Es una vieja táctica para solucionar
problemas. Recuerdo que Kissinger (Secretario de Estado con Nixon, la
guerra de Vietnam, los golpes de estado en Chile, Argentina…) la utilizó
en algunos casos con buenos resultados. Se trata de dejar pudrirse los
conflictos o guerras hasta el punto de que parezca que cualquier
solución puede ser buena, incluso la peor. Pues bien, no se por qué,
pero me da la impresión que Rajoy anda en algo de esto.
“Cansos, que sois unos cansos”, se dice
en Navarra. “Aburren a un muerto”, afirma en el refranero español. Se
trata de jugar a la contra, no mostrar el juego y forzar nuevas manos a
fin de que el contrario pierda los nervios, meta la pata y entonces
llevarse la partida con una pareja de sotas. Porque lo que importa no es
jugar bien, sino llevarse el gato al agua, pues lo que importa no es
que el michino sea pardo o no, sino de que cace ratones.
En la reciente encuesta del CIS
publicada hace tan solo unos días aparecen algunos datos de interés.
El
77,1% de la población piensa que la situación política es “mala” o “muy
mala”, dato este escandaloso de por sí, pero más aún teniendo en cuenta
que es diez puntos más alto que el existente en 2011, cuando surgió el
15-M. La diferencia es que ahora entran también en el paquete los nuevos
partidos, Ciudadanos y Podemos, que hicieron bandera de la regeneración
y de una nueva forma de hacer política. Junto a ello, un 90,3% de la
gente encuestada piensa que la situación política es “igual” o “peor”
que hace un año; es decir, las dos elecciones habidas y sus respectivos
procesos, no han servido sino para desmerecer aún más esta valoración.
El enfado de la ciudadanía tiene también
que ver (ambos temas están muy relacionados) con la percepción de la
situación económica. Una amplia mayoría -64,1%- piensa que esta es
“mala” o “muy mala”, y un porcentaje aún mayor -81,2%- considera que es
“igual” o “peor” que la de hace un año. Es evidente así que los
continuos mensajes transmitidos desde el Gobierno y los grandes medios
afirmando la mejora de la situación económica, el empleo y la situación
social en general, no son percibidos como reales por la población y que
ésta, por el contrario, cree que le están mintiendo inmisericórdemente.
Es un ejemplo tan solo, pero muy
ilustrativo de lo que está sucediendo. Hace tan solo unos días,
trabajadores de la empresa ZF-TRW, de Iruñea, Nafarroa, denunciaban como
tras el despido de cien compañeros/as hace tan solo cuatro meses
gracias a las facilidades dadas por la reforma laboral, la empresa acaba
de contratar a doscientos eventuales. O sea, cambio una persona
contratada fija por dos eventuales para que, así, las estadísticas de
Montoro y Báñez puedan hablar de creación de empleo, descenso de
personas en paro y aumento de afiliaciones a la Seguridad Social.
Mienten más que hablan, pero la gente –encuesta del CIS- no se traga sus
bulos.
“Teatro, lo tuyo es puro teatro,
falsedad bien ensayada, estudiado simulacro”, canta La Lupe. Debería ser
ésta la música de fondo para las ruedas de prensa realizadas por los
distintos partidos en el Congreso. Porque aquí vale todo, lo mismo
“arre” que “so”, sonrisa que ceño fruncido, alabanza que exabrupto. Las
exigencias del marketing son muy volubles.
Así, quien antes negociaba y
acordaba con unos (Ciudadanos con el PSOE), ahora lo hace con otros
(PP); quien antes hacía veinte propuestas, ministerios y
vicepresidencias incluidas (Podemos), o se autoafirmaba como paladín de
la responsabilidad de Estado (PSOE), permanecen sentados como meros
espectadores y expertos en saber qué es lo que tienen que hacer todos
los demás, salvo ellos mismos. Y mientras tanto D. Mariano, el “Canso”,
con su mera pareja de sotas, se hace con la partida. Y que no haya
nuevas elecciones, que será igual o peor.
Ruedas de prensa, comparecencias,
declaraciones… Poco se habla, sin embargo, de la multiplicación por
cientos, por miles, de casos como el de ZF-TRW, del enésimo saqueo a la
caja de las pensiones o del golpe de estado permanente (procesamientos,
suspensiones, amenazas,….) al que está siendo sometido el proceso
catalán. Bruselas exige apretar aún más la soga laboral y social sobre
el cuello de la gente –trabajadora, parada, juventud, mujeres,
pensionistas- y un nuevo ajuste presupuestario de 10.000 millones hasta
2017. Pero esas noticias las convierten los grandes medios en mera flor
de un día, mientras que los portavoces parlamentarios tampoco parecen
dar mayor importancia a todo eso. “Mi reino no es de ese mundo”, parecen
decir.
Pienso, por supuesto, que la
generalización gratuita no es de recibo. A la hora de hablar de
corrupción, no es lo mismo referirse a unos partidos que a otros; a la
hora de hablar de la responsabilidad sindical en la implementación de la
contrarreforma neoliberal (pactos, reformas,…), no son iguales unos
sindicatos y otros; como tampoco son iguales los presupuestos y
políticas de unos ayuntamientos u otros, o las ventas de humo al
pormayor que hemos presenciado. Ahora bien, dicho lo anterior, todas las
formaciones políticas y sociales de izquierda y alternativas
(incluidas, por supuesto, las más cercanas) deberían estar preocupadas
por el dato antes comentado: ¿por qué hoy la valoración ciudadana con
respecto a la situación política es incluso peor que la existente antes
del estallido del 15-M?
Y una segunda no menos importante: ¿cuáles son
las causas reales por las que se han diluido aquellas plazas llenas,
aquellas huelgas generales y movilizaciones, aquel “le llaman democracia
y no lo es”? ¿Se fueron como vinieron, cual si fueran meros fenómenos
atmosféricos, o nos corresponde parte de esa responsabilidad?
Soy optimista por naturaleza. No pienso
que la partida esté perdida, ni mucho menos. Pero para ganar es preciso,
en primer lugar, apostar por ello, no por empatar o contentarse con
perder por la mínima.
Hay que luchar para ganar y eso implica poner de
nuevo como horizonte el cambio, la ruptura, el empoderamiento social y
ciudadano. Y para ello es preciso volver situar las prioridades en su
justo lugar: acumular fuerza política, social, ciudadana, cultural….
“Todo lo demás –Jesucristo dixit- se os dará por añadidura”. Incluidas
las instituciones. Así conquistamos muchos ayuntamientos y así hay que
seguir. Los bueyes siempre por delante del carro, no al revés.
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