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lunes, 20 de diciembre de 2021

El triunfo de Boric consolida la profunda transformación de Chile impulsada por los jóvenes

  

  El triunfo de Boric consolida la profunda transformación de Chile impulsada por los jóvenes y frena a la ultraderecha en América Latina

  "Vengo de lejos, casi tocando la Antártida".

 Esa lejanía de los centros de poder le ha dado al ganador de las elecciones presidenciales de Chile, Gabriel Boric, la ventaja de lo desconocido y subestimado. Nació en Punta Arenas, el extremo austral del país, a unos 3.000 kilómetros al sur de Santiago, el 11 de febrero de 1986, nada menos que el año más duro de la confrontación con la dictadura del general Augusto Pinochet. 

Es, por lo tanto, un producto de la transición chilena y de una época de rupturas. El primer presidente 'millennial', combativo e ilustrado. 

Puede glosar a los poetas Nicanor Parra y Vicente Huidobro o tomarse tomarse desde el escenario un selfi con la multitud a sus espaldas, la noche de su consagración electoral.

  De madre nacida en Badalona y casado con la militante feminista Irina Karamanos, Boric nació en un hogar donde predominaba el ideario de la Democracia Cristina.

 Le tocó, como a muchos, poner en escena una constante de Chile después de los primeros 20 años de transición democrática: el conflicto generacional. Los hijos reclamaron a los padres no solo qué habían hecho durante los años de plomo. 

El reproche también se relacionó con los límites que se había autoimpuesto la Concertación para gobernar un país cuya matriz había sido forjada con código de hierro por el pinochetismo. Los jóvenes como Boric no habían vivido la dictadura y por eso se irritaban con los "autocomplacientes" y "flagelantes", como se llamaba a los sectores en el Gobierno que justificaban la moderación en aras del crecimiento económico. 

Los jóvenes quisieron imprimirle a la política otra velocidad. Boric se educó políticamente en las protestas estudiantiles que enfrentó primero Michelle Bachelet -la llamada "revolución pingüina"-, y las posteriores movilizaciones del sector que pusieron en 2011 contra las cuerdas al primer Gobierno de Sebastián Piñera.

  Pero fue en 2012 cuando alcanzó visibilidad al ganarle la dirección de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh) a la comunista Camila Vallejo, uno de los principales rostros de la protesta. No sería la primera vez que derrotaría a ese partido: de hecho, venció en las primarias de julio pasado contra el favorito, Daniel Jadue, y se quedó con el liderazgo de la izquierda. 

 El Congreso y la calle Entró en la Cámara de Diputados en 2014 como parte de la oposición desde la izquierda al segundo Gobierno de Bachelet que se nucleaba en el Frente Amplio. Algunos integrantes de ese espacio heterogéneo, entre ellos el propio Boric, supieron entonces ver con simpatía los inicios de Podemos en España. Lo consideraban una alternativa al bipartidismo.

  "Seré el presidente de todos los chilenos", afirma Gabriel Boric tras su victoria electoral ELECCIONES EN CHILE "Seré el presidente de todos los chilenos", afirma Gabriel Boric tras su victoria electoral El estallido social de noviembre de 2019 supuso un quiebre histórico en Chile. La élite gobernante y los partidos tradicionales perdieron legitimidad. 

En las calles irrumpió un nuevo sujeto político que ya no tenía apego con el pasado institucional. Boric, como muchos dirigentes de su edad, observó con simpatía la insurrección. A diferencia de muchos compañeros de ruta, consideró que el malestar debía ser canalizado institucionalmente y, por eso, contra la opinión dominante de la izquierda, apostó a favor de una Asamblea Constituyente que pudiera cambiarle el rostro a un país desigual y cansado.

 El tiempo le dio la razón y le permitió construir su candidatura cuando pocos creían en sus posibilidades.  El tropezón en la primera vuelta le ha obligado a moderar su programa. Boric supo entender la encrucijada histórica. Ante todo, no podía ganar la ultraderecha. Recibió por eso el apoyo de los líderes de la Concertación.

 A su modo, en ese gesto, los "padres" entendieron que no había otra alternativa que la de seguir a sus hijos. "Me siento heredero de una larga trayectoria histórica, los que buscaron la justicia y la protección de las libertades, esta es mi familia grande que quiero ver otra vez reunida", dijo.

 

* El pueblo unido jamas será vencido

 

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  El espejismo neoliberal que hasta entonces ponía a Chile como alumno modelo se derrumbó. 

A esas marchas, en las que la Plaza España de Santiago fue rebautizada como Plaza Dignidad, se sumó Boric, un joven dirigente con estudios inconclusos de abogacía que había comenzado a adquirir visibilidad pública en 2011 como presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. 

 Las violentas represiones ordenadas por Piñera no amedrentaron a los manifestantes.

 La crisis creció a una magnitud tal que el Gobierno tuvo que ceder y convocar a un plebiscito para que la sociedad dijera si quería que se redactara una nueva Constitución que sustituyera a la que rige actualmente y que es herencia del dictador Augusto Pinochet. 

En octubre de 2020, un abrumador 78 % aprobó la propuesta. Épica  Desde entonces, un canto se impuso en las manifestaciones: "nuestro legado será borrar tu legado". Era la advertencia de las y los jóvenes manifestantes al fallecido Pinochet y a sus admiradores, entre ellos Kast, defensor permanente de la dictadura.  

