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La capital del mundo más afectada por el coronavirus
Una de las ciudades del mundo que más sufre la pandemia de covid-19 es Madrid: el número de muertos en la región donde se encuentra la capital de España supera el total de fallecidos en China.
El sistema económico mundial colapsó, hace una década, víctima de su
propia voracidad, de la concentración salvaje del capital y la
demolición del aparato estatal. Podría haber sido un punto de inflexión,
la oportunidad de levantar un nuevo edificio de las ruinas de un
sistema que ya provocó la mayoría de los desastres del siglo XX. Sin
embargo, la Unión Europea, como el resto de Occidente, entregado al
neoliberalismo, ese virus resiliente y letal como ningún otro que se
haya conocido en la historia, prefirió apostar por la austeridad
pública.
La crisis
La crisis que
explosionó entre 2006 y 2008 fue provocada básicamente por la avaricia:
se empezaron a vender los inmuebles lo más caro posible. La idea era obtener el mayor beneficio con la mayor rapidez y sin importar nada más.
A ello contribuyó que los bancos quisieran, como siempre, sacar tajada
del negocio. De la estafa piramidal, porque aquello era una especulación
tan bárbara que solo puede ser calificada como estafa, aunque fuera
legal.
Los unos vendían y compraban muy por encima del que debería ser
el precio real, muchas veces para vender por más y obtener jugosos y
rápidos beneficios, y los otros daban créditos a personas que realmente
no podían pagarlos. Ello hizo que la economía mejorara, los salarios
aumentaran y el desempleo bajara. Todo funcionó hasta que reventó: era una ficción.
La
espiral no solo fue responsabilidad de los actores privados, ya que los
estados podrían haber intervenido y frenado la esquizofrenia
inmobiliaria e hipotecaria, pero para entonces ya solo eran títeres, sin
estructuras ni medios, en manos de los grandes capitales y empresas. En
manos de los intereses privados. El castillo de naipes de desplomó
víctima del pánico de los mismos avaros que lo levantaron.
UE: Portugal critica a Países Bajos por su postura frente a posibles ayudas
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El primer ministro de Portugal, António Costa, calificó de "repugnante" la postura del gobierno neerlandés respecto al caso del coronavirus en España.
Occidente no aprendió nada; la Unión Europea, tampoco. Las élites
mundiales, incluidas las europeas, tan partidarias de la no intervención
estatal, en lugar de dejar caer a los que habían errado, hicieron todo lo contrario. Lo hicieron porque, en teoría, dejarlos caer hubiera sido un drama. Mentira. El drama estaba cerca de acontecer.
El austericidio europeo
En
Estados Unidos se rescataron a los bancos con 700.000 millones de
euros. Fue el principio del fin. En España el rescate a los bancos se
quedó en 60.000 millones de euros y en Italia 17.000 millones solo en
2019. Ello se debió a que Europa decidió rescatar a los bancos en lugar de a los ciudadanos. O mejor dicho, a costa de los ciudadanos. Y a quien se opuso le puso un revólver en la cabeza.
Grecia fue
el primero en plantarse. Por momentos pareció que lo conseguiría, pero
fracasó. Su movimiento era clave para el resto de países europeos,
pendiente de si aquella pequeña rebelión surtía efecto, por lo que
durante semanas el Viejo Continente contuvo el aliento. Lo contuvo entre
amenazas propias de mafiosos, pues la Unión Europea puso sobre la mesa
la opción de asfixiar a Grecia. Dejarlos morir, literalmente, de hambre.
Conmigo o muertos. Los griegos doblaron las rodillas y suplicaron a su
maltratador europeo que el castigo no fuera muy severo.
Perdieron
un 20% la renta por habitante solo entre 2010 y 2015, aumentaron el
desempleo hasta el 27%, la pobreza llegó a niveles insoportables y la
deuda pública se disparó.
En Italia se aprobó un
primer ajuste presupuestario de 79.000 millones de euros en 2011 y un
segundo de 30.000 millones de euros en 2013. La deuda quedó pagada, pero
Italia, literalmente, contempló la escasa belleza de la ruina moderna:
40% de desempleo juvenil, tasas de crecimiento escasas y auge de la
ultraderecha. Ultraderecha que ya cabalga en la Unión Europea con serias
aspiraciones a tomar las riendas.
La UE asoló el sur de Europa con su austeridad, hoy recoge los cadáveres del austericidio
El problema que se vive en España o Italia, casualmente dos de los
países más afectados por las medidas de austeridad, no es ni siquiera el
número de muertos y enfermos, sino la incapacidad para controlarlo
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