Quieren igualdad y que donde ahora hay cien hombres
haya cincuenta mujeres. Pero nadie deja su sitio. Algunas voces dicen
que necesitan pedagogía para aprender a callarse y estar en segundo
plano.
Pobres. Es que la pedagogía de nuestras bisabuelas, abuelas y madres feministas parece que no fue atendida.
No supieron (ellas, por supuesto) convencerlos de que cuidar, limpiar y
servir gratis mientras otros cobran es una gracia divina maravillosa.
Pobres. Se les enseñó a ser protagonistas. Por eso el 84% de quienes
piden reducción de jornada para criar, gratis, son mujeres. Así que o casi todas las familias de este país son de derechas y católico-apostólicas o es que son patriarcales.
Y no hace falta que nadie jure, que para eso están las cifras: en la
Comunidad Autónoma Vasca un 30% del PIB viene del trabajo que las
mujeres hacemos gratis. Lo que por pura probabilidad significa que en la
mayoría de los hogares (los vuestros incluidos) no hay una relación
entre iguales, sino entre sirvienta vs. señorito. Por tanto, el
hecho de que la mayoría de este país se defina sociológicamente de
izquierdas sólo confirma que la mayoría de este país miente sin parar.
Es curioso que la izquierda, los partidos,
movimientos y sindicatos nombren todo el rato el capitalismo como
mecanismo de explotación pero omitan sistemáticamente la explotación que
reproducen ejerciendo todos los santos días los privilegios que tienen
por ser hombres. No sólo omiten el patriarcado, tampoco son capaces de
explicarlo. Es como hablar del sistema económico actual sin nombrar al
capitalismo. (Carcajadas).
Nos llamáis para hablar de la “precarización
en el sector feminizado” (que significa “explotación por tener vagina”),
de los embarazos subrogados y úteros de alquiler pero para hablar de
democracia, justicia, economía, cultura, conflicto, deporte y tecnología
la gran mayoría sois hombres y el eje teórico macho blanco de mediana
edad.
“No hay mujeres en este ámbito”, nos decís mientras claváis vuestros huevos en mitad del espacio público.
“No hay mujeres”, decís mientras la mayoría en este país y el 60% de las licenciadas son, desde hace años, mujeres.
“No hay mujeres” porque os negáis a darnos autoridad y
poder. No tiene más misterio. No es Dios quien cada mañana prepara todo
el escenario patriarcal con sus respectivas humillaciones e
indiferencias en los medios, organizaciones, empresas e instituciones
que dirigís, habitáis o aplaudís.
No, no nos hemos topado con el chulito de turno, nos hemos topado con el patriarcado progre y revolucionario. El
80% de los invitados en los eventos de sindicatos, academia,
movimientos y partidos de izquierda son hombres. Y el 99% de los
intelectuales que estos fervientes defensores de la diversidad e
igualdad leen son hombres blancos heterosexuales. Y la heterosexualidad, queridos camaradas, no es una pulsión. Es una ideología.
Pero queréis igualdad. Y desobediencia. (Y nosotras un trago).
Resulta que el Nuevo Sujeto de la soberanía, la
democracia participativa y la revolución que estos señores plantean es
el mismo sujeto de la Revolución Francesa: hombre hetero blanco
organizado en familia heteronormativa, con propiedad en herencia y
descendencia de sangre. Y si no estamos de acuerdo y no nos
identificamos con el sujeto político ‘normal’, es decir, con ellos y sus
propuestas universales, entonces, el feminismo es un gueto.
(Carcajadas).
La desobediencia es una práctica contra la
normalidad, y el sujeto normal es hombre y es hegemónico. Hay muchas
formas de ser un cuerpo desobediente. Y muchas de ser uno hegemónico.
Si
nuestros culos no caben o no quieren caber en vuestros asientos
(organizaciones, proyectos, ritmos, esquemas) tendréis que cambiar de
asientos, no de culos.
Es obvio que allí donde vosotros veis
particularidad y parcialidad, nosotras vemos emancipación, y donde
vosotros veis universalidad, eje articulador o desobediencia, nosotras
solo vemos pollas.
Sabemos que algunos de nuestros compañeros tienen un
problema con la realidad. Sobre todo con esta. Y sabemos que la realidad
se hace y deshace, sobre todo si tienes medios y poder y la fisonomía
adecuada para tiro porque me toca, porque nosotros nacimos, nosotros
decidimos.
No recibís la gran mayoría de las invitaciones, proyectos, sueldos, propiedades, alabanzas y prestigio porque tenéis talento.
Sino porque tenéis la fisonomía adecuada para ser protagonistas de la
historia y de vuestra vida. Sujeto y Objeto de la ciencia y la
sabiduría. Primero tuvisteis a Dios (sorpresa, hombre blanco hetero y de
mediana edad), luego a la verdad (algo más peluda que Dios) y ahora al
sujeto posmoderno (otro colega de la cuadrilla).
Tenéis la fisonomía
adecuada para tener cajas, partidos, sindicatos, medios, empresas e
incluso gobiernos. Tenéis más sueldo, más espacio público, más
contactos, más títulos, más dinero y más estructuras.
Lo que no tenéis, y nunca tendréis por vuestra fisonomía, es nuestra legitimidad.
La indiferencia o sectorialización sistemática que
hacéis con lo que creamos y decimos (incluimos aquí militancia,
empresas, organizaciones e instituciones, academia, casa y calle) es
patriarcal. Es sexista. Es misógina. Es política. No es emancipadora ni
desobediente ni democrática. Y lo que es o no es política patriarcal no
lo decidís vosotros. Lo decidimos nosotras.
Exactamente igual que no damos autoridad a la patronal para decidir lo que es y no es un trabajo digno.
Este artículo lo firman mujeres del ámbito de la política, sindicatos, movimientos sociales, universidad, cultura, periodismo, empresa y bertsolarismo.
Zuriñe Rodriguez, Danele Sarriugarte, Onintza Enbeita, Irati Sarasua, Leire Palacios, Maialen Aranburu, Malen Aldalur, Josebe Iturriotz, Estitxu Garai, Günes Öztürk, Nagore Uriarte, Andrea Etxenagusia, Nagore Iturriotz, Ana Iruretagoyena, Elena Sanchez, Bea Egizabal, Irati Urkiola.
El Tornillo 1x17 - La izquierda
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Presentado por Irantzu Varela, de Faktoria Lila.
Jule Goikoetxea, Kattalin Miner, Irantzu Varela (abajo las firmantes)
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