A veces me planteo por qué narices las
mujeres seguimos depilandonos el chumino… ¡si solo se me ocurren motivos
terribles para no hacerlo!
– Por las infecciones.
Pero vamos a ver bonita, ¿no has escuchado nunca aquello de ‘dónde hay
pelo hay alegría’? Pues en el chochamen lo mismo, sin pelo hay tristeza,
la tristeza llama a las bacterias, las bacterias al dolor, el picor y
la peste, y el dolor, el picor y la peste a los óvulos que te tienes que
meter por ahí cada noche. Con el consiguiente puteamiento al follar:
‘oye no mira, perdona cari, que esta noche no follamos porque me he
metido un óvulo que suelta antibióticos y huele a muertos’.
– Porque duele de cojones.
Y no me vengáis con hostias de que si no es para tanto y que si ya
estáis acostumbradas. ¿De verdad os apetece ir cada mes a la esteticién,
poneros ese tanga de papel, abriros de patas y que os achicharre el
chirri con la cera? ¿De verdad os apetece haceros el láser, CON LO PUTO
QUE DUELE y con lo caro que es?
– Porque pareces un bebé reborn.
No jodamos, te bajas las bragas y no tienes un puto pelo y el tío que
te va a comer el papo ve eso y hace un ‘UFFF’. A MÍ ME DA MAL ROLLITO.
Que las mujeres tenemos pelo señor, que las mujeres crecemos y dejamos
de tener eso como una muñeca, que lo que te tiene que poner es la
expedición, lo salvaje, ir en busca del león con tu lanza, sumergirte en
el Amazonas como un campeón y salir airoso de ello.
– Porque hay mucha loca de la gillette.
Sí, te has depilado alguna vez con la cuchilla, y lo sabes. No te hagas
la tonta, sabes lo que es probar en la ducha y ponerte a rasurar sin
medida. Venga a pasar la navaja, venga a trasquilar. Y te quedas sin
nada, suave, con los labios casi cantando el ‘Uajo el mar’ porque te
recuerdan a la boca de Sebastián. Pero no todo el monte es orégano,
hermana, y el pelo crece, y te quieres morir del picor. Vas por la calle
cagándote en tu estampa por haberte rasurado y por haberte puesto esos
pitillo que te cortan la respiración. Buscas las esquinas para rascar,
cualquier oportunidad es buena, rasca que te rasca. Hasta que alguien te
ve, y piensa que tienes ladillas o candidiasis. ¿Lo ves? Has conseguido
el efecto contrario, y ahora la más depilada se ha convertido en la
guarra que se tira a todo lo que se menea.
– Porque te pees. Que
sí maja, que te tiras unos pedetes que ni tu padre después de una
fabada. Los pelos del ano sirven para algo (además de para arrancártelos
cuando te limpias el culo al cagar), y es para amortiguar el sonido.
Sin pelos tus pedos se convierten en truenos infernales, y por mucho
silenciador que intentes meter a tu culo, va a sonar como el fin del
mundo.
– Porque mear es de locos.
Intenta mear con el toto depilado al 0 en un baño público, sin
apoyarte, con tacones y con las medias por las rodillas. Si no acabas
meada hasta las cejas te invito a un chupito. Inténtalo guapa, venga.
Así que venga, déjate de leches, súmate
al movimiento feminazi que tanto se lleva ahora, y déjate crecer el
pelamen. Déjate el colchoncito, déjate el arbolito, o como quieras
llamarle. O si lo prefieres, da forma a tu pelete y convierte tu pubis
en algo mono y divertido.
Pero POR EL AMOR DE UNA HIENA, no te depiles
los labios vaginales, recuerda, NO quieres ser Sebastián.
Firmado: Puti Jones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION