El italiano, creador de melodías como la de la película 'El bueno, el feo y el malo', es considerado uno de los mejores músicos de la historia del cine
El compositor italiano Ennio Morricone ha fallecido a los 91 años. Morricone, padre de más de 500 melodías, de La misión, Los intocables de Eliot Ness, El bueno, el feo y el malo o Novecento,
es considerado uno de los mejores compositores de la historia del cine.
El músico, que ha fallecido en la misma ciudad en la que nació, Roma,
fue galardonado el pasado 5 de junio con el premio Princesa de Asturias de las Artes
junto al compositor estadounidense John Williams. “Los dos autores
premiados han enriquecido con su talento cientos de películas.
Mientras
Morricone construyó su reputación poniendo música desde Europa al lejano
oeste americano, Williams trasladó la tradición sinfónica vienesa a
grandes éxito de Hollywood”, explicó el jurado.
La muerte tenía un precio
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Quien no ha silbado alguna vez este tema
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Tema principal de la película La muerte tenía un precio, un tema mitico compuesto por Enrio Morricone
El creador, que según la agencia de noticias italiana ANSA ha muerto por
las complicaciones derivadas de una reciente caída en la que se rompió
el fémur, siempre recordaba que el séptimo arte suponía un capítulo de
una carrera también curtida en la música sinfónica o en arreglos para
canciones.
Nació en Roma en 1928, perdió a un hermano de tres años, fue adolescente durante el hambre y la guerra,
se diplomó en trompa en el Conservatorio de Santa Cecilia y se dispuso a
enamorar al mundo con su música.
Si no, como ha dicho alguna vez,
hubiese sido ajedrecista. Mejor así: no por nada, cuatro urbes italianas
le han concedido la ciudadanía honorífica y grupos como U2, Muse o
Metallica han homenajeado su arte.
Ennio Morricone ganó su primer Oscar hace cuatro años, por la música de Los odiosos ocho, de Quentin Tarantino. A sus 87
años, subió al escenario ovacionado, recogió la estatuilla y dio las
gracias a su mujer, Maria, por soportar su “ausencia”.
Antes, había
recibido cinco nominaciones y un premio honorífico de la Academia, en
2007. El maestro creía que le faltaba al menos un galardón, por La misión. Y la leyenda cuenta que tal vez pudo haber otro: al parecer la candidatura de Érase una vez en América
fue entregada fuera de plazo.
Algunos creen que Hollywood le ninguneó
porque Morricone nunca se mudó a Los Ángeles. Y eso que un estudio le
ofreció una villa y un productor quiso asumir los gastos para que se
quedara allí escribiendo. “Amo Roma, la Roma, me gusta estar aquí”,
explicaba él.
El creador siempre se definía como “tímido”, como en esta entrevista en EL PAÍS para presentar su última gira,
donde subrayó: “No me dejo ver nunca, no me expongo, no voy a ciertas
invitaciones.
Me quedo en casa”. El compositor subrayaba que no se
dedicaba a las baandas sonoras sino “a la música para cine”. “He sufrido
mucho cuando he hecho cine, porque tenía que escribir música que
estuviera bien para mí y para el filme, el público, el director o el
productor.
Es un ejercicio de una dificultad tremenda, mis obras tenían
que mantener la dignidad”, explicó en la citada entrevista, donde
también declaró: “No sé cómo será el más allá. Esperemos que esté bien”.
Más
allá del séptimo arte, Morricone también acumuló experiencia en la
música clásica (compuso más de un centenar de piezas) y en arreglos para
canciones pop como Sapore di sale.
Hijo del trompetista Mario Morricone, empezó a componer a los seis años
e ingresó en el conservatorio a los 12.
En 1956 se casó con María
Travia, con quien permaneció durante toda su vida. “Cada vez que
compongo siento una gran responsabilidad, porque quiero probar algo
completamente original y que a la vez sea entendido”, afirmó en otra
entrevista con este diario hace unos años.
“Esa es mi firma, mi meta, mi
principal deseo”.
El músico, que recibió una estrella en el paseo de la
fama de Hollywood en 2016, publicó el año pasado su autobiografía,
titulada In My Own Words (en mis propias palabras).
Aunque siguió
componiendo hasta el final, el autor realizó en 2019 su gira de
despedida, un tour con el que recaló en España por última vez con tres
conciertos en Bilbao y Madrid en los que desplegó de nuevo su “música
absoluta”, un término con el que el autor definía toda una vida dedicada
en cuerpo y alma a ese arte.
El italiano, creador de melodías como la de la película 'El bueno, el feo y el malo', es considerado
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