Mientras
que los Cañizares de turno siguen criminalizando la homosexualidad o el aborto,
desde sus tribunas, e incomprensiblemente a alcaldes como Kichi, de Podemos,
les da por otorgar una medalla de honor a una virgen, la Iglesia Católica
cabalga a sus anchas.
Los
homosexuales proceden de familias desestructuradas, dicen y se quedan tan
panchos, contrariando lo que dice su jefe el Papa Francisco. Pero les da igual,
muchos jerarcas católicos de este país son más papistas que el Papa.
Y es que en
vez de practicar aquello de ‘dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios…’ su
afán totalitario les lleva a meterse en charcos de forma gratuita, eso sí, con
el apoyo del gobierno, también con la pasividad del PSOE (que no ha movido un
dedo para denunciar en cuarenta años los acuerdos con la Santa Sede) y
últimamente con algún podemita alucinado por la Virgen del Rosario, siguen
estando en el candelero con declaraciones y actuaciones sectarias y propias de
un Estado Católico (Nacional-Católico) y no Aconfesional.
Lo último,
si no fuera porque la cosa es seria y puede haber quien se lo crea, sería para
partirse de risa. Me refiero a la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia
Católica en España.
Esta Iglesia, con aquello de que la fe es lo importante y
lo que mueve montañas, se aleja constantemente de la razón, dejando que su
mente calenturienta siga más en la alquimia que en la física, en la astrología
que en la astronomía, en el curanderismo que en la medicina, en la Inquisición
que en la Justicia.
Ellos son así. La razón es algo secundario, lo importante
es creer. Los datos no son sino obstáculos en su camino al más supino
sectarismo y por lo tanto no son importantes. Lo importante es lo que ellos
–los prebostes católicos españoles— piensen, digan o hagan.
Es curioso
leer esta memoria anual, porque es un informe donde no hay datos, sino
opiniones, donde se aseguran cuestiones que no se demuestran y donde las
falsedades, en aras de una autoridad --para quien se la crea— investida por
ellos mismos, los obispos se crecen hasta llegar a afirmar cuestiones
indecorosas, perniciosas y falsas.
Por
ejemplo, este informe asegura que ‘la formación católica en los colegios genera
grandes beneficios, como reducir la
criminalidad, las diferencias sociales y mejorar la salud’. Eso sí, sin un
mal dato, ni tan siquiera falso, que confirme esa realidad.
No me dirán
que no es de coña. Cómo se obtiene el dato de reducir la criminalidad, y cómo
el de la disminución de las diferencias sociales. Y qué me dicen de la mejora
de la salud. ¡Qué barbaridad! ¡Qué insensatez! ¡Qué irracionalidad más
irracional!
Por si lo
anterior fuera poco, se empeñan en decir que la Iglesia aporta mucho más de lo
que recibe de recursos públicos. Hay que tener jeta. No sólo nos mienten sino
que además nos vacilan. Después de que la Iglesia recibe, según Europa Laica,
11.000 millones de euros anuales, quieren hacernos creer que ellos aportan
mucho más (hablan de un 138% más, no me dirán que no es manipulación absoluta).
No se
conforman con nada. Están acostumbrados a recibir y a poner el cazo y a decir
que ellos devuelven más. Tenemos un ejemplo clásico, el de Cáritas, ahí están
esos obispos que no hacen sino defender a Cáritas como algo suyo y resulta que
lo que la Iglesia subvenciona a esta ONG es el 2,5% de su presupuesto. Eso sí,
presumen como si fuera el 100%.
Cuentan
medias verdades o falsedades plenas y las repiten, ya conocemos esa táctica.
Pero ahí siguen, cada vez con menos seguidores, con menos vocaciones pero
mantienen su influencia gracias a los recursos públicos que nos quitan. Y el
Laicismo lejos, todavía lejos de nuestras instituciones.
Salud y
República
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