El programa de Trump es la apoteosis de la teoría del goteo: lo que es
bueno para los millonarios de su Gobierno será bueno para América,
porque su riqueza siempre acaba "goteando" y mojando de una manera u
otra al conjunto de la nación
El horror ya ha redecorado el despacho oval.
Cortinajes dorados, sofás dorados y moqueta dorada para que el rey del
colorao se sienta como en casa. Mientras media humanidad espera que
algún tipo de milagro lo detenga, el profundo programa de contrareforma
autoritaria y plutocrática que impulsa Donald Trump avanza entre golpes
de efecto y maniobras de distracción para que nos perdamos en lo
irrelevante mientras su administración decide lo importante.
Hace apenas
unas horas, comparar a Melania Trump con Jacqueline Kennedy nos habría
parecido tan extravagante como comparar a Belén Esteban con Grace Kelly,
pero hoy ya se trata como un asunto de portada.
El desconcierto es general. Los conservadores bien pensantes que le
votaron, convencidos de que el sistema le haría entrar en razón,
empiezan a desquiciarse y a deshacerse en disculpas y excusas.
Como casi
siempre, la izquierda tuitea y se moviliza con esa intensidad que tanta
falta hacía antes de la derrota, mientras se entretenían debatiendo
ferozmente si Obama había podido o no, o si Hillary era demasiado mayor,
demasiado mujer, demasiado prosistema, demasiado militarista, demasiado
liberal, demasiado lo que fuera.
En el ala liberal reina el caos. Una mitad de los
liberales el mundo, especialmente los entrañables españoles, intentan
separarse como sea de la sombra proteccionista, autoritaria y patriotera
de un Donald Trump que demoniza la globalización casi tanto como ellos
la santifican.
La otra mitad, con los españoles siempre liderando el
liberalismo mundial, busca afanosamente señales que demuestren
irrefutablemente que el nuevo presidente es un redentor venido para
salvarnos de la plaga de comunismo, colectivismo y socialismo que nos
asolaba y devolvernos el libre albedrío y la felicidad.
En su primer discurso no ha podido hablar más claro, ni resumir mejor
su programa. La culpa es de los otros, nos han robado y la solución es
defendernos. No hay más. Eso es cuanto necesita para justificar un
programa de gobierno que consiste básicamente en gastar masivamente en
los negocios de la minoría y recaudar masivamente sobreexplotando la
renta de la mayoría.
Es la apoteosis de la teoría del goteo: lo que es
bueno para los millonarios que conforman el Gobierno Trump será bueno
para América, porque su riqueza siempre acaba "goteando" y mojando de
una manera u otra al conjunto de la nación.
Hoy la
culpa de todos los males reside en la casta de Washington, los liberales
de izquierdas, los inmigrantes y, en general, todos aquellos que no son
blancos norteamericanos como ellos.
Cuando ese plan falle, y fallará
porque siempre lo hace y porque ni la grandeza, ni los buenos trabajos,
ni el bienestar social han vuelto jamás de la mano del proteccionismo y
las políticas de extracción fiscal, se buscarán un enemigo exterior a
quien imputar todas las desgracias.
Las figuras del elitismo radical
americano, como William Domhoff o C.Wright Mills si aún viviera, no
deben dar crédito ante semejante pesadilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION