Los bancos no se preocupan de las personas mayores.
Tengo 84 años y hoy he ido al banco a Ciudad Rodrigo desde mi pueblo, a
17 kilómetros. Toda la vida estuve en el Castilla, después Popular y
ahora, Santander. Desde que todo está aglutinado en el Santander no
había entrado. Y el ‘bautizo’ ha sido terrible.
Llegue y había
una máquina para sacar número. Había una pantalla que no veía lo que
decía. Mi DNI no tiene lectura electrónica, por lo que no lo lee, así
que tenía que poner mi nombre y número en un teclado, que como pueden
imaginar, no acerté a escribir, menos mal que me ayudo una joven del
banco.
Por fin, la máquina me dio el número 62, dos minutos más
tarde que hubiera llegado, no habría podido sacar mi dinero, solo te dan
número hasta las 11.00 horas. De hecho, una mujer, como yo también
mayor, llegó a las 11.10 y ya no le dio número.
Preguntó que dónde podía
sacar dinero, le dijeron que si tenía tarjeta de crédito, dijo que no
.
La respuesta que le dieron fue que hasta el lunes, hoy es viernes, ya no
le pueden dar su dinero.
¡Qué voy a hacer! dijo. Nadie le supo dar una
respuesta.
Volviendo al número, tenía el 62 y en la pantalla
estaba el 42. No había asientos y aquello era una algarabía. Tardé una
hora, real, en pasar por caja para sacar mi dinero. Soy jubilado, el
tiempo es algo que ahora tengo a raudales.
Por mi trabajo, he
manejado dinero. Cuando ibas al banco te trataban como a una persona,
más que nada porque el producto con el que ellos trabajan es el dinero.
Para ser exactos, nuestro dinero, con este ‘material’ ellos negocian.
Ahora, me he sentido como un número y me dio la sensación de que eran
ellos los que me hacían un favor a mí.
No tengo móvil, no tengo
Internet, desde hace dos años no conduzco, me ponen hora para sacar el
dinero, no veo a escribir… No soy viejo, soy mayor y me han hecho sentir
viejo…
¿Dónde está el trato al cliente? ¿Sólo en el móvil? ¿Sólo en el
ordenador? Eso no es trato al cliente, es ponernos barreras.
Está
muy bien el avance y las nuevas tecnologías, pero también tendremos
algún derecho nosotros, los que hemos vivido como ha evolucionado todo
tanto. Señores del Santander yo he visto arar con burros y ahora, los
agricultores manejan sus ‘aperos de labranza’ con el móvil a través del
satélite.
Nosotros, los que nos hemos quedado rezagados con las
tecnologías, tenemos derecho a que nos sigan atendiendo como personas…
¿No dicen que los bancos ganan tanto? Pues que destinen ese dinero a
contratar a personas.
Una cosa les digo, serán pocos años los que tengan
que atender a personas como yo, porque nos morimos, es ley de vida, y
los que vienen por detrás, seguro que ya se han adaptado.
Vivimos
la Guerra, la posguerra, los años del hambre, empezamos a crecer, a
tener un negocio, a pensar que éramos productivos y pintábamos algo,
pero resulta que para ustedes solo somos viejos.
No señores del
Santander, no soy viejo, solo soy mayor.
Si les digo, que dos de sus trabajadoras, fueron muy amables y eficaces pese al caos que había allí a las 11.00 de la mañana.
No quiero terminar sin decir que vivo muy bien en mi pueblo, pero es
normal que nos vayamos a la ciudad, porque nos echan.
Cada vez es más
difícil vivir en un pueblo pequeño.
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