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domingo, 12 de marzo de 2017

Los hombres deben ganar menos por ser menos empáticos, comprometidos e inteligentes




Hemos tenido que escuchar como un eurodiputado polaco, ha declarado, y cito textualmente, “las mujeres deben ganar menos porque son más débiles y menos inteligentes”.


Me pregunto qué opinaría el Sr. Janusz Korwin-Mikke, si una eurodiputada afirmase “los hombres deben ganar menos por ser menos empáticos, comprometidos e inteligentes”.


Aunque el Sr. Janusz Korwin-Mikke no lo sepa, está comprobado que en una empresa donde hay un importante número de mujeres las metas se logran con mayor eficiencia y rapidez, resultado de factores como el compromiso, la coherencia entre lo que se dice y se hace, la confianza y el respeto, la empatía para liderar grupos de trabajo y la capacidad de trabajo.



De la misma manera informarle que en los últimos años el coeficiente intelectual de las mujeres, ha ido en aumento sobrepasando al de los hombres. Gracias a que nos hemos convertido en personas multifuncionales, potenciando nuestras capacidades profesionales, al mismo tiempo que seguir encargándonos de las labores domesticas.


Motivos no solo por los que deberíamos cobrar igual que cualquier hombre en mismas condiciones, sino siguiendo la teoría de este eurodiputado deberíamos cobrar más.


Pero no es que queramos ser más que los hombres pero si iguales.


En estos momentos, más que nunca, me alegro de no ser polaca, ya que la vergüenza e indignación de tener un representante de este calado en la Eurocámara sería máxima.


Paralelamente mi orgullo por ser española aumentó cuando fue una de nuestras eurodiputadas la que se levantó y alzó la voz ante tal despropósito.


Son tiempos difíciles para Europa, ya que debemos añadir, la presentación esta semana del Libro Blanco de la Comisión, donde se certifica algo que en alguna ocasión ya he mencionado, Europa no estaba preparada para una evolución tan rápida de modelo social unitario. Ejemplificado con intervenciones como las de este eurodiputado.


Hay que lamentar que en los últimos años la evolución hacia la igualdad en el trabajo está estancada, y especialmente en España, donde la crisis económica ha golpeado además de los bolsillos, pasos que se estaban dando en la equiparación laboral entre hombres y mujeres, no solo en lo referente al salario sino a otros aspectos relacionados con el trabajo y las relaciones profesionales.


La España que yo quiero debe ser un referente de igualdad entre hombres y mujeres, donde se midan capacidades reales y no estereotipos. La España que yo quiero debe ser una nación de ciudadanos no de sexos.


 Ana Rosa Quintana






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