¿Un maltratador de animales en GH? Álvaro, juzgado y a la espera de condena

La 17ª de GH ha empezado con fuerza. Con demasiada, diría yo. A lo que ya viene siendo normal edición tras edición -broncas, pullas, besos, celos, convivencia...- se le ha sumado la petición, que ya cuenta con casi 60.000 firmas, para que Álvaro, el arquitecto que se describe como "ácido y guarrete", sea expulsado inmediatamente de la casa por, y cito textualmente, "apología al abandono y omisión de auxilio a un animal moribundo".


Las redes no han tardado en cambiar el ácido y guarrete por el "maltratador de animales". Y, señores, no sé si será un maltratador, pero Álvaro es un imbécil con mayúsculas.


La zapa tiesta surge de una charla entre varios concursantes en el jardín. Uno de ellos lanza una pregunta a Clara: "¿Qué harías si atropellas a un perro con el coche? ¿Llorarías por el galgo o por el coche?". Clara no duda en contestarle: "Cómo voy a llorar por el coche. Me paro en el arcén, me bajo del coche y le socorro.

 Hago lo que haga falta".

Pero, Álvaro no. ¿Cómo iba este señor a preocuparse por un perro atropellado cuando, y por lo que ha declarado él, las mujeres son "hembras" a las que abandona en el "mismo descampado" en el que se las ha "follado"? ¿Alguien llegó a pensar que iba a sentir más respeto o sentimiento por un perro?


 "¿A ti te preocupa el puto perro? ¿Tú llorarías por un galgo? Si yo atropello a un galgo, me bajo del coche para ver si algo me ha hecho ¡Que le den por culo al animal! ¡Que se muera!". Y se queda más ancho que largo. Ni se le movió un solo pelo de su rubia barba, ni de su larga melena. Nada. 


La salida de tono de Álvaro ha provocado la ira en las redes sociales y en los seguidores del reality, que ya en horas antes de la gala de este jueves convirtieron en TT el hashtag #ExpulsionDisplinariaAlvaro. 

Pero, parece que a la cadena amiga los exabruptos del arquitecto no merecieron ni mención, lo que encendió aún más a los espectadores y desencadenó la petición de expulsión a través de Change.org.


Álvaro es lo que es. No sé si le calificaría de maltratador de animales o de gilipollas de libro, o de machista de tres al cuarto, o de o de chulo piscinas que sólo quiere hacer gracia, sin tener ni pizca. 


Horas después de su demostración de amor por los animales, volvía otra vez a la carga. Esta vez en el sillón, a altas horas de la noche y con Pol de compinche.


Sentados en el sillón, Álvaro vuelve a hacer muestra de su amor por los animales. Le dice a Pol que si un perro no quiere salir le pones la correa y le acabas partiendo el cuello "de la fuerza". 


Y se ríe. Y el otro, más tonto que el primero, también se ríe, porque eso es lo que hacen los cómplices sin cerebro que siguen a este tipo de gentuza. 

Y sigue: "Vives en un piso de un dormitorio y el perro es demasiado grande acabas echándolo, lo tiras por la ventana..." Risitas y más risitas de dos tontos muy tontos. 


Pues sí, este el Álvaro. Insisto, todavía no me atrevo a sentenciar que efectivamente es un maltratador de animales, pero desde luego si en la vida real, en situaciones reales como las descritas fuera capaz de cumplir lo que afirma orgulloso, Álvaro debería estar condenado. Y deberían estarlo también los que se ríen, los que le aplauden las gracias sin gracia, los que se callan y agachan la cabeza.

Álvaro no puede continuar en la casa. Sé que probablemente no ha hecho nada de lo que asegura hubiera hecho, pero en un programa donde lo ven millones de personas, no se puede consentir escuchar esas barbaridades. Que las teles empiecen a dar ejemplo. 


Empiecen a educar desde la telebasura o desde lo que no lo es. Empiecen, de una vez por todas, a desterrar a personajes. Empiecen a cortar por lo sano incluso antes de que llegue la gangrena. 


Y para los que me digan que las palabras de Álvaro son en tono jocoso, que se pongan ellos la correa, que se queden ellos en el descampado, que se queden ellos en el arcén... Igual ya no les parece tan exagerado.



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