Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


sábado, 30 de noviembre de 2019

González, un individuo que avergüenza a la izquierda




Siente uno vergüenza ajena de escuchar a Felipe González defender el régimen de Franco, aunque pretenda hacerlo comparándolo con el régimen bolivariano de Venezuela, con el único objetivo de lanzar mierda sobre Unidos Podemos.


Por muy mala que sea la política de Maduro, por mucho que uno esté en contra, por mucha aversión que tenga a su forma de hacer política, no puede aplicársele la más mínima comparación con la férrea dictadura de un general que asesinó vilmente a miles de personas, y que encarceló a otras tantas, bajo la acusación de “no compartir la ideología de un dictador criminal y asesino


El señor González se está posicionando, ya no en la derecha, sino en el fascismo. El PSOE debería recapacitar sobre este hecho, y expulsarlo del partido. Del mismo modo que el Parlamento debería ilegalizar el franquismo y todas las asociaciones, organizaciones y partidos políticos relacionados con él. En ningún país europeo sería concebible, ni la existencia de estas organizaciones, ni declaraciones como las de Felipe González. ¿Se imaginan a alguien diciendo eso mismo de Hitler o de Mussolini?


La Falange y otras formaciones de parecido corte deberían invitarle a los actos del 20-N, un día que las fuerzas de orden público debieran cargar contra todos los que  portan banderas, escudos y todo tipo de simbología del régimen que con ese encono defiende el señor González.


 Pero las fuerzas de orden público están para emplearse a fondo con la gente que reivindica derechos – derechos que están escritos con letras de oro en la Constitución que González se arroga como suya – y con hombres y mujeres indefensas que tratan de introducir una papeleta dentro de una urna.


 Las fuerzas de contención de este sistema que Felipe González defiende no van a salir a contener a la riada de fascistas que saldrán hoy, 20-N a la calle, pertrechados de navajas y de objetos contundentes.
 

Comprendo, con el alma lacerada, la aversión y la falta de entendimiento que entre Julio Anguita y Felipe González, existía años atrás. Y digo laceradamente porque yo mismo, en uno de los grandes errores hacia mis principios, creí en este deplorable individuo.


 Por tanto, puedo decir públicamente, para descargar el peso que me oprime el pecho, que estaba completamente equivocado y, aún diré más, que no es Felipe González quien me ha decepcionado, sino yo, el que se ha decepcionado a sí mismo, por no haber sido capaz de ver más allá de las palabras y los gestos de semejante personaje. 


Pido perdón a mis compañeros de la izquierda por no haber estado donde debería haber estado, y por haber rebatido posiciones con las que hoy no puedo estar más de acuerdo. 







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