Gerardo Díaz Ferrán
saliendo de prisión y los jubilados en la calle pidiendo pensiones
dignas. Me quedo con estas dos imágenes de la semana. El expresidente de
la patronal CEOE es de los que dijo: “Estamos en una crisis muy seria y
tenemos que apretarnos el cinturón".
Fue condenado por corrupto y, al
“no poder pagar las multas”, la condena se elevó a ocho años y cuatro
meses entre rejas. Tras algo más de cinco años, ha salido de Soto del
Real.
Los trabajadores de Gerardo se quedaron muy
lejos en sus pretensiones, porque llegaron a pedir “21 años de cárcel y
20 millones de euros pendientes de cobro”. Muchos no eran ni
mileuristas, pero oyeron a su patrón decir que había que “trabajar más y
cobrar menos para salir de la crisis”.
Díaz Ferrán se lo aplicó a
rajatabla. A ellos. Saqueó la compañía, formó parte de un grupo
criminal, defraudó al fisco, blanqueó capitales, tenía tarjeta “black”,
no devolvió el dinero… Ya está en libertad.
Ahora que oímos a Rajoy pedirnos que ahorremos para el
plan de pensiones privado, conviene recordar que Díaz Ferrán es de los
que decía: "Las empresas públicas que existen deben privatizarse. Más
desregulación, más externalización de los servicios públicos".
Lo
público era para robarlo y lo privado para explotar a los currantes,
lucrarse, no pagar a Hacienda y corromperse. Los empleados de Gerardo
acabaron prestándose dinero entre ellos para poder ir a trabajar sin
cobrar a fin de mes.
En la España de los Díaz Ferrán,
de un tipo que decía que "una reforma laboral profunda calmará los
mercados", los jubilados han salido a la calle, porque les dicen que les
suben la pensión, mientras les quitan poder adquisitivo. Tocomocho.
Por
eso, hay ancianos que han dado un ejemplo de dignidad esta semana:
defendiendo lo que es suyo, lo que tanto esfuerzo les costó conseguir,
proclamando que les están mintiendo y recordándonos a su edad que, a
veces, hasta hay gente que sale a protestar para dar un toque de
atención a los que mandan. Algunos parece que lo habían olvidado.
España arrancaba la semana “movilizada” por el himno de Marta Sánchez,
con Mariano Rajoy a la cabeza. El presidente termina balbuceando en una
rueda de prensa de alto nivel en Bruselas, ayudado por los periodistas,
mientras vuelve a quedar públicamente en evidencia. Con Camps y el
obispo imputados, con lo nuevo de Gürtel, Lezo o la Púnica.
Con el país
marcando el peor dato en el ranking de corrupción de Transparencia
Internacional… Los jubilados, el gran caladero de votos de Rajoy, se
movilizan contra el presidente que les quita poder adquisitivo y les
anima a ahorrar, después de prometerles en campaña que no tocaría las
pensiones.
En la calle está Díaz Ferrán. A la calle
salen los pensionistas. Uno sale de la cárcel y no ha devuelto el
dinero. Los otros se revuelven para que nos les quiten el suyo. Los
jubilados se han movido en mitad de la parálisis del Gobierno con menos
iniciativa legislativa en democracia. Los yayos alzan la voz, por si
acaso algunos querían que solo alzásemos las banderas.
Nuestros mayores
han sido un buen ejemplo de dignidad esta semana, frente al Díaz Ferrán
de turno, que financiaba al PP, se corrompía, declaraba ante el juez con
la pulsera rojigualda y nos decía que Esperanza Aguirre era “cojonuda”.
Sí, para algunos, que todo siguiera así sería cojonudo.
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