2020 es el último toque de atención para la humanidad. Si no somos
capaces de verlo es que estamos más ciegos de lo que creíamos.
La pandemia de coronavirus nos ha enseñado que el Estado tendrá que
duplicar el presupuesto en Sanidad en los próximos años a costa de otros
departamentos como Defensa
Con lo que cuesta un tanque y un avión se pueden construir 20 centros de salud en España
Un tanque Leopard le cuesta a España 11
millones de euros. Un Eurofighter, el
avión más moderno del Ejército del Aire,
vale 90 millones, a los que hay que sumar el mantenimiento (15 millones más por
aparato al año) y el gasto en combustible cada vez que despega en maniobras
militares, que ronda los 44.000 euros por cada hora de vuelo.
Por su parte, un centro de salud de tamaño medio como el
que se acaba de licitar hace menos de un mes en el barrio de El Ejido, León, cuesta 5 millones de
euros. Es decir, con el dinero invertido en un tanque y un avión podríamos
construir 20 ambulatorios dotados del más moderno equipamiento.
El debate sobre el excesivo gasto
militar de nuestro país en un momento en que todos los recursos deberían ser
destinados a la Sanidad pública para combatir el coronavirus está abierto. El presupuesto
en Defensa del Estado español se sitúa en más de 16.000 millones de euros anuales.
El portavoz de Esquerra Republicana de
Catalunya (ERC), Gabriel Rufián,
ha denunciado esta semana que estamos gastando demasiado en soldados, cuarteles
y material bélico mientras los hospitales no dan abasto en la guerra contra el covid-19.
Aunque España sigue
destinando la mayor parte de su inversión pública a Sanidad −un 7,91% en 2018 hasta
alcanzar los 75.435 millones de euros, el
15,14 por ciento del total y el 6,24 del PIB− la terrible pandemia de
coronavirus obligará a replantear la distribución de unos recursos siempre
limitados para un país de riqueza media como es el nuestro.
Parece algo ilógico que, tal como ha denunciado Rufián en el Congreso de los Diputados,
haya “más tanques que respiradores de oxígeno” o más balas de fusiles
de asalto que mascarillas y trajes protectores para el personal
sanitario que cada día se juega la vida con miles de pacientes
contagiados.
De esta pandemia vamos a tener que extraer importantes
conclusiones: la primera de ellas que con total seguridad habrá que
reducir el presupuesto en Defensa y aumentar el gasto sanitario por
habitante.
Todos los expertos epidemiólogos coinciden en que, con mucho
esfuerzo, el germen mortal será vencido.
El problema es que, sin duda,
vendrán otros entes biológicos tan o más letales que este y solo
aquellos países que consigan aumentar la inversión en prevención
sanitaria lograrán adaptarse a la nueva situación y reducir el impacto
de las pandemias que están por llegar.
No solo nos harán falta más y más
grandes hospitales, sino más centros de Atención Primaria
y mejor dotados como primera línea de combate. Si algo hemos aprendido
de la crisis del coronavirus es que nuestras unidades de Urgencias y UCIS
no estaban preparadas para una avalancha de enfermos críticos de
grandes proporciones.
Por eso tendremos que invertir más dinero en
centros de salud que permitirán descongestionar a los hospitales en la
medida de lo posible. También será preciso construir “arcas de Noé”, centros al estilo del recinto ferial de Ifema,
que se han revelado como una estrategia de primer orden para aislar a
los contagiados más leves. Esas arcas estarán preparadas en cada
comunidad autónoma y listas para ser abiertas cuando estalle una crisis
grave.
Pero no solo eso. El Estado español tendrá que hacer un importante esfuerzo en contratación de personal.
Harán falta miles de nuevos médicos y enfermeros, así como empleados de
la limpieza, celadores, cocineros, expertos en mantenimiento y
administrativos.
Por supuesto, a partir de ahora España necesitará hacer
acopio de mascarillas, trajes especiales y respiradores de oxígeno en
cantidades importantes. El caos de los hospitales, donde médicos y
enfermeras se han visto obligados a recurrir a bolsas de basura y gafas
de buzo como vestuario quirúrgico, es inadmisible y no puede volver a
repetirse.
También aprenderemos de ese inmenso error. Prestigiosas
empresas privadas ya se han puesto manos a la obra en la fabricación en
serie y en los próximos meses no necesitaremos recurrir al mercado
exterior porque el sistema contará con suficiente estocaje.
Todo eso va a costar monstruosas cantidades de dinero que habrá que
detraer de otros departamentos del Estado. No parece una buena idea
recortar en Educación, como demostraron los años de políticas austericidas de Mariano Rajoy, de modo que el recorte en Defensa parece una alternativa inevitable de cara al futuro.
Estos días estamos viendo cómo militares de alta graduación ofrecen
ruedas de prensa para dar el parte de guerra contra el coronavirus. Sin
embargo, no vivimos realmente un conflicto bélico, sino un grave
problema de salud pública que se resuelve con más inversión sanitaria.
La participación de la UME (la Unidad Militar de Emergencias
especializada en grandes catástrofes formada por unos 5.000 efectivos)
está siendo decisiva en la desinfección de residencias de ancianos y
calles y avenidas, pero más allá de esa misión poco más pueden hacer
contra el virus los 120.000 soldados que forman los contingentes de los
tres ejércitos españoles.
No cabe duda de que la experiencia de oenegés como Médicos Sin Fronteras, que llevan años trabajando en países del Tercer Mundo afectados por grandes plagas y epidemias, puede ser mucho más útil que la aportada por el Estado Mayor de la Defensa. No obstante, toda ayuda es bienvenida en estos momentos, también la militar.
Con todo, de cara al futuro los
recursos públicos deberán ser reorganizados. Si queremos sobrevivir como país
frente a la amenaza invisible de los coronavirus y otros entres microbianos que
están todavía por llegar tendremos que cerrar algunos cuarteles y abrir mejores
hospitales.
Otra consecuencia directa del derrumbamiento del viejo mundo y del
nacimiento de uno nuevo que ha llegado sin avisar.
https://diario16.com/con-lo-que-cuesta-un-tanque-y-un-avio…/
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