que su agresor la llevó: al silencio y a la
mentira.
Eliminar el
significado de la Ley de violencia de género y difuminarlo en un cajón
de sastre en el que todo vale -incluso generar más violencia contra las
mujeres- es hacerle el juego a las nuevas manadas que se están
organizando y a los grupos de maltradores que se esconden tras el “dónde
estás, papá” de las rotondas.
Que el Gobierno andaluz no sólo no esté
poniendo frente a esta violencia, sino que sucumba a las peticiones de
asesinos y maltratadores que se esconden detrás de la ultraderecha con
claras peticiones en mano, es una violación en toda regla de los
derechos humanos.
Ana Orantes cuenta con una calle en Sevilla. La misma capital donde hoy se plantean acabar con ella y con su memoria. Tapar la violencia machista y desterrarla del lenguaje es asesinar a las mujeres más de una vez.
Sin
embargo, la calle y la sociedad ya no son la mismas gracias a mujeres
valientes como Ana y a los relatos generados desde los feminismos.
Vox
vuelve a su intento de querer tapar el sol con un dedo pero gran parte
de la sociedad está ya creyendo en palabras distintas.
Antes de Ana Orantes, los homicidios cometidos contra un familiar en primer grado se aglutinaban bajo el término parricidio. Clic para tuitear
Por Feminismo Andaluz
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