O
por su falta de voluntad, pero, como no somos equidistantes, lo
primero es felicitarnos porque en la batalla por la supervivencia
política de los dos líderes ayer emergentes haya resistido quien
venía del 15M, la gran movilización social de 2011 contra las
consecuencias de una crisis económica que empobreció a casi todos
para enriquecer aún más a unos cuantos millonarios.
Y
que quien haya tenido que retirarse sea el que decidió buscar votos
cultivando la crispación en Catalunya y la división entre los
catalanes, alimentando con esa estrategia unos odios que, en el resto
de España, promovieron irresponsablemente los dirigentes del PP
desde que perdieron las elecciones generales de 2004.
Pero
hoy, lo que nos interesa es el historial electoral de Iglesias y
Rivera, para lo que debemos abandonar simpatías o antipatías y
trabajar con números. Si dibujamos los cuatro años de éxitos y
fracasos, más de estos que de aquellos, podremos imaginar las
oportunidades que la aversión que ambos se han profesado les hizo
perder.
Según
la información electoral que aportan el Ministerio del Interior y El
País, este digital para los datos relativos a 2019 10N, los votos
totales conseguidos por ambas candidaturas fueron los siguientes:
Analizaremos
ahora los destructivos efectos que la Ley Electoral vigente, la
LOREG, ha provocado en las candidaturas de ambos líderes.
Por
tanto, en las cuatro elecciones generales celebradas desde 2015 las
candidaturas dirigidas por Rivera e Iglesias han sufrido la
tergiversación de un total de 6.270.678 votos. Se trata de votos
recibidos que, por efectos de la LOREG, no se han convertido en
escaños, y suponen el 20,06% de los 31.252.552 votos totales
obtenidos por ambas candidaturas.
En
el lado de los beneficiados por la LOREG, el
bloque PP + PSOE ha conseguido que se tergiversaran, pero a su favor,
7.513.511 votos, lo que significa que, además de “robar” a
Iglesias y Rivera los 93 escaños que correspondían a los 6.270.678
votos citados, también
“robaran” a otras candidaturas, igualmente perjudicadas, los
escaños equivalentes a 1.242.833 votos (la diferencia entre
7.513.511 y 6.270.678).
Traducidos
los votos a poder parlamentario, LOREG mediante, se desglosan a
continuación los escaños de ambos partidos.
Por
último, en el siguiente cuadro y su gráfico se incluyen los escaños
que las candidaturas dirigidas por ambos políticos habrían
conseguido si la LOREG respetara el artículo 14 de la Constitución
o, lo que es lo mismo, si todos los votos tuvieran el mismo valor a
la hora de convertirse en escaños.
Las
diferencias sucesivas entre fuerza electoral, o votos en las urnas, y
poder parlamentario, o escaños en el Congreso, en ambos casos de los
acumulados por las dos candidaturas y que han sido del 8,17% (2015),
del 5,92% (2016), del 3,59% (2019-28A) y del 9,71% (2019-10N),
certifican la desigualdad, en tanto que violación de la
proporcionalidad electoral, que, por bloques, implica la LOREG.
Si
hay un caso que recuerda al partido de Rivera es el del CDS, el
partido político que Adolfo Suárez organizó tras su salida de UCD
antes del golpe de Tejero. Concurrió a las elecciones generales de
1982, 1986 y 1989, consiguiendo 2 + 19 + 14 = 35 diputados en total,
pero que deberían haber sido 10 + 34 + 30 = 74 si la ley electoral,
en este caso la que el propio Suárez aprobó en 1977, hubiera
respetado la igualdad y la Constitución y, por tanto, no hubiera
sufrido la tergiversación de 2.178.360 votos en total.
En
el caso de Ciudadanos, tras cuatro elecciones generales los votos
tergiversados en su contra han sido de 2.778.732 y los escaños que
le habrían correspondido 180, y no los 139 atribuidos por la LOREG.
Sin
duda, el fracaso de Ciudadanos el 10N y la dimisión de Rivera han
supuesto tal alegría íntima para Iglesias que, es probable que más
que cualquier otro factor, sea lo que le ha impulsado a unir el
futuro de Podemos al del PSOE, sin otras condiciones que una
vicepresidencia y algunos ministerios.
El coste eventual de esta
satisfacción, que en cualquier caso implica un riesgo político nada
despreciable dado que lo de Catalunya está más lejos cada día de
una solución que le sirva a Sánchez, es que Iglesias haya perdido
al único aliado objetivo que podía tener para exigir una reforma de
la LOREG que deje de “robarle” escaños y subvenciones ganadas en
buena lid.
Y no consta que tal reforma esté entre los detalles del
acuerdo entre Iglesias y Sánchez.
El
fiasco del 10N ha sido tal que hasta los de Abascal han tenido la
suerte de que la LOREG solo les haya “robado” un escaño. La
misma ley y el mismo día que a UP… le “robaba” 18 escaños y
14 a Ciudadanos.
Como
no cabe ninguna duda que para lo único que votamos es para poner
nombres de partidos políticos y candidatos a los escaños,
tergiversar
votos significa que, con la ley en la mano, los votos entregados a
unas candidaturas terminen sirviendo para sumar escaños de otras.
Las
consecuencias políticas de la tergiversación legal de los votos son
incalculables, pero, en cambio, se pueden contabilizar las
económicas, en términos de subvenciones no recibidas. Pero esta
perspectiva se abordará en una nueva entrega de esta serie de
trabajos sobre la LOREG.
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