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viernes, 10 de marzo de 2017

El cuidado de los mayores acentúa la brecha laboral entre hombres y mujeres


 Esta labor resta posibilidades de desarrollo profesional.



El cuidado de los mayores sigue estando abrumadoramente a cargo de las mujeres en edad laboral activa, lo que lastra sus posibilidades de encontrar empleo, de desarrollo laboral y, por ende, sus salarios. Las mujeres de entre 40 y 65 años son las que más cuidan a personas mayores, y apenas un 10% de quienes se encargan de atender a ancianos son profesionales. Al no cotizar, o cotizar menos, también se verán afectadas sus pensiones en el futuro.


La dependencia es femenina y singular. Las encargadas del cuidado son la hija o la mujer -en el caso de las parejas mayores-. Si vemos, la edad del cuidador principal, ésta empieza a a equipararse a partir de los 70 años. 


Las mujeres cuidan con mucha mayor frecuencia que los hombres, según el último informe del Perfil de las Personas Mayores en España del Departamento de Población del Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC). La pirámide de cuidadores a personas de 65 y más años con dependencia ilustra gráficamente este patrón de cuidado.
 

La persona que fundamentalmente cuida de los hombres mayores que necesitan ayuda es su cónyuge, seguida de su hija. En el caso de las mujeres mayores que necesitan ayuda se invierte el orden, son las hijas las que fundamentalmente se hacen cargo de los cuidados, seguidas de otros familiares y amigos.


Al 31 de enero de 2017, hay 367.730 personas que reciben una prestación de dependencia, de entre 300 y 400 euros, para cuidados familiares, un 34% del total de prestaciones (1,1 millones).

“Salvo que se disponga de recursos para contratar a profesionales, las mujeres suelen quedarse a cuidar a sus mayores, porque el Servicio Público llega a donde llega”, explica a bez.es Aitor Pérez Arteche, experto de la consultora Gerokon, especialista en asesoría empresarial sobre envejecimiento.

Actualmente, por la Ley de Dependencia, las tres principales modalidades de ayuda que se están brindando son una ayuda económica de entre 300 y 400 euros a personas que necesitan cuidados, una ayuda a domicilio, y un servicio de teleasistencia.

“Estas 367.730 personas que reciben la prestación, conforman una especieLa situación es mas grave aún en mujeres de entre 40 y 64 años, mujeres que ya tienen a padres grandes y enfermos, porque muchas todavía tienen hijos sin emancipar (por eso se les llama ‘generación sándwich’). de economía sumergida subvencionada por el Estado, ya que la propia administración no paga cotizaciones por ello -antes lo hacía-“, explica Pérez Arteche.
 
“La mayor parte del cuidado no cotiza, ni trabaja fuera del hogar; tienen lo que se llama un trabajo reproductivo, de cuidado de mayores o de menores, y muchas veces están fuera del mercado laboral por ese motivo.


 Así que hay casos en los que la carga laboral es enorme: trabajo fuera de casa para aquellas que lo tiene, sumado a trabajo cuidando a mayores, trabajo cuidando a menores y,  en muchos casos, con las tareas domésticas también recalando en ellas”, explica, por su parte, a bez.es Antonio Abellán, experto en envejecimiento del CSIC y responsable del informe.

“Al no remunerarse ni cotizar, al jubilarse tendrán menores prestaciones, entonces el problema es que el cuidado en general está minusvalorado, y es una discriminación contra la mujer que se haga esto”, dice Abellán, añadiendo que esta carga del cuidado repercute en la carrera laboral de mujeres que no van a poder acceder a puestos de responsabilidad que, en ocasiones, requieren estar disponible las 24 horas del día.

Una cuestión de estructura ocupacional

Si la mujer, a mismo nivel de formación, tiene menos empleo remunerado que el hombre, el experto en empleo de Economistas frente a la Crisis José Ignacio Pérez Infante considera que el caso de los cuidados es muy claro para mostrar cómo la inequidad laboral de género tiene más que ver con la estructura ocupacional española que con una discriminación salarial directa.
El grueso del cuidado recae sobre personas no profesionales en esta materia. Esto también es una muestra de la desigualdad laboral, puesto que el cuidado de mayores -al igual que el de menores de edad o hacerse cargo de tareas domésticas- es una labor que lastra la dedicación total a la profesión

“Se habla mucho de desigualdad salarial, pero si se comparan los salarios de mujeres y hombres ocupando un mismo puesto, no es tan grande la diferencia. La más importante desigualdad se da en la estructura ocupacional.


 Ellas tienen empleos de peor calidad, y en ese sentido la brecha de género es mucho mayor en España que en países del norte y centro de Europa”, señala Pérez Infante a bez.es. En España, la diferencia salarial entre hombres y mujeres fue del 14,9% en 2015, según los últimos datos de Eurostat.

Y en esa estructura ocupacional española a la que hace referencia Pérez Infante, por ejemplo, en las residencias de ancianos, los empleos de cuidado son prácticamente acaparados por mujeres. A pesar de ello, los cuidados a personas llevados a cabos por profesionales (empleados o trabajadores de servicios sociales) apenas llegan al 7% en el caso de los hombres y al 12% en el caso de las mujeres.

Es decir que el grueso del cuidado recae sobre personas no profesionales en esta materia. Esto también es una muestra de la desigualdad laboral, puesto que el cuidado de mayores -al igual que el de menores de edad o hacerse cargo de tareas domésticas- es una labor que lastra la dedicación total a la profesión, en aquellos casos en los que la mujer trabaje también fuera del hogar.

Antonio Abellán, del CSIC, coincide en este diagnóstico. “Muchas veces, esta discriminación salarial o por puestos llega porque la mujer no puede asumir más tareas, ni más responsabilidad, porque no tiene más tiempo y, por lo tanto, no puede competir por ganar un mayor salario”, señala.

“Por eso, me gustaría subrayar que la discriminación no es sólo por ser mujer sino también por cuidar“, enfatiza.


 Feliciano Tisera | bez | 10 marzo 2017



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