La propuesta actual de que los mayores sean los últimos en salir, puede implicar otros riesgos
La polémica sobre la distribución por edad de las fases de desconfinamiento ha saltado después de que Francia plantease
la posibilidad de que los mayores de 65 años y las personas con
patologías graves siguiesen encerrados en sus casas por tiempo
indefinido mientras las limitaciones se aliviarían para el
resto de la población.
El revuelo y las acusaciones de discriminación
por edad han sido tales, que su presidente Enmanuel Macron se ha visto
obligado retirar la medida, igual que Argentina, que lo planteaba a
partir de los 70 años.
La cuestión de que los mayores de 65 años sean los últimos en
protagonizar la fase de desconfinamiento también está sobre la mesa en
España, sobre todo desde que el Gobierno anunciara que los menores de
14 años podrían salir a la calle a partir del 27 de abril.
Respecto a los mayores, Sanidad declaraba este jueves que está estudiando las medidas de alivio, pero "con prudencia" .
Mientras, el director del Centro de Coordinación de Alertas y
Emergencias Sanitarias, Fernando Simón reconocía hace unos días que el
escenario de salida para los mayores "podría prolongarse hasta el verano".
Todo está por ver, no obstante, después de la presión generada durante
la semana alrededor del desconfinamiento de menores y las protestas de las asociaciones de mayores de utilizar unicamente criterios por edad para tomar esta decisión.
Una apuesta arriesgada
"Plantear un calendario de desconfinamiento ya, y en base a criterios
de edad me parece una apuesta arriesgada sin tener si quiera evidencias
epidemiológicas de la situación actual", opina Joaquim Gea, Jefe de
Servicio del Servicio de Neumología del Hospital del Mar de Barcelona.
"Yo sería más prudente ya que el riesgo es altísimo e igual perdemos gran parte de lo que hemos ganado...",
opina el doctor. "Hay que tener en cuenta que no son solo los mayores
sino que muchos otros grupos de población como los jóvenes son
importantes vectores de transmisión".
El presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria), José Augusto García Navarro, ha pedido al Gobierno que antes de plantearse la posibilidad de una salida controlada a la calle de personas mayores se realicen estudios serológicos
entre la población con el objetivo de saber qué porcentaje de la
sociedad tiene inmunidad frente al coronavirus y, por tanto, cuántas
personas han estado ya en contacto y han desarrollado el virus.
No es la edad sino el riesgo
Pese a que todo apunta a que el SARS afecta especialmente a los
mayores de 80 años que tienen un sistema inmune más debilitado y puede
afectar también a los mayores de 60 años que tengan patologías crónicas,
para la doctora María Saínz (@MariaSainz11)
especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública "no es una cuestión
de edad sino de valorar adecuadamente el riesgo en función de la
situación epidemiológica".
Pero advierte, que esto no será posible
hasta el verano cuando se tengan los resultados del estudio del INE
sobre una base importante de la población.
"Es clave tomar decisiones seguras, no vale la pena correr el riesgo".
En cualquier caso, considera que "en ningún caso la limitación de salir de casa debería ser una obligación, sino una recomendación".
"La salud está ahora en primera línea y la gente lo entiende, no hace
falta tratar a los adultos mayores como niños", asegura la portavoz del
Colegio de Médicos de Madrid (@Icomem_Oficial),
quien recomienda que se debería evaluar la situación específica de cada
persona y su estilo de vida porque "hay gente de 70 años que está
estupenda".
Pero admite que el universo de los mayores "es un mundo
bastante novedoso y desconocido hasta hace poco, al menos en la Medicina
Preventiva".
Más peligro para los diabéticos o hipertensos
La doctora Sáinz reconoce que el confinamiento tiene efectos especialmente negativos entre patologías crónicas como la diabetes, hipertensión u obesidad para
los que los paseos son siempre recomendables. "De hecho, si es por una
causa justificada pueden y deben salir no solo ellos sino todos.
Los
médicos recomendamos que las personas mayores que puedan hacerlo salgan a
hacer la compra o a la farmacia porque esto trae muchos beneficios al
organismo.
También recuerda que los médicos aconsejan mantener una rutina de
alimentación y ejercicio saludable, aunque sea dentro de casa. Es
posible, no es necesario salir de casa para hacer deporte
y mantener el cuerpo activo, ya que esto es básico tanto para la salud
física como para la mental", asegura la doctora. "Pero los efectos del
confinamiento dependerán de su duración.
No es lo mismo que se prolongue
hasta el verano que hasta finales de año", señala, mientras recuerda
que la situación a la que nos enfrentamos "va variando cada día".
Efectos psicológicos: saber manejar la incertidumbre
Una postura similar es la que mantiene Guillermo Fouce , profesor
Psicología Universidad Complutense de Madrid y portavoz del Colegio de
Psicólogos de Madrid (@CopMadrid)
quien señala que en estos tiempos "la incertidumbre es la peor de las
compañeras".
"Nadie sabe cuál será el plan de salida y nos movemos en un
terreno tan desconocido e incontrolable, que puede generar dosis extra de ansiedad, desesperación y estrés a las personas
que viven el confinamiento, incluidas las personas mayores.
Así, Fouce
considera que de nada sirve pensar quién y cuándo saldrá hasta que no
haya una fecha aprobada porque puede generar "expectativas frustradas".
Peligro de mayor soledad o maltrato a los mayores
Fouce considera "evidente" que dejar salir antes a otros grupos de edad puede generar un malestar añadido entre los mayores
por lo que entiende que el Gobierno debe ser especialmente prudente a
la hora de tomar estas decisiones.
Además, debe esforzarse en no
provocar efectos añadidos de estigmatización a un grupo de población
concreto como son lo mayores, que ya están viéndose en tratamientos
limitados en la UCI.
Lo que proponemos desde el Colegio de Psicólogos es volcarse en pensar en un nuevo modelo de atención a las personas mayores y en especial, en la lucha contra la soledad no deseada que puede verse agravada por el confinamiento. "Hay que esforzarse en generar vínculos", opina.
También hemos detectado, aunque no hay datos, un incremento del maltrato a los mayores
tanto en las residencias, como sobre todo en el seno de los hogares,
como consecuencia de la convivencia durante el coronovirus", explica
Fouce quien considera urgente volcarse en estos aspectos y repensar el
modelo de cuidados, así como ampliar la visión que se tiene de los
mayores de 65 años, frecuentemente cargada de estereotipos negativos que
no se corresponden con la realidad.
La propuesta actual de que los mayores sean los últimos en salir, puede implicar otros riesgos
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