Regresa al Teatro Campos de Bilbao con la obra 'Desmontando a Séneca'
El mediático presentador recala en la capital vizcaina con la comedia 'Desmontando a Séneca' en la que divaga sobre lo breve que es la vida y lo importante que es vivir el momento. Las tablas del teatro Campos acogen desde este viernes el montaje dirigido por Juan Carlos Rubio. "Hemos tenido que ampliar tres funciones más. Estamos encantados con la acogida", confiesa Vázquez. En una entrevista concedida a DEIA, Jorge Javier reconoce que el teatro "engancha" por ese contacto directo con el público que no aporta la televisión en la que lleva 25 años: "Me da mucha energía sentir a la gente cerca", lanza.
Se sube al escenario para desmontar al filósofo Séneca. ¿Un reto?
Lo es, pero si estoy muy contento es porque me dejo llevar por la gente que tiene criterio. He tenido esa fortuna.
¿La fortuna hay que buscarla?
Hay
que saber detectarla, aunque no me gusta utilizar el término suerte. He
sabido detectar cuando el talento llegaba a mi lado y es importante
rodearte de personas con talento, que te cuestionen y que te hagan
dudar. Por eso Juan Carlos Rubio es el autor de las tres obras que he
hecho y confío plenamente en él.
¿Contento con el resultado?
Sí, mucho.
¿El ictus que sufrió en 2019 le ha servido para dar forma a este montaje?
Sí, por supuesto. La obra se desarrolla en torno al discurso sobre la brevedad de la vida.
¿Con la que está cayendo con la pandemia tiene el montaje más sentido ahora?
Mucho
más. Después del estado de alarma cuando volvimos a ensayar y nos dimos
cuenta de que la obra tenía mucho más sentido ahora, hay una serie de
reflexiones que nos ponen los pelos de punta. Para la función todo lo
que ha pasado nos ha venido muy bien porque se habla de la brevedad de
la vida, de la importancia del aquí y el ahora, de no malgastar nuestra
vida, de no pensar en lo que sucederá dentro de un año.
Carpe Diem.
Es
que uno de los problemas que tenemos es que vivimos colgados del pasado
o pensando en lo que vamos a hacer dentro de tres años.
¿Esta obra le ha ayudado para coger fuerza a nivel personal?
No
te puedes ni imaginar todo lo que me ha ayudado. Cuando me dio el ictus
y pusieron en mis manos el texto para mí fue una escuela de vida.
¿Hay un Jorge Javier antes y después del ictus?
Me
ha marcado mucho más de lo que imaginé. Como no tuve ninguna secuela
pensé que no había sido muy grave, que había sido algo puntual. Fue con
el tiempo cuando los médicos me dijeron que fue muy grave y que podía
haber muerto, cuando fui tomando conciencia de que la muerte no solo les
pasa a los demás; nos va a pasar a todos sí o sí. Cuando tomas
conciencia de eso es cuando te entran muchos miedos.
Vivimos para morir.
Pero hay que mirar de frente y valorar lo que te ha pasado. Lo que no puedes hacer es romper el ala y vivir como si nada.
Pero es una persona fuerte, ¿no?
Llevo
muchos años yendo a terapia psicológica. Por eso todo esto me ha
servido y la terapia ha sido importante para entender las cosas y
asumirlas.
Jorge Javier es un hombre televisivo cien por cien. El teatro es otro mundo completamente diferente. ¿Cómo lo lleva?
Es
una sensación que no había experimentado nunca. Porque en la televisión
hablas a una máquina, pero en el teatro tienes al público allí,
escuchas a la gente.
¿El teatro engancha?
Muchísimo. El teatro engancha por esa energía que recibes continuamente del público.
¿'Desmontando a Séneca' es una comedia en la que también se llora?
En
la obra lloramos de emoción, reímos... Antes de que comience la función
el regidor, Manolo Alvarillo, viene y me dice: ¡Buen viaje! Y es que un
viaje en el que te montas en un coche, tienes la ruta, pero no sabemos
cómo se va a desarrollar. No sabes cómo va a ser el público, cómo va a
desarrollar.
Regresa a Bilbao con casi un lleno absoluto.
De
hecho hemos tenido que ampliar tres funciones. En principio la función
iba a ser el viernes y sábado. Y lo hemos ampliado a dos funciones más
el domingo y una el lunes.
