
Me llamo Araceli Álvarez
de Sotomayor y me dedico a escribir comedia. Sin embargo, a veces me
toca escribir cosas tristes, como la historia de Mica, una perrita
maravillosa a la que llevamos más de tres años intentando salvar de su
destino maldito.
Mica es una american stanford, una de
esas mal llamadas razas peligrosas o PPP. Tiene cuatro añitos y lleva
casi la totalidad de su existencia en soledad.
Recuerdo el primer día que la vi como si fuese hoy. Fui a
trabajar un día cualquiera y de repente estaba allí, metida dentro de
la nave industrial colindante a los platós de la serie La que se avecina.
Estaba triste y muerta de frío. "Esta perrita no estaba aquí antes",
pensé. Inmediatamente, me entró un escalofrío: otro caso de abandono
respaldado por la ley, esa ley vergonzosa que tenemos en la mayoría de
las comunidades autónomas de nuestro país, donde supuestamente, si un
perro tiene comida, agua y un techo, no está maltratado.
Dejé pasar
varios días y entonces me di cuenta: efectivamente, no era una perrita
que había venido por alguna circunstancia a pasar unos días. Mica había
venido para quedarse.
Comencé a preguntar a todo el
mundo sobre ella y me contaban historias sobre esa nave: inspecciones
policiales por asuntos de drogas, un dueño raro que iba y venía…
Finalmente, y tras intentar, sin éxito, coincidir con ese señor,
decidí dejarle una carta escrita para intentar pedirle que cuidara
mejor a su perrita.
Recuerdo que metí la carta dentro de una bolsa de
plástico, por si llovía, e hice un nudo con las asas en la reja, para
dejarla allí colgada y que la viese.
En la carta venía a decirle que yo
podía sacar a su perra todos los días a dar un paseo a la hora de comer,
que me daba mucha pena verla siempre ahí, triste y sola, y que por
favor me llamara. Le dejé mi número pero nunca me llamó.
Siguieron pasando los días hasta que una mañana hubo suerte y conocí al que de ahora en adelante, llamaremos el susodicho.
Era un tipo de edad media, cuarenta y cinco años más o menos, con una
pinta normal, y tenía una actitud evasiva.
Me vino a decir que había
leído mi carta pero que la perra estaba allí para vigilar y que no me
podía dejar sacarla a pasear. ¿Para vigilar? ¿Por qué seguimos pensando
en este país que los perros son guardias de seguridad?
Si alguien quiere
entrar en una nave o en una finca, le basta con envenenar al perro con
un trozo de carne, hay gente que lo ha hecho toda la vida y que
seguramente lo seguirá haciendo mientras la ley lo ampare.
Ahí
comenzó una lucha incesante por el bienestar de Mica, le ofrecí dinero
para que me la cediera, lo llamé con diferentes excusas, incidiendo en
lo mismo, hasta que un día me colgó el teléfono y me dijo que dejase de
insinuarle que maltrataba a "su animal".
MICA busca una familia
*
Me llamo MICA. Soy una perrita maravillosa y necesito alguien que quiera
adoptarme para darme el amor que nunca he tenido. Tengo 4 años en los
que he estado abandonada en una nave industrial hasta que mi dueño ha
decidido que ya no quiere hacerse cargo de mí. Estoy esterilizada y muy
buena con niños, por lo que soy ideal para cualquier tipo de hogar.
Una
tarde, al salir de trabajar y acercarme a ver a Mica, estaba allí la
actriz Nathalie Seseña, la dulce y particular Nathalie. Yo no la conocía
mucho, pero me caía muy bien y comenzamos a hablar.
Ella, por su parte,
también había estado haciendo esfuerzos por razonar con ese hombre
sobre el estado deplorable de Mica y sobre la necesidad de darle otra
vida.
Desde entonces hasta hoy, las dos hemos ido de la mano en esta
horrible tortura. Ver cada día a una perrita sola, triste, temblando de
frío, con heridas en la piel por una alergia producida por un pienso de
mala calidad, era realmente desolador.
Muchos días he
entrado a nuestra sala de guion llorando de impotencia y mis compañeros
me han tenido que consolar porque había que escribir comedia.
La
pena y la ira (porque reconozco que ante estas situaciones siento mucha
ira) se apoderaban de mí.
Ira, por un sistema deficiente que encubre el
maltrato y el abandono en sus múltiples formas.
Ira, por una ley de PPP (Perros Potencialmente Peligrosos) que demoniza a unas razas que no tienen nada diferente a cualquier otra.
Ningún perro nace peligroso, somos los seres humanos quienes, con
nuestra negligencia, podemos hacer que un perro llegue a ser agresivo.
No
nos equivoquemos, maltratar no es solo colgar a un galgo de un árbol.
Maltratar es también dejar a un perro -un animal que es absolutamente
gregario- olvidado en una nave, o atado a una cadena, o metido en un
piso sin salir más que a hacer un pis alrededor de una farola porque
nosotros tenemos el capricho de tener un perro y, al fin y al cabo,
nosotros somos lo más importante, qué importan ellos, si están a nuestro
servicio.
Maldita arrogancia la del ser humano que destroza y tortura
las vidas de otros seres.
A veces deseo que nos extingamos para dejar el
planeta en manos de quien de verdad lo merece: los animales no humanos.