La consigna, que Boric también repetía en esas movilizaciones, hoy tiene un dejo de profecía, porque uno de los primeros legados de su presidencia será la promulgación de la nueva Constitución, que sustituirá a la que dejó Pinochet y que ya están redactando los 155 convencionales que fueron electos en mayo pasado en un proceso que demostró la metamorfosis política que estaba ocurriendo en Chile.  

El nuevo órgano, que tiene paridad de género, quedó integrado en su mayoría por militantes ajenos a los partidos políticos tradicionales, progresistas o de izquierda que designaron como su primera presidenta a la académica mapuche Elisa Loncón. Que una mujer indígena fuera electa en este cargo implicó una bisagra en la historia de los pueblos originarios chilenos tradicionalmente marginados y discriminados.

 Y fue otro de los resultados concretos del estallido social de 2019. Cecilia González, periodista y escritora. Cecilia González, periodista y escritora. Un mes le bastó a Boric para revertir, de manera contundente, los resultados. Pesó en parte el rechazo mayoritario a una dictadura que duró 17 años y que fue tema permanente de campaña porque Kast evidenció en múltiples ocasiones que su adherencia al pinochetismo seguía firme. 

 Para entonces, Boric ya se había postulado a la presidencia bajo las siglas de los partidos Convergencia Social y Revolución Democrática. Al principio su candidatura pasó desapercibida, pero gracias a una serie de alianzas comenzó a crecer y terminó participando en las elecciones primarias de la izquierda aglutinada en la coalición Apruebo Dignidad.

 El favorito era Daniel Jadue, un político de mayor experiencia, dirigente del Partido Comunista y alcalde de Recoleta (Santiago), pero el día de las internas Boric contradijo los vaticinios de las encuestas y se alzó con el triunfo. Arrasó con el 60 % de los votos.  

Así, sin que nadie lo anticipara, el diputado se convirtió en uno de los protagonistas de un proceso electoral en el que las coaliciones de centroizquierda y de centroderecha que se alternaron el poder desde el fin de la dictadura quedaron desplazadas por completo. 

 Los sondeos lo perfilaron entonces como el ganador de la primera vuelta, pero otra vez la realidad contradijo a los estudios de opinión y el 21 de noviembre Boric terminó desplazado al segundo lugar con el 25,8 % de los votos. 

El triunfo de Kast (27,9 %), el candidato xenófobo y antifeminista, sumió a los movimientos de izquierda (de Chile y de América Latina) en un clima de azoro y preocupación. Gabriel Boric derrota a José Antonio Kast y se convierte en el presidente más votado de la historia de Chile Gabriel Boric derrota a José Antonio Kast y se convierte en el presidente más votado de la historia de Chile  Pero un mes le bastó a Boric para revertir de manera contundente los resultados

. Pesó en parte el rechazo mayoritario a una dictadura que duró 17 años y que fue tema permanente de campaña porque Kast evidenció en múltiples ocasiones que su adherencia al pinochetismo seguía firme.  Por eso no deja de ser paradójico que los resultados de la elección sean exactamente iguales a los del plebiscito que puso fin a la dictadura. 

En 1988, el 55 % de los chilenos dijo "no" a la posibilidad de que Pinochet siguiera en el poder. Es el mismo porcentaje que, 33 años después, votó a Boric para presidente. Impacto  

Las elecciones de Chile concitaban la atención en América Latina porque impactan en el siempre oscilante mapa político de una región en donde en la última década fueron electos en su mayoría gobiernos de derecha y comenzaron a crecer líderes de extrema derecha como Kast, que tienen en el brasileño Jair Bolsonaro a su principal modelo a seguir.  

  Por eso, el presidente argentino Alberto Fernández fue uno de los primeros en celebrar la victoria de Boric. Ya lo cuenta como aliado junto al mexicano Andrés Manuel López Obrador; el boliviano Luis Arce y el peruano Pedro Castillo, quienes encabezan la oleada de políticos de diversas facetas de la izquierda que han ganado las elecciones en los últimos años. 

 Ahora las expectativas de los movimientos de izquierda están puestas en el avance de Gustavo Petro para las presidenciales de mayo en Colombia y, sobre todo, en la nueva postulación de Luiz Inacio Lula da Silva en octubre en Brasil. Cecilia González, periodista y escritora. Cecilia González, periodista y escritora

. ¿Qué habrán pensado anoche todas esas jovencitas que empezaron a saltarse los molinetes del metro en octubre de 2019, sin imaginarse el vendaval histórico que iban a provocar? Ya aprendieron que luchar colectivamente siempre sirve.

 Es una gran lección.  Pero para eso falta mucho todavía. 

 Ahora en Chile comienza la transición de poco más de dos meses en los que Boric designará a su gabinete y se preparará para gobernar con múltiples retos inmediatos, como el hecho de no contar con mayoría en el Congreso y enfrentar las secuelas económicas de la pandemia.

 Mientras tanto, en su primer mensaje saludó en mapuche, habló de esperanza, responsabilidad, diálogo; derechos de las mujeres, diversidades sexuales y pueblos indígenas; responsabilidad fiscal, cambio climático, democracia, derechos humanos y unidad. 

 El domingo, en cuanto se conocieron los resultados las y los chilenos que salieron a protestar en masa durante estos dos años volvieron a tomar las calles, pero ahora para celebrar.

  ¿Qué habrán pensado anoche todas esas jovencitas que empezaron a saltarse los molinetes del metro en octubre de 2019, sin imaginarse el vendaval histórico que iban a provocar?

 Ya aprendieron que luchar colectivamente siempre sirve. Es una gran lección.

 

  Cecilia González 

 

 


 

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