Con la que está cayendo es motivo para estar contento, ¿no?
Muchísimo.
En Bilbao siempre me acogen bien. Recuerdo en una Semana Santa con
lleno cuatro días. Fue maravilloso y en otra ocasión, el año pasado, con
gran éxito me quedé a un mes de actuar en el Palacio Euskalduna porque
me dio el ictus. Tuve que suspender la función.
¿Y qué tiene Jorge Javier que tanto gusta al público?
Ja, ja. No te voy a contestar.
Algo tendrá, ¿no?
No
sé, no sé, a ver... Llevan viéndome muchos años y habrá mucha gente que
diga: "¡A ver qué hace este en el teatro!". Lo que me gusta es que la
gente que venga a verme no sienta que utilizo mi popularidad para hacer
teatro. De que te vaya bien depende de muchos factores.
Pero no está obsesionado con gustar a todo el mundo.
Yo
soy tal cual. Si uno deja de ser como es llega un momento en el que se
te cae la máscara. Estoy convencido de que en otra época mi manera de
trabajar no habría funcionado.
¿Lo dice por la madurez?
Sí,
y también porque supongo que cuando empecé tampoco era un presentador
al uso. Antes era un presentador más agarrado a la norma, menos
espontáneo.
Sí, sí, porque espontáneo es un rato.
(Risas) También vivíamos en otra época en el país.
Le voy a leer una frase: "Si pasas una mala racha, no te folles a un facha".
¡Ay!
Ja, ja. Esa frase la solté una noche y estaba relacionada con el famoso
'Merlos Place' en pleno estado de alarma con Marta López. La frase se
hizo viral.
Va otra: 'Sálvame' es un programa de rojos y maricones. ¿Cómo se queda?
(Risas).
Durante la pandemia había barrios de Madrid en los que ponía: Somos la
resistencia, rojos y maricones. Era maravilloso. Había una que me
mandaron que coincidió con la fiesta del orgullo que este año no se pudo
celebrar. Rojo y maricón y tan orgulloso de ser español como tú. Ja, ja.
¿No le importa que se le vea el plumero a nivel ideológico?
¿Por
qué? Habrá gente a la que no le guste, pero es imposible gustar a todo
el mundo. No me obsesiono con la gente a la que no le gusto. Contra eso
no puedes hacer nada.
¿Se arrepiente de algo que haya hecho?
Lo
de arrepentirse lo veo como una cosa inútil porque cuando haces algo lo
haces porque quieres. Repasar lo que he hecho y arrepentirme me parece
un ejercicio poco fructífero. Hay que pensar por qué hiciste eso, no
volver a caer en los mismos errores.
¿Amigo de sus amigos?
Esa frase me parece redundante. Porque se es amigo o no se es.
Bueno, algunos van de amigos y luego te la pegan.
Entonces nunca fueron amigos. Hombre, un amigo te puede fallar una vez, pero de manera puntual.
En esta vida hay que saber liberarse de cargas y malos rollos. ¿Lo hace?
Uno
de los grandes aprendizajes del ser humano es ir liberándose de pesos
que no te aporten nada y de mochilas que te impiden avanzar o que no te
reportan satisfacciones.
¿Hay líneas rojas que no se deben pasar?
Bueno, creo que llegado un momento ya sí.
El público de Bilbao es muy exigente.
Me
parece muy bien. Es lo normal. Ir al teatro es muy importante. Están
dedicando una parte de su vida a ver algo que quieres que te entretenga.
Es normal que se exija. En Bilbao hay mucha tradición teatral y es un
público que está acostumbrado a ver muchas funciones.
Me encanta la palabra resiliencia.
Gracias
a esta función he aprendido lo que es la resiliencia. Cuando se decretó
el estado de alarma nos suspendieron todas las funciones previstas.
Empezábamos una gira brutal y la tuvimos que suspender... Lo teníamos
todo listo y estando en Madrid me llamó el director para decirme que
todo se paralizaba.
Y ahí aprendimos que no se puede luchar contra cosas que se nos escapan de las manos. No merece la pena sufrir. No nos queda otra que aceptarlo. La aceptación es un término que me encanta. Tenemos que aprender a aceptar y a aceptarnos.
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