Los neoyorquinos se pertrechan para la llegada del huracán ‘Irene’, que promete tocar tierra este sábado en Carolina del Norte y llegar a las metrópolis de la Costa Este en las primeras horas del domingo. Las autoridades han empezado a evacuar hospitales y residencias de ancianos en los vecindarios de Brooklyn que corren más peligro de inundarse y los expertos han advertido a la población que evite salir de casa, se aleje de las ventanas y no frecuente los sótanos de los edificios. En una comparecencia pública, el alcalde Michael Bloomberg ha ordenado ya la evacuación obligatoria de más de 250.000 ciudadanos de todas las áreas de la ciudad ubicadas al nivel del mar.
Los huracanes son fenómenos habituales en estados sureños como Texas o Florida. Pero mucho menos frecuentes en ciudades como Washington, Boston o Nueva York, donde ‘Irene’ podría rozar los 170 km/h y elevar el nivel del mar o de los ríos Hudson y Potomac. Por eso las autoridades han puesto un énfasis especial esta vez en sus advertencias y se han esforzado por convencer a la ciudadanía de que se prepare.
Así lo hizo Bloomberg, aún escaldado por las críticas a su respuesta a la gran tormenta de nieve del invierno. Y así lo hizo también el presidente Barack Obama, que no quiere que se le retrate como un político poco previsor como se hizo con su predecesor, George W. Bush, en la resaca del huracán Katrina. “Todos los indicadores apuntan a que éste será un huracán histórico”, dijo Obama. Y añadió: “No puedo subrayarlo suficientemente. Si usted está en un lugar por donde va a pasar este huracán, usted tiene que tomar precauciones ahora“.
Las autoridades calculan que unos 65 millones de estadounidenses se verán afectados por el paso del huracán y aconsejan hacer acopio de comida, cargar los teléfonos móviles y sacar dinero en efectivo ante la posibilidad de que los cortes de electricidad afecten al sistema electrónico de los bancos.
Los aeropuertos de Miami, Richmond y Savannah ya han sufrido retrasos y cancelaciones. Pero en las próximas horas los expertos anuncian problemas en el espacio aéreo de las ciudades del noreste del país y dicen que el huracán podría llegar a inundar los aeropuertos neoyorquinos de La Guardia y JFK, cuyas terminales se encuentran demasiado cerca del agua.
El servicio ferroviario de Amtrak ha suspendido todos los trenes al sur de Washington y la alcaldía de Nueva York ha recordado que su servicio de transporte dejaría de funcionar con vientos que superen los 55 km/h. A los expertos les preocupa en especial lo que ocurra con las líneas de metro de la ciudad, cuya evacuación llevaría al menos unas ocho horas.
Al otro lado del Hudson, el gobernador Chris Christie ha advertido a los ciudadanos de New Jersey de que hagan caso de las advertencias. “Aquí en New Jersey somos tipos duros y cínicos”, explicaba Christie el jueves, “pero un tipo duro y cínico como yo estoy aquí diciéndoles a ustedes que no sean cínicos“.
El alcalde neoyorquino ha ordenado la evacuación de los hospitales en las zonas costeras de Brooklyn y del bajo Manhattan. Por ahora, los pronósticos apuntan a que el huracán llegue algo debilitado a Nueva York, con vientos de unos 130 km/h. Pero no descartan que Irene recupere su intensidad e inunde lugares como Battery Park o los túneles que unen Brooklyn y New Jersey con la isla de Manhattan.
“Me preocupan los neoyorquinos porque piensan que les han puesto a prueba con todo pero no han experimentado nunca un huracán”, decía este viernes Nicholas Coch, catedrático de la Universidad de Queens. “La fuerza de un huracán es imparable, puede con todo y eso aún no lo han visto los neoyorquinos”.
Fuente: El Blog de Tony
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