Mucho se está hablando, claro, de la denuncia de varias mujeres
contra el tenor español Plácido Domingo. Y me gustaría puntualizar un
par de cosas.
La primera, y no por obvio me lo callo, tiene que ver con la
terrible frase que Domingo utiliza en su descargo: “Las reglas y
valores por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy
distintos de cómo eran en el pasado”.
Sr. Domingo: a las mujeres nunca, ni en los ochenta ni en los noventa
ni en el siglo XIX nos ha gustado que abusen de nosotras, ni sexual ni
de ninguna otra manera; ni que nos toquen ninguna parte del cuerpo sin
nuestro permiso; ni que nos impongan las relaciones sexuales como
chantaje para nada; ni que nos violen, en general.
Lo segundo es que, ante la barbarie que evidencia su frase, muchos
han corrido a alegrarse porque, según ellos, demuestra que “España es
hoy mucho menos machista”.
Pues no.
Lo único que demuestra la frase de marras es que las mujeres
hemos podido por fin denunciar en público lo que hemos sufrido y
sufrimos. Y no lo hemos hecho a través de los medios de comunicación
tradicionales, ni de las instituciones de ningún tipo, sino de las redes
sociales.
Han sido necesarias las redes sociales –gratuitas, accesibles
y donde no se debe pedir permiso– las que han permitido movimientos
como #MeToo o #Cuéntalo en los que millones de mujeres han narrado las
violencias que han padecido y padecen.
Y eso ha cambiado la idea de
muchas sobre cómo manejarse en dichos casos.
“¿Por qué justo ahora denuncian?”, se preguntan algunos con burda suspicacia.
Pues porque afortunadamente cunde el ejemplo.
Prueba de que la sociedad española no es menos machista hoy que en
los ochenta, es que tenemos incluso un partido cuyo eje fundamental es
precisamente ese, el machismo.
Y la misoginia. Eso habría resultado
impensable hace solo diez años.
Pero además es un partido, VOX, en el
que se apoyan otros dos, Ciudadanos y el Partido Popular.
Este martes
13, sin ir más lejos, Isabel Díaz Ayuso ha declarado en la sesión de su
investidura como presidenta de la Comunidad de Madrid que ella luchará
contra el machismo “pero no contra los hombres”, dejando clara la
opinión que le merece el feminismo.
Y ni siquiera ha tenido la decencia
de citar la violencia machista, el mayor problema criminal de este país,
con asesinatos semanales y violaciones diarias.
No señores, España no es hoy un país menos machista. La única
diferencia es que las mujeres, muchas mujeres, ahora no nos callamos.
Y
no será desde luego gracias a que cunda un nuevo “feminismo” por
doquier, sino porque hemos encontrado unas herramientas para contarlo
que, por ahora, nadie nos puede negar.
Sr Domingo: No han cambiado los tiempos. Hemos cambiado nosotras.
Cristina Fallarás
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