Europa condena a España por la inhabilitación de Atutxa

 

 La decisión judicial pone fin a más de diez años de proceso judicial

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tras nueve años de la condena de inhabilitación y multa del Tribunal Supremo a Juan María Atutxa, ha fallado este martes a favor de este, y de los exmiembros de la Mesa de la cámara Gorka Knörr y Kontxi Bilbao, considerando que en proceso judicial se vulneró el artículo 6 del Convenio Europeo de Derechos.


Este recoge que “toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente y dentro de un plazo razonable, por un Tribunal independiente e imparcial”.


Los tres políticos vascos acudieron a Estrasburgo a reclamar contra la justicia española, que los condenó por delito de desobediencia, al negarse a disolver el grupo parlamentario Sozialista Aberzaleak, sucesor de Batasuna, mientras Atutxa era presidente del Parlamento Vasco.


La condena a España es simbólica ya que impone el pago de 1 euro a cada uno de los demandantes y otros 600 para costear los gastos judiciales, rechazando por otra parte la petición de los demandantes de que se les restituyeran además los 42.000 euros con los que fueron multados en total por la justicia europea, así como otros 10.000 por costes del proceso.
 

Con esta decisión se pone fin a un proceso que dura ya, más de diez años.

 Alejandra de la Fuente

  
España digiere las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos como quien oye llover. Pero en Euskadi, donde empiezan y terminan muchas de estas condenas, bien sea por una cambio arbitral en el cumplimiento de penas, bien por no investigar denuncias de torturas, o como es el caso de hoy por no garantizar un juicio justo, la Justicia española ha perdido su crédito.


 Juan María Atutxa, Gorka Knorr y Kontxi Bilbao han sido desterrados de la política injustamente por mantener la dignidad del Parlamento vasco. 


Resulta que hoy, otra vez, el Estado español, escoge la Justicia para perseguir problemas políticos y arremete contra los miembros de la mesa de otro Parlamento, el catalán, por defender su autonomía para tratar las cuestiones que considere oportunas.


 Esa es la lección que no aprende España.


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