Lazarillo
Ayer
se estrenó con la selección nacional de fútbol el hijo de uno de los
miles de africanos que llegaron a España jugándose la vida en una
patera. Su padre eligió como primer destino una localidad de todos
conocida por su excepcionalidad: Marinaleda. Ese hombre sabía que
Marinaleda era una especie de ínsula socialista aparte en la geografía
española. El alcalde de Marinaleda apoyó a ese ser humano sin papeles
llegado de Guinea Bisáu, dándole la oportunidad de trabajar en el
consorcio de la basura en la vecina localidad de Herrera. Así pudo tener
dos hijos que crecieron dándole patadas a un balón. Sus cualidades
hicieron que un ojeador del Barcelona se los llevara al club. Ansu Fati
debutó no hace mucho con el equipo blaugrana a los 16 años en un partido
contra el Betis. Ayer lo hizo con 17 en la selección española,
reafirmando sus aptitudes. Estamos asistiendo al nacimiento de un gran
futbolista que quizá muy pronto sea admirado hasta por quienes recelan
de quienes se juegan la vida por llegar a nuestras costas, pero que a la
hora de hacer patria con La Roja se olvidan de eso con tal de que
marquen goles. Cuando eso ocurra, como posiblemente ocurrirá con este
excepcional futbolista, convendrá resaltar la memoria de cómo fue
posible que Ansu Fati naciera a la vida y al fútbol. Es lo que este
Lazarillo acaba de pretender con estas líneas, sin que esta información
se subraye todo lo que sería menester. Lazarillo Ayer se estrenó con la selección nacional de fútbol el hijo de uno de los miles de africanos
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