Nathalie
y yo estuvimos persiguiendo al susodicho para que nos dejase meterle a
Mica una cama y limpiarle la habitación donde dormía, pero él ponía
excusas. Hasta que se vio tan comprometido que no tuvo más remedio que
dejarnos; sobre todo, porque Nathalie es "famosa" y eso sigue causando
impresión a ciertas personas…
Así que nos dejó entrar. Nathalie barrió y
fregó aquella habitación repugnante y fría, y yo hice una camita con
edredones que Mica recibió con la mayor de las alegrías.
Ver a aquella
perrita tenderse en esa cama y quedarse sorprendida porque era blandita
fue un momento emocionante. Puede parecer una chorrada, pero para
nosotras era un logro.
Recuerdo que Nathalie le dijo a él una vez: "¿Tú
podrías dormir en esta habitación?". Y él le contestó: "A mí no me digas
esas cosas porque me dan igual, yo soy cazador". Con eso lo dijo todo…
Un
día vimos movimiento en la nave. Había ido a vivir allí una familia de
Colombia y era gente maravillosa. Teníamos una esperanza, Mica estaría
acompañada. Además llevaban un pastor alemán. Ilusas de nosotras,
pensamos que estaría esterilizado, que alguien habría tomado la
precaución de tener en cuenta que Mica no lo estaba (porque, claro, eso
cuesta dinero).
Pero no, un día al entrar al trabajo lo vi: Mica estaba
embarazada. Un calor me subió por el estomago hasta la cara: ¿cómo podía
haber sido tan inconsciente ese tío de dejar a la perra con un macho
sin esterilizar?
Me llené de ira, de odio, de rabia, de incredulidad, de
todos esos sentimientos negativos que se apoderan de mí cuando veo
estas cosas. Llamé a Nathalie y se lo dije, y no se lo podía creer.
Ahí
comenzó otra odisea, la odisea de sacar adelante esa camada, de
alimentar a los cachorros, de vigilarlos… Afortunadamente, la señora de
Colombia, Nelly, hizo un esfuerzo enorme para que sobrevivieran.
Ella
les daba la comida y los cuidaba, nosotros íbamos a verlos al salir del
trabajo. Nathalie convenció a los demás actores, como Víctor Palmero,
Jordi Sánchez o Fernando Tejero, para hacerse fotos con ellos, y así
intentar conseguir adoptantes.
Hablamos con un montón de protectoras y finalmente Nueva Vida acogió
a la camada.
Pero hasta que pudimos separarlos de su madre, pasamos dos
meses horribles, en los que los perritos se escapaban de la nave a un
polígono por el que pasaban continuamente coches que podían
atropellarlos.
Recuerdo dormir fatal y llegar al trabajo cruzando los
dedos para que todos siguiesen vivos. Mica tenía heridas terribles en
las mamas, que Nelly le curaba como podía (por supuesto, llevarla al
veterinario ni se barajaba). Durante todo ese tiempo, nosotras compramos
un pienso especial para Mica y sus cachorros, porque el susodicho no lo
hacía.
El día que nos llevamos a los cachorros a
Nueva Vida, tuve que pedir un favor a dos amigos para que fuesen al
polígono y los recogiesen, ya que era demasiado duro quitarle sus
pequeños a Mica y despedirnos de ellos, después de todo lo sufrido para
sacarlos adelante.
Todo parecía haber quedado en
calma, pero el pastor alemán enfermó de un cáncer fulminante y tuvimos
que llevarlo a eutanasiar. Mica volvía a quedarse sola. Además, la
familia de Colombia cada vez estaba menos allí.
Nelly se fue a vivir a
otra casa y Mica ya no estaba atendida. Después de tres años, volvíamos
al punto de partida. No había descanso para nosotras, Mica nunca
encontraría la estabilidad.
Hace unos meses, recibí la
llamada de uno de los hijos de Nelly: el susodicho había alquilado la
nave a unos chinos que no querían la perra allí, y ellos no podían
cuidarla más porque trabajaban mucho y su madre, que era la que de
verdad podía atenderla, ya no estaba allí.
El susodicho le había pedido
que buscase alguien para quedarse con la perra, o ya vería él que hacía
con ella… Gustavo, así se llama el chico, me dijo que la perra estaba
encerrada en un garaje, sin salir, hasta que su dueño decidiese qué
hacer con ella, y que me llamaba a mí por si yo podía cogerla, que se
temía lo peor.
Llamé de inmediato a ese señor
y le dije que, por favor, me diese a Mica, pero que necesitaba unos
días para encontrar un refugio. Estuve durante dos días llamando sin
parar a todos los refugios de España y nadie la podía acoger porque, por
desgracia, todos estaban saturados.
Sobre todo, con PPP, condenados de
antemano por la ley. Y luego las autoridades pretenden vendernos que no
se abandonan tantos perros como dicen los albergues…
Estaba desesperada, el tiempo pasaba y la vida de Mica peligraba. Finalmente, contacté con El Arca de Zeus y
allí estaba Pablo, un ángel que se conmovió con esta historia.
A pesar
de tener lista de espera de dos años, y dado que temía por su vida, me
dijo que podía llevarla.
Mica está allí actualmente y Pablo y su equipo
siguen trabajando con ella, pero ya está preparada para encontrar ese
hogar definitivo que le dé el amor que necesita y le devuelva la
dignidad que su anterior dueño le quitó. ¿Quieres darle tú ese hogar a Mica?

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